La experiencia mística que supone tomar parte en un conflicto armado del calado de una guerra mundial es algo que nuestras generaciones, desgraciadamente, no vamos a vivir. Es por eso el mundo del cine lleva más de cincuenta años empeñado en la realización de películas ambientadas en el conflicto, como un intento de situar al espectador en medio de la acción, para que reviva en su interior una experiencia que ha vivido en vidas pasadas. Todo se trata de sensaciones, de instintos inherentes al hombre, de una guerra eterna que se libra en nuestros corazones.
Si bien este afán hace tiempo que cristalizo en experiencias casi religiosas, con la pesimista obra de Kubrick Senderos de Gloria y la poética La Delgada Linea Roja de Malick a la cabeza, siento que esta nueva cinta de Nolan supone un nuevo punto álgido en la historia del genero.
La claridad, el espacio que se entrevé, lo masivo del paisaje y de las tropas de soldados; suponen una nueva vision del conflicto, una nueva experiencia. Si bien la película fracasa a varios niveles, tanto argumental como narrativamente, el éxtasis orgiástico de las imágenes de los aviones realizando maniobras defensivas por encima del nivel de las nubes supone una nueva frontera, un nuevo punto de fuga para el genero, y solo espero que algún director con mas talento para contar historias y crear personajes heroicos coja la batuta visual de Nolan y cree la experiencia definitiva del género.