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Voto de Antonio Morales:
8
Bélico Chris (Charlie Sheen) es un joven e inexperto soldado norteamericano es enviado a la frontera entre Vietnam y Camboya para incorporarse a un pelotón, en pleno frente de batalla contra las tropas norvietnamitas. Además de la crueldad de la guerra, tendrá que sufrir las difíciles relaciones con sus camaradas... Oscarizada primera entrega de la trilogía de Stone sobre la guerra de Vietnam. (FILMAFFINITY)
8 de marzo de 2013
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oliver Stone dio un salto en la cama, había despertado de una pesadilla, llevaba 16 años fuera de Vietnam pero en el sueño: “me habían metido en un barco para hacerme regresar. De alguna manera me habían localizado cuando ya tenía 38 años y me devolvían allí. Me desperté sudando, invadido de terror”. Stone obtuvo una estrella de bronce atestiguando que había sufrido heridas tanto físicas como emocionales en la jungla de Vietnam, transformó su experiencia de la guerra – el mal sueño que vivió durante 15 meses, en los años 67 y 68 – en una modesta (económicamente, pero en contenido ambiciosa) película llamada “Platoon”.

Empieza como un parto: un soldado con cara de niño (Charlie Sheen), es depositado desde el vientre de un avión de transporte bajo la violenta luminosidad de Vietnam. Se encuentra con la muerte de manera inmediata: cuatro patrullas en la película, cuatro violentas revelaciones. Objetivas en apariencia, su ordenación fragmentaria y elíptica, el uso del sonido, crea una inevitable sensación de subjetividad, de perspectiva personal. Eso ocurre un rato antes de que la voz del recluta, Chris, lea la primera de sus cartas a su abuela, un clásico recurso epistolar, confirmándose como el recuento de las experiencias personales, en realidad el propio director Oliver Stone.

El carácter autobiográfico es el primer elemento que otorga su fuerza directa al film, nos habla alguien que sabe de qué está hablando, y eso se nota. No es un aprendizaje glorioso el de Chris, ni su lucha tiene nada de heroica: no combate tanto contra el Vietcom como contra sí mismo. Stone casi no muestra nunca al enemigo, está realmente en el mismo pelotón, dividido en dos, como el propio Chris, entre el feroz instinto de sobrevivir del sargento Barnes (Tom Berenguer) y la conciencia humanitaria y vagamente romántica del sargento Elías (Wilem Dafoe), quien irónicamente fuma hierba para no perder del todo el contacto con la realidad.

Todas las “Majors” norteamericanas rechazaron producir esta película, por suerte para los espectadores fue al final producida por una pequeña compañía inglesa. Las superproducciones bélicas con grandes recursos pueden permitirse despliegues que acaban por hacer bonita la guerra. La guerra de Stone aparece mucho más sugerida que mostrada, una confusión de disparos que vienen de no se sabe dónde, de órdenes contradictorias, de gritos de rabia o de dolor, y por lo tanto se ofrece infinitamente más convincente.
Antonio Morales
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