Al igual que a George, un día alguien a quien casi ni conocía me llamó para decirme que mi madre había muerto en un accidente de tráfico.
Supongo que es el punto más fuerte por el que me sentí tan unido a George y comprendi tan bien todo en esta película, desde ese quebrante inicio de el sumergido en el agua , hasta el cambio de colores que funcionan tan bien para describir los estados de ánimo de nuestro protagonista. Se que a muchos les resulta pesado o incomprensibles las escenas donde todo va a cámara lenta con una música tan bien puesta de fondo. Pero es que es así, veréis la vida parece transcurrir ajena a la de uno cuando sufre tanto, es un vacío que produce una conciencia diferente en todo. Como si fuera un sueño perpetuo.
No soy objetivo con esta película, para mi significa más de lo que debería tal vez, pero es hermosa como trata la pérdida tan violenta de un ser amado.
Pude sentir cada angustia, cada lagrima, cada suspiro contenido de dolor de George.
Tom Ford menciono que quería como fuera que Colin Firth hiciera el papel, Colin estuvo a punto de rechazarlo. Siempre me gustó Colin, en mi opinión posee un magnetismo que aprovecha muy bien, y en esta película logra la mejor interpretación que le he visto, realmente uno le cree todo, las lágrimas, el amor, las miradas, la soledad... Valoro mucho cuando un actor me hace olvidar de que es una película lo que estoy viendo, y valoro aún más que su interpretación me haga llorar.
A este conjunto se suma Juliane Moore quien también te conmueve con su historia y su devoción a un amor imposible. Unos secundarios más que correctos.
La música es tan perfecta que te transporta aún más en la atmósfera de soledad en la que vive George.
La fotografía es una poesía en la que Ford se apoya para lograr transmitir lo que no se pueden con las palabras y calza justo con el resto.
Como he dicho, siempre en mi opinión, es una película perfecta. Aún así comprendo el que no guste a todo el mundo, es un film que hay que ver en un determinado estado de ánimo o en un punto concreto de tu vida para comprenderla y quererla. La belleza es subjetiva a los ojos y los ojos cambian con el tiempo.
Lo mejor: Colin Firth y su gracia y elegancia con la que captura a George y lo convierte en una persona de verdad, esta interpretación se merecía un Oscar.
Lo peor: que al ser tan personal no conecta con todos los espectadores y resulta difícil de comprender.

Debut del famoso modisto británico Tom Ford en el mundo del cine como director y guionista. La película narra la historia de un profesor universitario homosexual durante la crisis de los misiles cubana en 1962. Un hombre atormentado por la muerte de su pareja en accidente de coche que incapaz de superar su perdida intentará suicidarse.

La estupenda interpretación de Colin Firth que interpreta a dicho profesor es lo más potable del tinglado. También aparece en el reparto el conocido modelo vasco, Jon Kortajarena en un breve papel metido con calzador interpretando a un chapero de poca monta. La siempre interesante Julianne Moore interpreta con su habitual corrección a la amargada amiga de Firth.

La película es bonita desde el punto de vista estético con unos personajes elegantemente vestidos como no podía ser de otra manera. Una cuidada fotografía que varía de tonalidad para subrayar la intensidad de las emociones del protagonista. Y una historia que empieza a perder fuelle a partir de la segunda mitad cuando Firth conoce al estudiante que le ofrece su amistad. A partir de ese momento ambos inician una relación en la que se pasan varios minutos hablando sin decir nada interesante, soltando paridas pseudo filosóficas.

Pretende ser dramática sin conseguirlo, con un final repentino que no convence. Y sobre todo lo peor es la escena en la que el estudiante intenta seducir a Colin en su casa después del bañito en la playa. Parecen los prolegómenos de una escena de peli porno gay. Y el contexto en el que se desarrolla la historia con la crisis de los misiles de fondo es meramente anecdótico y no está bien aprovechado.

Colin Firth actua fantásticamente. Además, suma a su reparto a una magnífica Julianne Moore, y cuando se juntan en la pantalla generan magia a todas horas. Nicholas Hoult también hace un papel muy bueno. Son los dos papeles estrellas junto al enorme sol que es Colin Firth.

Puede parecer un poco lenta, a veces, pero es una bonita historia de la soledad que se siente al perder a alguien querido. Un bonito cuento con personajes perfectos.

No cabe duda de que la ópera prima como director del diseñador Tom Ford es un ejercicio de estilo visual que deja entrever muchas de las características que podremos observar en su siguiente ( y estupenda) segunda película, Animales Nocturnos: El uso de los planos de las bocas, de los detalles, la pausa, la música aderezando las tomas...
Aunque argumentalmente no tan atractiva como la siguiente, Un hombre soltero es una mezcolanza de temas como la pérdida, la homosexualidad o la soledad con mucha elegancia y que muestra que hay un director con sello detrás de ella. El trabajo de Colin Firth es estupendo en el papel principal y no cabe duda de que habrá que seguir atent@s a lo próximo de Ford detrás de las cámaras

La homosexualidad en el cine hasta los años 80 siempre se trató de manera encubierta, oblicua, alegórica, reducida a escenas aisladas o como parte de un tema secundario, nunca en forma directa o como tema central. Aunque del lado femenino, el tema lésbico era tratado mediante guiños pero con admiración hacia sus iconos, lo que más abundó fue el retrato masculino amanerado, travesti, cómico y estereotipado de las comedias hollywoodenses o, a lo mucho, como una dolencia psicopatológica en los dramas de ese mismo origen.
Pero a partir de fines de los años 80 distintos realizadores llevaron historias con un enfoque más imparcial hasta llegar a la actualidad en que podemos ver un cine incluso de tipo cotidiano, carnal, reivindicativo y hasta militante. Directores declaradamente gay como el estadounidense Gus Van Sant o el mexicano Julián Hernandez plasman en la pantalla su particular punto de vista.
El debutante director Tom Ford está en este último grupo y toma elementos del mismo pero no estamos seguros que continuará en dicha línea porque “Un hombre solo” es su ópera prima. La historia es la de George, un profesor universitario homosexual (Colin Firth), cuya pareja, con la que ha estado viviendo dieciséis años, fallece en un accidente de tránsito y, a raíz de ese suceso, se debate en dudas existenciales porque ya no le encuentra sentido a la vida. La historia es simple pero su desarrollo se ensimisma, se regodea y se explaya en imágenes filtradas con el color sepia de las fotos viejas o con el que se gradúan, según sean buenos o malos, los recuerdos de George a quien la cámara no lo deja en paz y lo sigue hasta en sus gestos mínimos exigiendo del actor mucha pericia emocional que para eso están los grandes actores. Los personajes secundarios con Charley (Julianne Moore) a la cabeza, tienen como misión poner a prueba a George y en la dinámica interactiva con los masculinos se incide en primeros planos no de los rostros sino de los ojos y de las bocas buscando una clave de identificación en ese mundo de minorías invisibles en la época de la crisis de los misiles en Cuba y de la persistente cacería de brujas contra todo lo sospechoso de revolucionario o vanguardista. De paso, estas escenas consignan un paralelo sobre el amor heterosexual, un pequeño retrato de iniciación sexual y otro de promiscuidad.
La película es, a fin de cuentas, una elegíaca constatación de una promesa de amor, hecha con mucho propósito estético, exquisita hasta en el mobiliario y el vestuario pero con un barroquismo que le pasa factura en el afán, por parte del diseñador de modas metido a director de cine, de buscar un estilo propio.