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Voto de the return:
6
Voto de the return:
6
5.9
245
Comedia. Drama
Mirco y Fatime son los padres de Jason, un niño con autismo. Cuando la escuela aconseja a la familia de Jason que lo trasladen a una escuela especial, Fatime le pide a Mirco que actúe como padre, ya que no está muy presente en casa porque acostumbra a viajar mucho por motivos de trabajo. Padre e hijo deciden entonces hacer un pacto: Jason promete hacer todo lo posible para dejar de ser provocado en la escuela si Mirco lo ayuda a ... [+]
22 de mayo de 2024
22 de mayo de 2024
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El día que vi esta película se produjo un extraño fenómeno en el cielo al atardecer, en combinación con el crepúsculo y el sol languideciente en esas horas de primavera: se observó una aurora boreal. Parece ser que se vio en muchas zonas del país. Este es un fenómeno nada común, se diría que excepcional por estas latitudes.
Horas antes, en la película, un padre y un hijo contemplaban una aurora boreal tumbados sobre el césped en el círculo central de un campo de fútbol de Riga: ese era el secreto que anunciaba el niño y que vino precedido del súbito apagado de los focos de luz de las torres del vacío estadio. El atardecer firmaba en el cielo un empate entre realidad y ficción a unos cuantos kilómetros de distancia.
Por otra parte, el curioso viaje de los dos protagonistas iba a crear otra singular coincidencia: casi a la vez que, en otra escena de la película, se introducían los dos en las gradas del 'muro' del Signal Iduna Park para compartir una noche más de pasión futbolística con los ruidosos ultras del Borussia de Dortmund, estos se estaban clasificando para la final de la Champions al otro lado de esta supuesta realidad. Era el último equipo por salir elegido en la cesta de los papelitos y el primero en ganarse el pasaporte a Londres, que es donde se jugará esta final en unos días. Actores e hinchas reales subían esta vez al marcador el 1-0 necesario para firmar por tiempo ilimitado el contrato que no precisa tener que haber nacido vistiendo una camiseta.
Queda ahora saber si el muchacho ha predecido el resultado de esta final, si se ha dejado llevar por la pasión de su abuelo (aficionado empedernido de los ‘abeja’) o si tal vez quiera seguir recorriendo en tren kilómetros y kilómetros con destino al último campo salido por sorteo, buscando la prórroga y los penaltis que lo haga decantarse por otro conjunto, el equipo perfecto.
Por si acaso, le dejo aquí un espacio para apuntar el resultado: (__ - __). Si quiere, podría pegarlo también en su nevera y esperar paciente mientras se termina su plato de pasta, eso sí, con la salsa de tomate bien separada, sin contacto alguno, en claro y afirmativo fuera de juego, y si es necesario con revisión de VAR incluida.
Horas antes, en la película, un padre y un hijo contemplaban una aurora boreal tumbados sobre el césped en el círculo central de un campo de fútbol de Riga: ese era el secreto que anunciaba el niño y que vino precedido del súbito apagado de los focos de luz de las torres del vacío estadio. El atardecer firmaba en el cielo un empate entre realidad y ficción a unos cuantos kilómetros de distancia.
Por otra parte, el curioso viaje de los dos protagonistas iba a crear otra singular coincidencia: casi a la vez que, en otra escena de la película, se introducían los dos en las gradas del 'muro' del Signal Iduna Park para compartir una noche más de pasión futbolística con los ruidosos ultras del Borussia de Dortmund, estos se estaban clasificando para la final de la Champions al otro lado de esta supuesta realidad. Era el último equipo por salir elegido en la cesta de los papelitos y el primero en ganarse el pasaporte a Londres, que es donde se jugará esta final en unos días. Actores e hinchas reales subían esta vez al marcador el 1-0 necesario para firmar por tiempo ilimitado el contrato que no precisa tener que haber nacido vistiendo una camiseta.
Queda ahora saber si el muchacho ha predecido el resultado de esta final, si se ha dejado llevar por la pasión de su abuelo (aficionado empedernido de los ‘abeja’) o si tal vez quiera seguir recorriendo en tren kilómetros y kilómetros con destino al último campo salido por sorteo, buscando la prórroga y los penaltis que lo haga decantarse por otro conjunto, el equipo perfecto.
Por si acaso, le dejo aquí un espacio para apuntar el resultado: (__ - __). Si quiere, podría pegarlo también en su nevera y esperar paciente mientras se termina su plato de pasta, eso sí, con la salsa de tomate bien separada, sin contacto alguno, en claro y afirmativo fuera de juego, y si es necesario con revisión de VAR incluida.