David Lynch solía decir que las películas no deberían llegar completamente digeridas a los públicos, que se perjudica a los espectadores con ello y su idea es que se trate de una experiencia que debería ser prácticamente complementaria, con productos suspensivos, cuasi incompletos, sugerentes y no terminados y explícitos. Hoy que el legendario cineasta ha fallecido y su legado abierto a tantas interpretaciones es elogiado por la crítica y los amantes del meta cine, el público general podría sentirse extraño por el desconcierto de algunos de sus trabajos, cada uno más analizable que el anterior.

"Mulholland Drive" (2001) golpea de entrada por la dupla Watts y Harring en la narración de una historia que desconcierta e intriga atrayentemente, aun con las apariciones de la encrucijada paralela de Justin Theroux y otros como Robert Forster y Patrick Fischler, donde el público es tempranamente puesto a prueba. Un camino lleno de simbolismos e interpretaciones subjetivas, que mientras para unos puede significar un alza en intensidad, para otros será mero desgaste, encontrando solo tedio y fastidio. 

Es complejo forzar el apego natural y el magnetismo a esta película. Si no se tiene, no hay modo de obligarlo. "Mulholland Drive" engancha o no. Es Lynch en su esencia. No es para todos, pero hay que reconocer que la premisa que va construyendo el director y guionista encuentra en la dupla principal mucho capital para sustentar el interés y la credibilidad de la historia. Una que luego nos pone en jaque en varios planos, pero sabiendo que todo tiene -o queremos creer que la tiene- una interpretación.

Como fantasía y ficción alucinógena para adultos se trata de un film complejo, donde lo que logra es innegable. No pasa desapercibida. Por otro lado en tanto, su afán de golpear la comodidad del espectador, de cuestionarle y desconcertarlo, ensucia (o corona) la experiencia final. Es probable que por tratarse de estilos tan poco convencionales, genere rechazo o cansancio opacando aciertos y una estética de autor que es innegable. A Lynch lo amas, lo odias o sencillamente no le comprendes. Todo ello es por mínimo, interesante.

Recomendación:
Interesante. No para todos los paladares. Un riesgo para correr.

=Cité de Buyinski= buyinski.blog