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Voto de Vivoleyendo:
7
Comedia. Romance A medidados de los años 60, dos finlandeses que tienen problemas para comunicarse con las mujeres viajan en una furgoneta en dirección hacia el sur. En el camino encuentran a la estonia Tatiana y la rusa Klavdia, más despiertas y experimentadas. (FILMAFFINITY)
2 de febrero de 2012
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La quintaesencia de lo freak cutre alcanza su cúspide con este par de finlandeses que una no sabe si son plenamente felices en su simplicidad, o si son dos frustrados infelices resignados a su pequeñez. Vaya par de galanes, dos premios gordos de la lotería como quien dice; no es que tengan una cola de admiradoras en su puerta. Valto es un rockero retirado que trabaja cosiendo a máquina para el negocio de su agriada madre y es un bebedor compulsivo de café. Reino es otro rockero retirado que arregla coches y es un bebedor compulsivo de vodka. Son amigos por alguna especie de misteriosa fuerza de inercia, o tal vez por la afinidad de sus caracteres. Sólo abren el pico para fumar, beber sus potingues y hablar lo estrictamente necesario. Deben de tener por máxima que lo que puedas decir con dos palabras, no lo digas con tres. Aunque he de apuntar que es la película en la que más he oído la voz de Matti Pellonpää; increíble verlo charlar en un par de escenas como una persona corriente y reírse, algo a lo que Aki no nos tiene acostumbrados.
Ese punto cómico de los dos tímidos al borde del autismo y las rarezas que despliegan como estandarte en su mundillo destartalado es la perpetua marca de la casa de Kaurismäki y lo que nos sigue atrayendo a los espectadores habituales del finlandés. Hay mucho humor negro en los estrafalarios caras de palo que desfilan con su aura de displicencia o de impasibilidad.
Parapetados en su micromundo del rock, el café y el vodka, ni las mujeres son un reclamo lo bastante llamativo para suscitar demasiado su interés. Ni aún cuando les vienen en bandeja, como Tatjana y Klavdia, a las que acogen como pasajeras en su abúlico viaje automovilístico al sur. Como los recalcitrantes maniáticos que son, no les hacen apenas caso, sobre todo Valto, que no ve más allá de sus interminables tazas de café. Reino demuestra ser más receptivo al fijarse gradualmente en Tatjana, una estonia treintañera que aparenta más edad de la que tiene y que es aficionada a sacar fotos. La extraña pareja descubre una atracción mutua en sus silencios; se sienten a gusto así, sin decirse nada, solamente con miradas y parcos gestos de cariño. Su callada relación tiene un aire suavemente conmovedor, los dos marginados que se aceptan sin preguntas ni reclamaciones. Klavdia, natural de Kazajistán, no tiene tanta suerte; se aburre como una ostra y Valto pasa olímpicamente de ella.
Los cuatro se dirigen a Tallinn en una excursión que es de todo menos dicharachera y adrenalítica, y el complemento sentimental y efusivo lo ponen las canciones de fondo, el rock'n'roll, los tangos y el pop melódico con frecuencia interpretados en vivo por cantantes anónimos en baretos de segunda.
Vivoleyendo
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