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España España · Barcelona
Voto de MiqBala:
2
Intriga. Thriller Basada en la novela de Agatha Christie, publicada en 1937. "Muerte en el Nilo" es un thriller de misterio dirigido por Kenneth Branagh sobre el caos emocional y las consecuencias letales que provocan los amores obsesivos. Las vacaciones egipcias del detective belga Hércules Poirot, a bordo de un glamuroso barco de vapor, se ven alteradas por la búsqueda de un asesino cuando la idílica luna de miel de una pareja perfecta se ve truncada ... [+]
26 de enero de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
A finales del S.XIX el método científico empieza a popularizarse entre los europeos y nace la novela detectivesca. El investigador usa el método científico, el análisis, profundiza en los hechos, observa el detalle, se fija en nimiedades que el resto de personas, hundidas en el orden común, no ven. Ante los crímenes más insólitos y desconcertantes, los disciplinados detectives desvelarán los entresijos ocultos que perturban el orden y la paz.

Junto a Sherlock Holmes, H. Poirot es uno de los representantes más exitosos de esos ideales racionalistas. Estos sabuesos se caracterizan por sus capacidades analíticas y sus métodos que aplican fría e imperturbablemente. Sus autores confiaban que, con la razón, la ciencia y el método, los problemas humanos, los misterios y los crímenes podrían ser resueltos y todos viviríamos felices.

Esa época, con sus prejuicios y beneficios, colonialismo, racismo, clasismo, cientificismo, racionalismo, etc. pasó y dejó sus ideas, sueños, fracasos, aciertos y… sus novelas. Como muerte en el Nilo, la versión cinematográfica que nos propone Branagh.

Sin embargo, el binomio Poirot-Branagh no cuaja. Branagh no pone atención en los pequeños detalles ni parece ser un gran amante del análisis lógico que su personaje defiende. Contrariamente, busca el impacto, el espectáculo, la grandilocuencia sin escrúpulos. A Poirot no lo quiere por su trabajo con “sus células grises”, sino por su nombre, por su fama, por su reputación y porque los guiones ya están escritos. En manos de Branagh, Poirot, además de cambiar de aspecto, expone algunos titubeos afectivos que no aportan nada a la historia, pero que deforman la idiosincrasia y el temple del personaje original. Las escenas que permiten entrever los afectos del protagonista, no lo hacen más humano, sino menos fiel al carácter original, que ya estaba bien definido y que no necesitaba estas prótesis. Un personaje tan obsesivo y controlador como Poirot, probablemente reaccionaria con más autocontrol y disciplina, se pondría mucho más en guardia ante la “amenaza” del cariño o el flirteo, no daría pasos en falso.

Era también la época en que nacía el psicoanálisis y se expandía la psiquiatría. En ese tipo de novelas, era sumamente importante representar una imagen sólida de la organización social, fiel a las apariencias y las “maneras civilizadas”. Por ello era necesario contar con un reparto de personajes que urdían una telaraña de relaciones e intereses. De golpe, un crimen impactante, usualmente sangriento, irrumpía brutalmente, rompiendo ese orden aparentemente tan controlado. Frente a la razón y el progreso aparecía la sombra irracional de la animalidad humana. El detective debía resolver esa rotura y devolver el orden al mundo mediante la razón. Con ese fin investigaba de forma fría e imparcial. Eso llevaba a descubrir que bajo un superficial orden disciplinado se escondían toda clase de problemas humanos, pasiones, envidias, chantajes, engaños conyugales, corruptelas, odios de clase, deseos sexuales, ambiciones de poder y dinero, etc. Todo ello oculto, negado y reprimido bajo las formas. En este film las tensiones y rigideces de ese mundo quedan desdibujadas, irreconocibles. Pierden todo el protagonismo y valor original.

Tampoco se profundiza en los personajes, que a penas se molestan en presentar. Ni se urde con paciencia el entramado de relaciones interesadas que los unen. Despiertan poca atención, son como borrones en segundo plano, nos quedan lejos y hemos de imaginar sus intereses y motivaciones a partir de un par de frases aisladas: “Estuvieron a punto de casarse”, “le lleva los asuntos financieros”, etc. No disponen de hilos argumentales atractivos y sus motivaciones son demasiado básicas, sin raíces.

La reunión excesiva de actrices y actores majos, tan uniformemente bien disfrazados, hace que los personajes pierdan personalidad y ves una selección calculada de actores. Como si al público solo le gustaran los personajes cuando están interpretados por caras bonitas. Los actores no tienen nada que salvar.

Otro problema del film son los escenarios y los paisajes artificiales y pretenciosos. Se abusa de ellos innecesariamente. En ocasiones son poco creíbles e impiden una buena inmersión en la trama. La escena del mercado y la de la serpiente son demasiado postizas.
El paisaje y la fotografía han de ser un apoyo, una ayuda para la inmersión del espectador, lo han de envolver sutilmente. Pero en nuestro caso hay una molesta insistencia en enseñarnos detalles paisajisticos, como si se regocijaran de lo bien montados y lo bonitos que han quedado. Pero provocan el efecto contrario. Hacen que uno sienta la presencia externa y la intención del titiritero tratando de guiar nuestra atención mediante imágenes demasiado fascinantes, pulcras y megalomaníacas.
Todo ello nos empuja fuera de la trama. No sientes la película, sino la presencia de esa intención de impresionarte entre bambalinas. Al final todo es tan forzado que pierde consistencia y carácter, volviéndose pura superficialidad. La película pierde su credibilidad y se malogra.
Sin polvo, sin peso, sin arrugas, sin rastro del tiempo y el calor, desincrustados de la época y con un Poirot desconocido, todo va perdiendo sustancia.

Toda esta plétora de artificios ahoga su único punto fuerte, la trama del asesinato que elaboró A. Christie. Finalmente, sientes que han asesinado el alma de la obra y en su lugar han tratado de impresionarte con un montón de artificios fastuosos. Pero consiguen causar el efecto contrario.

En resumen, las aportaciones de esta versión, cuando no empeoran el film, son gratuitas. Es una película vacía, superficial, aburrida, artificial y pretenciosa que mata el alma original de la obra sin aportar nada nuevo y que solo responde a demandas comerciales.

Es curioso ver como un personaje que nunca se deja engañar por las apariencias, se ha convertido en el protagonista de un film donde todo es pura fachada.
MiqBala
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