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Voto de esperanza004:
7

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6.4
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Thriller
El escritor Eddie Morra (Bradley Cooper) sufre una grave crisis de creatividad. Un día prueba una nueva droga que le permite sacar el máximo partido a sus facultades mentales. De este modo, consigue triunfar en Nueva York. Un poderoso magnate de Wall Street (Robert De Niro) siente una irreprimible curiosidad por averiguar qué se esconde detrás de tanto éxito. (FILMAFFINITY)
26 de abril de 2011
26 de abril de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los primeros tres cuartos de hora de Sin límites proporcionan un entretenimiento ciertamente sin límites. En ellos, se muestra como el protagonista (Bradley Cooper), un escritor pobre y desesperado que atraviesa un bloqueo creativo, lo que le impide empezar con su primera novela, supera su crisis de creatividad literaria y alcanza en poco tiempo tanto el éxito social como económico gracias a una droga moderna e ignota que le suministra su ex cuñado y que le permite emplear todo el potencial de su mente.
Pero a partir de ahí, a partir del minuto cuarenta y cinco aproximadamente, la gracia y el interés que tiene en sus comienzos la película (que se debe principalmente a su original planteamiento argumental) decae considerablemente, si bien el largometraje no llega a aburrir en ningún momento. Su principal problema consiste en que el relato, además de extenderse un tanto excesivamente, prosigue por unos derroteros narrativos equivocados. Si toda esta segunda parte fuese más trágica y cruda de lo que es, más llena de adversidades insuperables para el protagonista, y no tan vaga, confusa y llena de personajes irrelevantes, podríamos estar hablando de un filme notable.
No obstante, por los primeros y trepidantes minutos de buen thriller de ciencia ficción que tiene, Sin límites puede considerarse una película muy digna de verse, o por lo menos una película efectiva, que cumple sin problemas con su cometido: entretener. Además, su visionado invita a cultivar la mente (lo cual siempre es una sana recomendación para el espectador), pues en la historia se presenta el cerebro como la más poderosa arma humana, capaz de seducir, impresionar, predecir, deducir, calcular, acertar… Por eso, Sin límites puede entenderse como una obra en la que se rinde culto al intelecto (lo que hace de ella un filme insólito e interesante), aunque, si se interpreta de otro modo, también a las drogas (lo que la convierte en un producto pernicioso para el público más influenciable).
Pero a partir de ahí, a partir del minuto cuarenta y cinco aproximadamente, la gracia y el interés que tiene en sus comienzos la película (que se debe principalmente a su original planteamiento argumental) decae considerablemente, si bien el largometraje no llega a aburrir en ningún momento. Su principal problema consiste en que el relato, además de extenderse un tanto excesivamente, prosigue por unos derroteros narrativos equivocados. Si toda esta segunda parte fuese más trágica y cruda de lo que es, más llena de adversidades insuperables para el protagonista, y no tan vaga, confusa y llena de personajes irrelevantes, podríamos estar hablando de un filme notable.
No obstante, por los primeros y trepidantes minutos de buen thriller de ciencia ficción que tiene, Sin límites puede considerarse una película muy digna de verse, o por lo menos una película efectiva, que cumple sin problemas con su cometido: entretener. Además, su visionado invita a cultivar la mente (lo cual siempre es una sana recomendación para el espectador), pues en la historia se presenta el cerebro como la más poderosa arma humana, capaz de seducir, impresionar, predecir, deducir, calcular, acertar… Por eso, Sin límites puede entenderse como una obra en la que se rinde culto al intelecto (lo que hace de ella un filme insólito e interesante), aunque, si se interpreta de otro modo, también a las drogas (lo que la convierte en un producto pernicioso para el público más influenciable).