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Voto de Vivoleyendo:
10
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10
Drama. Bélico. Intriga Tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Leo Kessler, un joven americano de origen alemán, se traslada a Alemania para trabajar con su tío en una compañía de ferrocarriles. Su trabajo le permitirá viajar, fascinado, por un país destruido por la guerra; pero también tendrá que enfrentarse poco a poco a los horrores de la barbarie nazi. (FILMAFFINITY)
15 de enero de 2008
171 de 199 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cada director se caracteriza por poseer un sello único e inconfundible con el que impregna todas sus obras. Y el sello de Lars Von Trier casi siempre lleva las señas de identidad de un pesimismo brutal, una visión absolutamente negra del mundo que analiza, sin dejar concesiones a la esperanza o a la benevolencia.
Tras haber visto otros filmes suyos como "Bailar en la oscuridad", "Dogville" y "Manderlay" (dejando aparte "Rompiendo las olas", que, saliéndose de la línea habitual, apuesta por un mensaje esperanzador), no me cabía duda de que, una vez más, me aguardaba un viaje de pesadilla. Un descenso cada vez más profundo a los infiernos hasta que no queda un solo destello de luz.
Siguiendo su esquema acostumbrado, Von Trier emplea un protagonista que, llegado desde el exterior, se sumerge en una sociedad que le es ajena. Este protagonista siempre sigue unos patrones de personalidad que lo hacen destacar del grupo en el que trata de integrarse: se ha criado interiorizando unos principios de justicia e igualdad; cree en la bondad intrínseca de la Humanidad; está convencido de que las cosas se pueden cambiar para mejor; ve en la paz la única forma de redimir la corrupción del mundo y no desea involucrarse en ningún conflicto. Podríamos decir que es un objetor de conciencia moral, que rechaza la violencia y se siente horrorizado ante las maldades. Este protagonista ha recibido unos ideales que le impulsan a tratar de hacer algo por ayudar a la gente. Y, en su afán por ayudar, se mete en la boca del lobo. Y siempre acaba descubriendo que el ser humano puede llegar a ser la plaga más infecta sobre la faz de la Tierra. Y que todos sus ideales resultan inútiles, asfixiados en medio de la malevolencia que se va cerrando en torno a ellos hasta estrangularlos.
Centrándose en la Alemania que se lame sus heridas al término de la Segunda Guerra Mundial, Von Trier vuelve a crear con mano severa e inmisericorde un retrato que podría semejarse al que mostraba la profunda corrupción del alma de Dorian Gray en la genial novela de Oscar Wilde. Nadie se libra de la quema, nadie sale impune.
Acostumbrados como estamos a que en las películas nos muestren el corazón de las guerras, sin embargo no es tan frecuente que algún film se centre en lo que queda justo cuando la guerra termina. Pero, ¿realmente termina? En agosto de 1945, el mundo entero respiró y oficialmente se declaró el final de los conflictos. ¿El final? ¿Acaso habían acabado? Tras la guerra, las heridas están demasiado recientes... Y los odios palpitan bajo la frágil superficie.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Vemos una Alemania ocupada por las fuerzas militares aliadas, y el ambiente se halla en plena ebullición. Los nazis han sido derrotados y humillados para ser reemplazados por la dictadura de las fuerzas de ocupación. Las represalias no se hacen esperar tanto en unos bandos como en los otros. Los aliados que vigilan y someten al pueblo alemán. Alemanes que desean librarse de la peste nazi y colaborar con los aliados. Nazis resentidos que quieren darle una lección a los intrusos aliados y a sus partidarios alemanes. Y muchos otros que sólo desean que vuelva la paz y la cordura pero que se ven en mitad de la contienda. ¿Es posible ser neutral? Leopold, el protagonista, no desea otra cosa. Pero, ¿tiene elección?
Descarnado como siempre, Von Trier nos enseña cómo se ríen las hienas de los ingenuos. Cómo los utilizan, los manipulan, los quieren conducir sin miramientos hacia el bando que les conviene. Cómo se burlan de sus principios, de su neutralidad.
En un drama de Von Trier, el don de la bondad natural es el mayor de los crímenes. No te lo permitirán. Te devorarán, con la voracidad de los depredadores que se deleitan con las presas más tiernas, siempre las más codiciadas. No tienes escapatoria.
Fotografía que combina estudiadamente el blanco y negro y el color. Imágenes envolventes y cuidadas en todo detalle, cargadas de simbología y de mensajes entre líneas. Un discurso en off hipnótico. Una banda sonora a tono con el pesimismo predominante, el tenso suspense y el triste romanticismo. Un guión como siempre plagado de acusaciones veladas, de sentidos que van más allá de la apariencia, en los que no hay nada casual ni irrelevante. Cada frase, exceptuando las de Leopold, lleva oculto un puñal.
No te confíes, porque en el ambiente de Von Trier nadie te va a regalar nada. Ni siquiera el hecho de permitirte ser tú mismo. Si te descuidas, te aplastan.

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