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Voto de walser:
10
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10
6.4
24,746
Western. Drama
Montana, 1925. Los acaudalados hermanos Phil (Cumberbatch) y George Burbank (Plemons) son las dos caras de la misma moneda. Phil es impetuoso y cruel, mientras George es impasible y amable. Juntos son copropietarios de un enorme rancho donde tienen ganado. Cuando George se casa con una viuda del pueblo, Rose (Dunst), Phil comienza a despreciar a su nueva cuñada, que se instala en el rancho junto a su hijo, el sensible Peter (Smit-McPhee). [+]
22 de enero de 2022
22 de enero de 2022
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por ambiguo, el título de la nueva obra de Jane de Campion sugiere pistas diversas. Como se sabe, es también el título de la novela original de Thomas Savage y proviene de un salmo bíblico, que dice: "Salva tu amor del poder del perro". En principio, si hay que salvar el amor, o la vida, de esa amenaza, se deduce que el poder del perro es oscuro y siniestro. Pero, ¿dónde está el perro en la película?
Sin revelar nada importante de la trama, se puede decir que hay un perro, o una presunta silueta de perro, en las sierras que miran al rancho del estado norteño de Montana en el que transcurre la acción. ¿Es el perro del título, una señal ominosa que anticipa la futura desgracia? ¿O el perro es el vaquero Phil, el personaje de Benedict Cumberbatch, que ha iniciado una campaña de hostigamiento contra la flamante mujer de su hermano? Ella tiene un hijo de un matrimonio previo, Peter, afeminado y, en apariencia, de extremada fragilidad... ¿O el perro es el propio Peter, contra todo pronóstico? ¿O son acaso esos hombres y esas mujeres tan áridos y secos como el duro paisaje?
La respuesta puede quedar abierta, puesto que entran en juego pulsiones reprimidas y no bien controladas en el orden de la sexualidad, así como un pasado que se proyecta con fuerza en el presente y del que la directora, con maestría poética, entrega al espectador tan solo algunas pistas.
Tras doce años sin filmar, Campion entrega un western que es a la vez thriller, melodrama gótico y drama psicológico sobre el homoerotismo, un diamante multifacético que recuerda lo suntuoso, pleno, lujoso, refinado, profundo y emocionante que solía ser el cine antes de reducirse a denominadores mínimos comunes. "El poder del perro" vivirá para siempre en la cabeza de quienes la hayan visto con debida atención -mejor si lo han hecho en más de una ocasión-, con la pregnancia de las auténticas obras de arte.
Sin revelar nada importante de la trama, se puede decir que hay un perro, o una presunta silueta de perro, en las sierras que miran al rancho del estado norteño de Montana en el que transcurre la acción. ¿Es el perro del título, una señal ominosa que anticipa la futura desgracia? ¿O el perro es el vaquero Phil, el personaje de Benedict Cumberbatch, que ha iniciado una campaña de hostigamiento contra la flamante mujer de su hermano? Ella tiene un hijo de un matrimonio previo, Peter, afeminado y, en apariencia, de extremada fragilidad... ¿O el perro es el propio Peter, contra todo pronóstico? ¿O son acaso esos hombres y esas mujeres tan áridos y secos como el duro paisaje?
La respuesta puede quedar abierta, puesto que entran en juego pulsiones reprimidas y no bien controladas en el orden de la sexualidad, así como un pasado que se proyecta con fuerza en el presente y del que la directora, con maestría poética, entrega al espectador tan solo algunas pistas.
Tras doce años sin filmar, Campion entrega un western que es a la vez thriller, melodrama gótico y drama psicológico sobre el homoerotismo, un diamante multifacético que recuerda lo suntuoso, pleno, lujoso, refinado, profundo y emocionante que solía ser el cine antes de reducirse a denominadores mínimos comunes. "El poder del perro" vivirá para siempre en la cabeza de quienes la hayan visto con debida atención -mejor si lo han hecho en más de una ocasión-, con la pregnancia de las auténticas obras de arte.