Haz click aquí para copiar la URL
España España · Jerez de la frontera
You must be a loged user to know your affinity with DavidFilme
Voto de DavidFilme:
9
Pacto siniestro
Voto de DavidFilme:
9
Intriga. Thriller. Cine negro Inspirada en la novela homónima de Patricia Higsmith. Durante un viaje en tren, Guy, un joven campeón de tenis (Farley Granger), es abordado por Bruno (Walker), un joven que conoce su vida y milagros a través de la prensa y que, inesperadamente, le propone un doble asesinato, pero intercambiando las víctimas con el fin de garantizarse recíprocamente la impunidad. Así podrían resolver sus respectivos problemas: él suprimiría a la mujer ... [+]
16 de enero de 2020 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Extraños En Un Tren" es un efectivo thriller clásico del maestro Alfred Hitchcock, considerada una de sus obras cumbres. Durante un viaje en tren, un extraño sujeto le propone a un joven jugador de tenis la comisión de un doble asesinato cruzado, que les permita a ambos deshacerse de dos personas que se interponen en sus intereses. Tras el efectivo thriller noir "Stage Fright" (1950), Alfred Hitchock se propuso hacerse rápidamente de los derechos de la recién publicada novela "Strangers On A Train" (1950) de Patricia Highsmith, asegurándose que sus agentes la adquirieran por sólo US$ 7.500. De esta forma, "Hitch" nuevamente lograba comprar los derechos de una novela a una neófita a un bajo precio, haciendo que sus agentes hicieran las negociaciones, manteniendo su nombre en secreto. Cuando luego Patricia Highsmith se enteró que era el gran Hitchcock quien estaba detrás de la compra, obviamente se molestaría. Sin embargo, ese tema no sería mayor problema para el famoso director ya que la verdadera complicación vendría a la hora de la confección del guión, en donde debió soportar el rechazo de varios y asumir la contratación de no menos de 3 guionistas hasta alcanzar resultados satisfactorios. Por ejemplo, Whitfield Cook había casi convencido a Hitchcock al convertir al personaje de Bruno del alcohólico grosero del primer borrador a un infantil junior, que odia a su padre y tiene una excelente relación con su madre, a pesar de que Cook había incluido una trama homoerótica velada entre Guy y Bruno.

Sin embargo, siguió buscando guionistas ofreciéndoselo incluso a John Steinbeck (ganador del Premio Nobel de Literatura en 1962), Thornton Wilder (ganador del Premio Pulitzer en 1928) y Dashiell Hammett ("The Maltese Falcon", 1930), se negaron por diversos motivos. El conocido escritor Raymond Chandler ("The Long Goodbye", 1953) aceptaría el desafío, pero la complicada personalidad de "Hitch" y la propia terminaron por explotar y no prosperó. Hitchcock, entonces, intentó con Ben Hecht, quien no estaba disponible, pero le sugirió contactar a Czenzi Ormonde, un joven escritor que recientemente había tenido éxito con la colección de cuentos "Laughter From Downstairs" (1948). Como Ormonde tenía un carácter mucho más manejable, Hitchcock lo mandaría a rehacer todo el guión sin leer la novela y en base a sus propias apreciaciones, bajo la supervisión de la productora Barbara Keon y Alma Reville (esposa del director), terminándolo sólo en tres semanas después de una fuerte presión del calvo realizador británico. El film se convertiría en una obsesión para Hitchcock, ya que incluso en la etapa de reelaboración del guión, el director ya había configurado en su cabeza los aspectos más emblemáticos de la cinta. Comenzando con la idea de fotografía que quería, sumando al fotógrafo Robert Burks, uno de los más grandes fotógrafos de la historia del cine estadounidense. Burks desempañaría un rol clave en el film, no sólo con su elegante concepción visual del blanco y negro clásico del noir de los 50s, sino también por saber plasmar exactamente lo que Hitchcock desea que el espectador observe de cada secuencia, sea ésta la caminata de dos extraños que coinciden en una mera y casual conversación en un vagón de tren, un estrangulamiento en un sitio eriazo, o un enfrentamiento brutal en un carrusel descarrilado a una velocidad destornillante.

En términos narrativos, el director trabaja las posibilidades del doble y falso culpable en la figura de Guy Haines y Bruno Antony. En la novela de Highsmith, se puede observar cierta atracción homoerótica entre ambos personajes, que Hitchcock diluye en el guión que finalmente aprobó, entiendo por una cuestión de gusto personal o de censura, pero lo cierto es que el principal aliciente de la relación entre ambos es la obsesión que Bruno Antony desarrolla no sólo con el acuerdo de asesinato que sólo se concreta en su mente, sino también en la persecución que hará a Guy Haines durante todo el metraje. Así, estos personajes se pasean tanto por el concepto de "doble culpable", uno el asesino obsesivo y el otro el ingenuo que comparte sentimientos criminales que no se atreve a cumplir y, por otra parte, el del "falso culpable" que supone que el psicópata que concreta sus planes criminales y se obsesiona es el verdadero y único asesino. De la misma forma, este punto nos lleva a las víctimas de asesinato, que el director presenta en contraposición, que son la despreciable ex esposa de Guy, que inicialmente pide el divorcio al tenista para luego arrepentirse al ver el éxito económico de éste y ser abandonada por su amante, de quien espera un hijo que pretende presentar socialmente como su hijo.

Seguir abajo:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
En tiempos en que el morbo por el asesinato femenino no tiene las implicancias ideológicas y mediáticas que tiene hoy, se filma el asesinato de Miriam desde la perspectiva de los cristales de los anteojos de la mujer, no sin antes dar una última muestra de que ésta buscaba su propia muerte al creer que Antony la seguía por mero interés sexual. Es también uno de los mejores ejemplos de construcción de suspenso que el obeso director creó y con el cual dio cátedra. El film está lleno de escenas notables que pasarían a la posteridad, como el mismísimo asesinato de Miriam reflejado en sus anteojos. La omnipresente presión de Bruno a Guy durante prácticamente todo el metraje, donde gusta de enfocarlo lejanamente, casi con un barrido y desenfoco de la cámara, pero siempre acosando. El plan de Bruno de ir a dejar el encendedor a la escena del crimen para incriminar a Guy, así como la constante amenaza de que el plan de Guy de evitarlo se venga abajo y termine finalmente involucrándose. Y, por supuesto, el enfrentamiento final de ambos en el carrusel con niños en él que se sale de control y obliga a un empleado del parque de entretenciones a meterse por debajo del mecanismo para intentar detenerlo.

Las actuaciones son inmejorables, el filme contó con competentes interpretaciones, sin embargo, el trabajo interpretativo de Robert Walker fue sencillamente magistral. No sólo interpreta a un sujeto pueril con espíritu psicópata, sino que se come literalmente a Farley Granger, al punto que de verdad logra incomodarlo. No es exagerado decir que su ausencia en algunas escenas, por una cuestión natural del desarrollo de la trama, hace que el espectador sienta que el ritmo y la intensidad disminuyen, pero no al punto de hacerle daño. En cierta medida, representa a aquel sujeto hedonista y vividor que sólo está dispuesto a actuar cuando ve amenazada su particular forma de vida, y no precisamente para servir de ayuda a los demás. El reparto femenino también ofrece evidentes muestras de personajes femeninos diversos. Laura Elliott es la más destacada, interpretando a la insoportable Miriam Joyce Haines, ex esposa de Guy que amenaza con desistir del divorcio y amargarle sus planes con Anne Morton, a cargo de una digna Ruth Roman, su nueva pareja, hija del senador Morton. Patricia Hitchcock hija del realizador, personificó a Barbara Morton, la otra hija del senador que sirve de anzuelo para cazar a Anthony. También encontramos a Leo G. Carroll como el senador Morton, Marion Lorne y Jonathan Hale como los padres de Bruno Anthony. Y a Howard St. John como el capitán de policía Turley.

En definitiva, efectivo thriller clásico, una cinta que lleva al límite lo que Hitchcock conocía como suspense. El espectador siempre sabe más que los personajes, la dilatación del tiempo es tan asombrosa que no nos damos cuenta del truco. Con un espíritu de maquinación diabólica, contó con una construcción que deparó unos resultados tan rigurosos como inquietantes. Muestra de forma muy clara como otros elementos más formales ajenos a la historia pueden enriquecer de forma indirecta a esta. A pesar de no ser uno de sus títulos más conocidos y celebrados, constituye una de las más competentes y destacables cintas de suspenso de su época, dando cátedra de lo que es construir un ambiente enrarezido y, ciertamente obsesivo.

FilmeClub605426824.wordpress.com
arrow
Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
Se muestran resultados para
Sin resultados para