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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
Críticas ordenadas por utilidad
7
17 de noviembre de 2022
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La serie refleja muy bien una parte importante del mundo de la hostelería centrado en la cocina y su organización. (no aborda el tema del trato al público)

A pesar de transcurrir casi toda la serie en la cocina de un bar de Chicago, consigue transmitir intensidad, sensación de acción y de mucha actividad, tanto culinaria como mental. Y también una gran dosis de estrés.

En diversas ocasiones apela a nuestro paladar por la vista y nos sumerge en su ambiente.

Personajes sólidos, bien dirigidos, se entienden y transmiten el peso de la situación y los conflictos.
El mundo se condensa en una cocina, la sociedad se refleja en la organización de un negocio caótico. ¿Como mandar? ¿Por qué obedecer? Relaciones de tira y afloja, opiniones encontradas, resistencia a los cambios, emociones que suben alto o caen, como algunos platos. Proyectos a largo plazo y soluciones de última hora. Trabajo, empeño, vocación y necesidad. El mundo es una cocina y no todas las personas trabajan igual ni por el mismo motivo.

Sin que sea el nervio de la serie, alguna incógnita se cuela subrepticiamente entre nosotros y nos mantiene atentos. ¿Qué hacía ahí el hermano? Y ¿Cómo acabará el Beaf?

Muy valorarle que tomando un tema tan modesto y sencillo como la gestión de un bar, con personajes relativamente comunes, se consiga atrapar el interés del espectador sin utilizar la sensiblería ni un exceso burdo de sensacionalismo.

Una de las virtudes de la serie es que su talla y mesura son ideales, bien pensadas. Capítulos más largos, otra temporada, alargarla más, meter más guion… no lo veo y me parece que romperían su brillantez. No por eso dejaría de ver una segunda temporada con gran interés.

El final está bien resuelto.
15 de junio de 2022
14 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva serie con el sello de David Simon, otra vez en Baltimore con guion inteligente y elaborado. Trama de corrupción policial sintetizada en seis capítulos. Gran despliegue de personajes que obliga a prestar un poco de atención.

Al ser una serie más corta que otras de su estilo (The wire, Deuce,Treme, etc.) obliga a resumir y a presentar los objetivos con mayor claridad, sabemos claramente a dónde va. No es que tenga más nervio crítico que series anteriores, sino que lo presenta de un modo más claro y contundente.

La serie nos ofrece una perspectiva panorámica amplia, llena de conexiones y reflexiones que nos permiten ver problemas de la organización social de los humanos con sus problemas estructurales endémicos y las múltiples dificultades para cambiarlos. Racismo, corrupción, cinismo, ambición, instrumentalización política, mafia policial, pusilanimidad y colapso institucional, etc. desfilan por la pantalla, obscenamente desnudos. Una serie estimulante para todo aquel que disponga de coraje y estómago para no apartar la mirada. Sin embargo, la serie no busca tanto señalar a "los malos", sino el substrato estructural que alimenta y hace crecer las lacras sociales y la telaraña que permite su enquiste.

El estilo es meticuloso, sobrio, constante, uniforme, objetivo, explicativo y sin maniqueísmo ni tretas de ninguna clase. Un trabajo honesto, lucido y agudo que logra perforar la costra superficial de paz social para quien esté dispuesto a escuchar con seso.
13 de junio de 2022
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar del interés que despierta el tema y sus protagonistas, no es un buen documental. Tal vez no lo parezca de entrada, pero cuando lo piensas te das cuenta de que es un mal documental. Su peor defecto es la organización y el montaje, no solo confuso sino capcioso.

A los diez minutos oímos a uno de los policías que llevó el caso. Nos explica que van al lugar a buscar pruebas. Advierte que el número estimado de niños que las autoridades habían calculado que podrían haber estado ahí es inferior al que les ha dado Anne. “Había 14 cuya identidad desconocíamos”. Mientras el agente va hablando vemos imágenes de como los policías van contando peluches y ropa infantil muy pequeña. Luego se ven imágenes del patio y unas tumbas con nombres e inscripciones. El violoncelo suena tristemente. Los policías excavan bajo las tumbas. “Por extraño que parezca… lo hicimos por descartar la posibilidad de que lo que hubiera enterrado bajo esas tumbas no fueran perros. ¡Y menos mal que lo hicimos!” Se ve como una pala remueve la tierra. Abrupto cambio de escena que pasa al interrogatorio policial de una detenida con cara de abatida y apesadumbrada.

Con este montaje de imágenes reales y la voz de un testimonio, el documental induce a creer al espectador que había cadáveres de niños, cuando en realidad no los hubo. Introduce a la sensación de peligro, temor, secreto oculto, maldad, asesinato infantil, inquietud, etc. Una vez esas sensaciones manipuladas se han logrado introducir en la persona y han conseguido atrapar su atención, el telespectador mira la información con prisma tintado y todo le parece más sospechoso e inquietante.

El filme peca de utilizar estas artimañas, tal vez aceptables en películas de terror, pero reprobables en los documentales. Debido a ello el trabajo se resiente, volviéndose opaco y confuso y poco esclarecedor. En lugar de explicar y desarrollar cuestiones concretas, pasa a recopilar declaraciones impactantes pero con gran debilidad contextual. Finalmente, sin un hilo conductor que ayude a entender el desarrollo de los hechos y su motivación, nos surgen más preguntas que respuestas.
¿Cuántos adeptos tubo?
¿Por qué y como entraron?
¿Qué prácticas y cultos realizaban?
¿Qué piensan el resto de niños y porque no han declarado?
¿Y el sistema australiano de adopción?
Etc.

Un documental echado a perder que le falta rigor, análisis y confianza en sí mismo.
4 de enero de 2023 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Miracle Worker, es un drama en blanco y negro de los años 60 que muestra, con extraordinarias actuaciones, el trabajo de aprendizaje y enseñanza entre una niña - ciega, sorda y consecuentemente muda - con su maestra. El espectador va a ver un film que rehúye la sensiblería, la complacencia y los caminos fáciles.

Maestra y alumna entablan una relación ambivalente llena de agresividad y lucha. La niña peleará para entender un confuso entorno, dónde solo parecen existir sus impulsos egoístas ilimitados y que cree poder imponer con toscos y abruptos gestos sin gramática. La profesora tratará de romper el oscuro ostracismo de la niña. ¿Como mostrar, en tales condiciones, el camino hasta nuestro mundo compartido? Acceder hasta la niña no va a ser ceder a todos sus impulsos de manera compasiva y condescendiente, sino perseverar con resistencia a todo ello, para que sea la alumna quien rompa su solipsismo.

La lucha no solo concierne a las dos protagonistas, también implicará a la tolerante y compasiva madre, al padre prejuicioso, al resignado y acomodaticio hermanastro y a los propios fantasmas de cada cual. Afrontar el conflicto, no acomodarse, no conformarse con excesiva facilidad y perseverar pacientemente para mejorar las condiciones de vida, van a ser algunos ingredientes para llegar a compartir el mundo. Eso y una gran vocación no ausente de desgaste.

Impresionantes las escenas cuerpo a cuerpo entre las geniales Anne Bancroft y Patty Duke. Un excelente trabajo físico de las actrices. Su carga dramática habla sin necesidad de mediar palabra alguna.

Film muy recomendable que propone valores e ideas actualmente poco recordados.
8 de enero de 2022
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un grupo de gente encerrada en una habitación oscura, centrados en sus diminutas historias, en sus ordinarias vidas, ciegos a la música, engullidos por una monótona inercia, haciendo el mundo pequeño. Personajes entrañables, pero encerrados obtusos, matando el tiempo sin imaginación.
Unas abuelas juegan a cartas, su vida se escurre en cada baza. El resto del universo solo es una ligera interrupción a su partida y nada más parece importarles.

La música y su cantante son las protagonistas, y bailan con elegancia y orgullo por la sala, entre sillas y envoltorios de dulces. Son las únicas que vemos fuera de la casa. Su androginia y su estilo resquebrajan la obtusa y triste atmósfera de normalidad, inducen a viajar a dirigir la mirada a otro mundo, otro modo. Me gusta como se disloca la canción de su imagen y se impone una mirada que nos interpela.

Una pareja joven flirtea, se absorben mutuamente en su errático flirteo improvisado, un tira y afloja pueril. A ella le gusta gustar, él juega a conquistar. Como en una moderna caverna platónica, sobre una pared, aparecen imágenes de todo aquello que les es ajeno, lejano, ignorado… el misterio queda excluido de sus vidas.

El contraste entre Desireless y el resto de personajes, entre el sentido de la canción apasionada y la situación estática, puede provocar un ligero anhelo de salir de esas condensadas vidas apagadas, escapar de la mezquina rutina y buscar otra vida en otros lugares.
Las diapositivas acarician el rostro y se desplazan por el cuerpo de Desireless, la llenan, la tatúan de significados que huyen de la comprensión inerte. Son un toque de color, una pista al despegue, al cambio.

Una chica engulle continuamente dulces, sonríe histriónica, su sonrisa es artificial, necia, se finge su propia alegría y sigue obsesionada en su compensación. La música y las diapositivas que no llegamos a apreciar siguen sugiriendo viajes que no se realizarán en esa habitación, caminos que no se recorrerán y luces que no brillarán.
Dos hombres se mueven graciosamente como muñecos con gestos mecánicos… vidas repetitivas que no salen de las penumbras… mientras otros dos personajes toman el té descuidadamente.
Otra pareja, más adulta, parece mantener una tormentosa relación de dominación y servilismo canino. Él es frío, duro, formal, ella se somete desquiciada y se deja arrastrar hacia la infelicidad. Son personajes poéticos, pero, incluso con tan escaso metraje, disponen de una narrativa dramática propia.
El final del clip parece reconciliador. Tal vez, gracias a la música o a las diapositivas que los reúnen a todos, puedan empezar a soñar y salir de sus agujeros existenciales.
En fin, me gusta el clip por muchos motivos, es elegante y muy evocador.
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