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España España · Zaragoza
Voto de María:
9
Drama El planeta ha sido arrasado por un misterioso cataclismo y, en medio de la desolación, un padre y su hijo se dirigen hacia la costa en busca de un lugar seguro donde asentarse. Durante el viaje se cruzarán con otros supervivientes: unos se han vuelto locos, otros se han convertido en caníbales. Adaptación de una novela de Cormac McCarthy, autor de "No es país para viejos". (FILMAFFINITY)
22 de enero de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Si él no es la palabra de Dios, entonces Dios nunca habló”.

La carretera es una historia de esas que no dejan indiferente a nadie, un relato sobre la destrucción del mundo y la vida más allá de esta. Han pasado los años desde que una hecatombe terminó con la apariencia de la Tierra tal y como ahora la conocemos. Un padre camina junto a su hijo hacia la costa con el deseo de encontrar un lugar seguro, escapando del hambre y de los caníbales.

Sin duda alguna, ésta es una de las películas más terroríficas que se han hecho en muchos años, por no decir en la historia. ¿A quién se le ocurre una pesadilla más aterradora? Es cierto que hay decenas de ficciones apocalípticas. En algunas aparecen zombis, en otras vampiros, extraterrestres, máquinas exterminadoras… Pero aquí se presenta la criatura más cruel existente: el ser humano. Y no ha de parecernos una idea disparatada y poco verosímil la de comernos unos a otros. No sorprende incluso que aquellos que se autodenominan “los buenos” sean capaces de dejar a gente hambrienta detrás, a merced de “los malos”. ¿Acaso no sucede esto actualmente? Así es el hombre, egoísta cuando se trata de sobrevivir y egoísta cuando se trata de salvaguardar la vida de los más queridos. De ahí se argumenta y se hace creíble las acciones de un padre que, por un lado intenta inculcar buenos valores a su hijo, y que por otro no duda en dejar de ser compasivo con los demás si es necesario para protegerle. Esta idea es mostrada en una de las escenas más impactantes de toda la película, cuando dejan desnudo a la intemperie a un ladrón y se alejan con sus súplicas de fondo. Afortunadamente, la bondad e inocencia del niño demuestran que no todo está perdido. Un niño que se asombra al ver el arcoíris, que desconoce el azul del mar, que no ha tenido infancia ni ropa acorde a su edad. Un papel que cumple a la perfección el joven actor Kodi Smit-McPhee, que junto con Viggo Mortensen, hace que empaticemos plenamente con sus personajes. El resto del reparto también logra buenas interpretaciones, desde la correcta Charlize Theron en los flashbacks, que podrían suprimirse sin perder la efectividad, hasta el emotivo Robert Duvall. Sin embargo, difícil sería considerar estas actuaciones tan destacables sin el paisaje desolador que les acompaña. La fotografía de Javier Aguirresarobe envuelve de oscuridad el ambiente, hace llegar al espectador el frío y el miedo, pero a la vez sentimos el calor y la esperanza en las escenas en que padre e hijo se sientan junto al fuego.

Esta road movie hace gala de una buena narración llena de momentos de tensión, suspense, miedo e incertidumbre, momentos de crueldad, de amor y esperanza. Una historia de personas sin nombre, todas ellas reducidas a la misma condición de supervivientes. Una historia donde un niño es la única justificación para seguir vivo. Una historia de un camino que no empieza y que no acaba, porque poco importa el pasado, y nadie sabe el futuro.
María
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