Entretenida, aunque convencional, cinta de ciencia ficción dirigida por Alex Proyas, quien maneja y dosifica con total efectividad la intriga, acompañado siempre de ocurrentes fórmulas de terror que nunca fallan y unos sorprendentes efectos especiales.

El cine apocalíptico está de moda, y con ello esta historia se convierte en una más, que nos habla del fin de los tiempos. Signos extraños desde el cielo, numerología descifrable, cataclismos sobre la tierra, los elegidos con la marca de dios y su ascenso a los cielos.

Una discreta mezcla de terror, melodrama familiar, futuro apocalíptico y alegoría religiosa, en la que existe una clara referencia al conocido versículo “… y vi un cielo nuevo y una tierra nueva…” en la escena final. Con cierta similitud esquemática a la obra de Joel Schumacher El número 23, esta obra se acerca con demasía a la definición de thriller.

Por último, Nicolas Cage se esfuerza en que no se note, pero su interpretación tiene momentos en los que pierde la credibilidad y resulta sobreactuada.