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Voto de Antonio Morales:
6
Drama Juana de Arco, la Doncella de Orleáns (1412-1431), una joven profundamente religiosa, vivió durante la Guerra de los Cien Años, en la que se enfrentaban Francia e Inglaterra. Completamente convencida de que Dios le había encomendado la misión de expulsar a los ingleses y de salvar a Francia, va a ver al Delfín, el futuro Carlos VII, y consigue que le proporcione tropas para levantar el sitio de Orleáns. (FILMAFFINITY)
21 de julio de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de la santificada Juana de Arco, doncella visionaria, iluminada por Dios, que guió a los franceses en la liberación de Orleáns y se convirtió en un mito ha sido versionada en muchas ocasiones a lo largo de la historia del cine. Desde Dreyer hasta Bresson, desde Luc Besson hasta Rossellini, desde Preminguer hasta esta de Victor Fleming que paso a comentar.

Es evidente que esta película está hecha al servicio de Ingrid Bergman, para el lucimiento de la actriz sueca. Era conocido el gusto de la actriz por dar vida a personajes enfrentados con el medio, que esgrimen sus convicciones frente a los convencionalismos que se oponen a la imposición de las normas establecidas. Juana de Arco es, de alguna manera, el film que esbozó esta imagen de Ingrid Bergman, luego potenciada y pulida, de forma más hermosa, por Rossellini en los films que dirigió a la actriz, y a la sazón pareja, como “Stromboli”, “Te querré siempre” o “Europa 51”, donde la mujer rica que encarna se convierte al franciscanismo tras la muerte de su hijo. Al parecer, Rossellini montó la obra “Jeanne d'Arc au bûcher”, a partir de un poema Paul Claudel y compuesto por Arthur Honneger para el lucimiento de Ingrid Bergman y posteriormente filmó las representaciones que habían tenido lugar en la Ópera de París del 21 al 27 de junio de 1953, dando lugar a la película “Giovanna d'Arco al Rogo.”

Filmada con el estilo y medios de una gran superproducción Fleming no transmite la verosimilitud de la santa, quedándose en la superficie de la historia, tiene una lograda fotografía, pero es está más cerca de una película épica de aventuras, que de la biografía de una santa. Tampoco ayuda la excesiva edad de la Bergman a pesar del maquillaje. La espectacularidad combinada con el arrojo patriótico, y la fe al servicio de las causas nobles, son ingredientes ideológicos muy gratos al cine de Hollywood, que constituyen el mensaje principal de la película.
Antonio Morales
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