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Voto de Daniel Reigosa:
9
Drama Georges y Anne, dos ancianos de ochenta años, son profesores de música clásica jubilados que viven en París. Su hija, que también se dedica a la música, vive en Londres con su marido. Cuando, un día, Anne sufre un infarto que le paraliza un costado, el amor que ha unido a la pareja durante tantos años se verá puesto a prueba. (FILMAFFINITY)
11 de enero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El 2012 ha sido, sin duda, el año del director austríaco Michael Haneke. Si hace más de tres años logró que todos habláramos de él gracias a su magnífico film “La Cinta Blanca”, desde mediados del año pasado con su nuevo largometraje “Amour”, está arrasando allá por donde pasa. Primero se llevó la Palma de Oro en Cannes, después se llevó cuatro European Film Awards y, recientemente, ha conseguido nominaciones para los Globos de Oro, BAFTA y Oscars.

Haneke nos tiene acostumbrados en sus películas a sacar lo peor del ser humano, a indagar sobre la maldad bien de una forma directa (Fanny Games), o bien de una manera más sutil (La Cinta Blanca). Personalidades complejas disfrazadas de aparente normalidad, perversiones retorcidas dentro de paraísos personales construidos en base a cánones convencionales (Caché), todas tienen cabida dentro del mundo Haneke. Sin embargo en esta película cambia el registro -mimetizándose por momentos con el maestro sueco Ingmar Bergman-, para mostrar un concepto totalmente contrario, como es el amor, pero desde su vertiente más dolorosa e incómoda.

Estamos acostumbrados a ver el amor en sus primeras fases, en su versión más edulcorada, llena de facilidades y de falsas trampas. Haneke nos muestra el amor en los últimos momentos, cuando más escasea, en los momentos más complicados, los que definen de verdad ese sentimiento. El director austríaco abandona la sutileza y complejidad características de sus películas para dar paso a una película dura, real y sin ninguna trampa para el espectador. La dureza es tal que se hacen necesarios momentos para coger aire ante una nueva embestida. Haneke desnuda a su película desde el minuto uno, eliminando los falsos sentimentalismos y los posibles cambios de guión, adelantando un final tremendamente trágico. Así, lo único que le queda al espectador tras la primera escena, es acompañar a los dos simpáticos personajes hasta ese final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Daniel Reigosa
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