Bueno, la verdad que pensaba que me iban a mostrar cómo el genio Spielbergo hizo Tiburón o Indiana Jones, mientras en su vida privada se comportaba como un cretino con su familia o algo así. Pero no, nada de eso. Una ultrasuavizada "autobiografía" -entre comillas- de sus años mozos tan prolija como fallida. Tibia, en lugar de emocionar aburre. Traicionera, en lugar de ser una historia inspiradora resulta deprimente: él nació genio, bueno, noble, trabajador, obstinado y sabe que quiere ser cineasta desde que tiene 6 años. El resto de nosotros merecemos tirarnos a un pozo. Me deja el corazón partío: adoro el cine pero que asco me dan los yanquees y su disneylandia de los sueños cumplibles.

La "situación" del tío Benny parece muchísimo más interesante que la aburrida y sin matices infancia de Spielbergo, pero el viejo ya debe estar aburridísimo de ver cine, y no nos cuenta casi nada de aquel perspicaz y contradictorio personaje. Supongo que también está aburrido de hacer las películas, aunque como buen, ejem, "yanquee", es adicto a la generación de dinero, motivo por el cuál sigue haciéndolas.

No conozco personalmente a Spielbergo, y no soy quien para exigirle nada, pero es que su mensaje me ha llegado: "Oye siempre el llamado de tu corazón". Claro, para él es fácil porque su corazón le susurra: "hazte rico, no mires para atrás ni para los costados y hazte muy muy rico. Asquerozamente rico".