Un akita es algo así como la realeza canina y esta historia es el claro ejemplo de la lealtad de un animal a su dueño, la película es tierna, claro que posiblemente estemos hablando de la historia de lealtad mas tierna jamás contada, un hecho real que sucedió en Japón, por lo que los creadores no han tenido mucho trabajo, buscarse un akita adiestrado y fichar a un conocido para que haga el suyo, tiene algunos toques de humor, pero le faltan anécdotas mas profundas... de todos modos, mas que reprochar lo que se echa en falta, hay que aplaudir lo que no engordaron, no, esta no es otra cinta edulcorada de la Walt Disney, tan sólo al final se abusa un poco de la sensiblería, el resto lo pone la historia real.