Por ser tan emocionante sin caer en lo cursi y los efectos sentimentales más de lo justo, sin pasar la barrera entre sensibilidad y sensiblería, recursos sentimentales siempre apoyados por sutiles costrucciones psicológicas,
por su escuela de grandes actores, a los que los directores quizas jóvenes dan grandes papeles, por ser capaz
de transmitir un mapa real de un pueblo y que este mapa sea trasladable a cualquier pueblo, por esas raíces en la naturalidad y no en la apariencia
por no ser sólo, como ocurre en otras cinematografías, convención, construcción profesional, sino vibración, sabor enraizado,
por ser tan acogedor
tan acogedor, tierno y sabio.
De hecho en esta película se plantean con gran inteligencia muy humanos desgarros... dicotomías que provoca en la práctica y en la teoría la ética que quiere ser de una pieza, intachable, una fe, cuando se demuestra luego que no existe tal y que quizás no deba existir, el principio moral inflexible. Sobre todo si los demás no lo entienden, y acaban reduciendo a uno primero a bicho raro, luego a pelele. Pero uno también cometió sus fallos juzgando -y rechazando- a otros que, mira tú, ahora son los unicos que le apoyan....todo principio, todo juicio es sabiamente desmontado en esta película desde un realismo tibio. Pero también lo contrario, es decir, la falta de ética.
Al final todos podemos aprender en nuestra confrontación con el otro...uno aprenderá a valorar que no todo es intercambio marcantil, el otro a no atincherarse en los principios para perder de vista lo HUMANO.
He visto muchas películas con Luppi, que admiro, pero nunca lo vi tan perfecto, pura esencia en esta peli. Ella también muy buena como siempre.
Un film que te hará pasar un buen rato.