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5
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5.0
10,162
Ciencia ficción. Acción. Fantástico
Basada en una popular serie de animación japonesa de los años sesenta, sigue las aventuras de Speed Racer (Emile Hirsch), que parece haber nacido para conducir coches de carreras. Es un piloto agresivo y temerario. Su ídolo es su hermano, el legendario Rex Racer, muerto en un accidente durante una carrera. Speed apoya el negocio familiar automovilístico que dirige su padre (John Goodman), el diseñador del potente bólido Mach 5. Cuando ... [+]
18 de octubre de 2014
18 de octubre de 2014
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Cuando yo era pequeño, existía una serie de televisión de animación japonesa que día a día me mantenía embobado. No se si era por sus estereotipados personajes que tanto me hacían reír, por sus extravagantes situaciones, en las que siempre acababan liándose a toñas contra los malos del capítulo antes de una carrera, o por sus secuencias de conducción. Esa serie se llamaba "Meteoro", y a mi me encantaba.
Pero la olvidé, como suele pasar con muchas cosas de la infancia. Olvidé a sus personajes. Olvidé sus peleas. Olvidé sus carreras.
Y yo crecí, y me empecé a interesar por el cine. Siendo un adolescente, vi "Matrix", y me alucinó. Ya más crecido, con más conocimientos sobre el tema, volví a ver "Matrix", y me siguió alucinando. Y me comencé a interesar por sus directores. Y los hermanos Wachowski me trajeron hasta aquí.
Y, mientras veía esta película, de repente, algo olvidado volvió a mi cabeza. Y volví a recordar esos personajes, esas peleas, y, vaya que sí, esas carreras.
Esta película te lleva a otra época, en la que soñar estaba permitido, y todo valía. Es obvio que los Wachowski hicieron la película que querían hacer, que no era otra que adaptar un anime tal cual a una película de acción real. No se como convencieron al productor de turno para el desembolse de toda la pasta que tuvo que costar, pero lo consiguieron.
Lo cierto es que la cinta me transmite muchos sentimientos encontrados. Por un lado malos sentimientos, ya que considero que la película falla mucho al no intentar humanizar nada en absoluto a sus personajes o a su argumento. Y por otro lado buenos sentimientos, ya que cada vez que la veo me siento como un crío disfrutando de ese alarde tecnológico, de toda esa saturada variedad cromática que se pasea por la pantalla, con toda esa recreación de escenarios tan especialmente recargada.
Por eso el título de esta crítica va con exclamaciones e interrogaciones. Exclamaciones porque la idea era genial, e interrogaciones porque podrían haberlo hecho muchísimo mejor, si se lo hubieran propuesto.
Y, aun con todo lo malo que le encuentro a esta película, cuando llega su espectacular final, siempre acabo sonriendo como un tontito cuando escucho la sintonía original de la serie, y pienso: "Coño, que mala es. Pero, joder, ¡como ha molado!".
Pero la olvidé, como suele pasar con muchas cosas de la infancia. Olvidé a sus personajes. Olvidé sus peleas. Olvidé sus carreras.
Y yo crecí, y me empecé a interesar por el cine. Siendo un adolescente, vi "Matrix", y me alucinó. Ya más crecido, con más conocimientos sobre el tema, volví a ver "Matrix", y me siguió alucinando. Y me comencé a interesar por sus directores. Y los hermanos Wachowski me trajeron hasta aquí.
Y, mientras veía esta película, de repente, algo olvidado volvió a mi cabeza. Y volví a recordar esos personajes, esas peleas, y, vaya que sí, esas carreras.
Esta película te lleva a otra época, en la que soñar estaba permitido, y todo valía. Es obvio que los Wachowski hicieron la película que querían hacer, que no era otra que adaptar un anime tal cual a una película de acción real. No se como convencieron al productor de turno para el desembolse de toda la pasta que tuvo que costar, pero lo consiguieron.
Lo cierto es que la cinta me transmite muchos sentimientos encontrados. Por un lado malos sentimientos, ya que considero que la película falla mucho al no intentar humanizar nada en absoluto a sus personajes o a su argumento. Y por otro lado buenos sentimientos, ya que cada vez que la veo me siento como un crío disfrutando de ese alarde tecnológico, de toda esa saturada variedad cromática que se pasea por la pantalla, con toda esa recreación de escenarios tan especialmente recargada.
Por eso el título de esta crítica va con exclamaciones e interrogaciones. Exclamaciones porque la idea era genial, e interrogaciones porque podrían haberlo hecho muchísimo mejor, si se lo hubieran propuesto.
Y, aun con todo lo malo que le encuentro a esta película, cuando llega su espectacular final, siempre acabo sonriendo como un tontito cuando escucho la sintonía original de la serie, y pienso: "Coño, que mala es. Pero, joder, ¡como ha molado!".