Fui a ver esta película al cine con un amigo al que convencí para que me acompañase prometiéndole que habría algo de mortadela para ver. A los que no son muy cinéfilos a veces hay que convencerles con semejantes trucos feos. Yo por mi parte esperaba ver una de esas películas francesas en las que la gente habla mucho de lo que siente y tal. Me gusta el cine francés de autor, que le voy a hacer, llamadme hipster.

Y empezó la película, y he de reconocer que al principio no me gustó. No me gustó porque pensaba: "cuando va a dejar el director de abusar de los primeros planos y vamos a ver lo que está pasando alrededor?". Hay que recordar que en el cine un primer plano es un asunto mayor. Convierte al actor en un gigante, y si abusas la cagas. Pero poco a poco, comencé a entender porqué Kechiche la había rodado así: nunca en la vida había salido del cine conociendo tan intimamente a un actor o actriz. Un genio.

Adele (Exarchopoulos). Qué puedo decir de ella? Es imposible no enamorarse de ella. Además de sus evidentes encantos, del que podemos disfrutar en unas cuantas ocasiones, tiene una mirada tan profunda y clara, una sonrisa tan viva, una forma de recogerse el pelo, que te vuelve sencillamente loco.

Las escenas de sexo: hay que reconocerlo, estas dos chicas están como un dios. Pero curiosamente esa no es la parte que te llevas de la película! Porque toda la historia que las rodea es tan cautivadora que al final la película coloca al sexo como lo que realmente es: una parte mas de cualquier relación, importante pero al final no la más importante.

En resumen: le doy mi mejor nota, un 9, y se la recomiendo a cualquiera que tenga ganas de sentir y emocionarse con la vida.

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