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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
7
Intriga. Terror. Thriller Un joven afroamericano visita a la familia de su novia blanca, un matrimonio adinerado. Para Chris (Daniel Kaluuya) y su novia Rose (Allison Williams) ha llegado el momento de conocer a los futuros suegros, por lo que ella le invita a pasar un fin de semana en el campo con sus padres, Missy (Catherine Keener) y Dean (Bradley Whitford). Al principio, Chris piensa que el comportamiento "demasiado" complaciente de los padres se debe a su ... [+]
24 de marzo de 2018
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1967, el afamado director y productor Stanley Kramer, hombre de firmes convicciones liberales, endilgó al mundo un cuento de hadas sobre la problemática racial titulado Adivina quién viene esta noche. Katharine Hepburn y Spencer Tracy, en su última interpretación juntos, eran los padres de una universitaria (Katherine Houghton, sobrina de la Hepburn) que aparece un día a cenar en su casa acompañada del novio... negro. Pero claro, no era un negro cualquiera. Era Sidney Poitier, alto, guapo, elegante, culto, educado... Vamos, una perita en dulce. Por supuesto, se los acababa metiendo en el bolsillo, después de dejar bien clara la postura del realizador sobre la estupidez de la segregación racial.
Cincuenta años después, Jordan Peele, en su primera película como director, compone una versión perversa de la cinta firmada por Kramer. Una estudiante se lleva a su novio negro a casa de sus padres un fin de semana. En apariencia unos perfectos liberales blancos, los progenitores irán revelando pequeñas peculiaridades que irán agrandándose durante esos dos días en que reúnen a unos cuantos amigos y conocidos. Entre otras actividades, hay una sesión de bingo como no habéis visto en vuestra vida. Simplemente aterradora. No puedo contar más, por aquello del spoiler. El pobre Chris las pasará canutas...
Déjame salir es una excelente película de terror, original y bien contada, sin efectos especiales, sustos tremebundos o trucos de prestidigitador. La tensión va in crescendo, con apenas alguna insinuación de los horrores que nos aguardan. No en vano ganó el Oscar al mejor guión original, porque original lo es un rato, hasta el punto de permitirse interludios cómicos que, en lugar de averiar la narrativa, todavía la potencian más. El hecho de que los actores sean unos perfectos desconocidos, al menos para mí, contribuye a la credibilidad de las imágenes.
Además, Déjame salir es una descarnada y corrosiva sátira sobre la situación racial en Estados Unidos, sobre el poder ejercido por los blancos sobre los negros. Pero hay que verla para comprender lo que digo: mis labios están sellados. Tal vez la traca final, digna de una mascletà valenciana, pille un poco por sorpresa al espectador, después de que la trama se haya ido desarrollando sin grandes golpes de efecto, pero todo tiene su explicación. Sin duda una de las películas más sorprendentes de los últimos años, esperamos que Jordan Peele nos entregue su segunda obra para saber si estamos ante un autor sólido o ante un espejismo.
Eduardo
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