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Adiós a Las Vegas

Romance. Drama Ben Sanderson (Nicolas Cage), un guionista alcohólico, acaba de perder su trabajo en Hollywood debido a que sus problemas con la bebida afectan a su rendimiento. Sin amigos y sin familia, decide ir a Las Vegas con el propósito de beber hasta morir. Nada más llegar a la ciudad, conoce a Sera (Elisabeth Shue), una atractiva prostituta que trabaja en la calle de la que se queda prendado. (FILMAFFINITY)
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9
17 de agosto de 2013 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un guionista alcohólico (Cage) y una joven prostituta (Shue) conducen, bajo la magistral batuta de Figgis, un recorrido por las fauces del abismo, por los caminos del drama más dramático y desasosegante, oscuro y penetrante, convincente y desolador. Con un guión espléndido, "Leaving Las Vegas" denota solidez estructural y narrativa, astucia formal y argumental, y por derecho propio es una de las mejores películas americanas de los 90.
Relato de luminosa y a la vez oscura penetración psicológica, resulta un film conmovedor y deprimente a partes iguales en el que la recíproca terapia entablada y peligrosamente sostenida por estos dos perdedores, desgraciados y marginados seres humanos, resulta poco menos que elucubradora y un chorro de luz sobre las garras de ese abismo llamado alcohol, sobre el pozo negro del vaso de la vida. El personaje de Cage (merecidísimo Oscar para él, hace un trabajo entregado, sobrio y compasivo) es la estampa de la degradación humana: un alcohólico que se autodestruye consciente y abiertamente, sin importarle nada ni nadie, hasta la muerte en brazos del amor esquinado hallado en el alma de una prostituta. Es la negación de la vida y del mundo, del placer del amor, de la propia curiosidad de existir: un ser nihilista.
A ese otro lado, la prostituta Shue (¡magistral interpretación la suya!, mereció el Oscar también y debiera el luego despistado Cage haberlo partido con ella, pues es ella quién lleva las riendas de la historia, de la película, quién fusiona los dos personajes en un negro fundido de química cinematográfica), verdaderamente enamorada, quién puede emprender un camino una vez librada de su chulo, es el amor esquinado, la determinación del sufrimiento en pos de un milagro que aún sabiendo que no llegara busca sin rebuscarlo, dejándolo todo a los designios de la puta cotidianiedad de ese alcohólico compulsivo. Ambos, son los dos lados de una línea de vida que inyecta en el espectador tanta depresión, desasosiego, muerte y desesperanza como cine, duro y seco, en el que a Figgis le da tiempo a incrustar, incluso, la poesía y belleza en semejante panorama.
8
2 de diciembre de 2016 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Casi no recordaba lo buena que era esta película. Y de lo incómodo y doloroso que puede llegar a resultar acompañar a Ben y a Sera en ese su particular descenso a los infiernos. Hay quien piensa que su estética es demasiado de diseño y que no casa demasiado con una temática tan cruda y con tanto nihilismo. A mí por el contrario me parece que este contraste tiene un efecto brutal. Ni en el oropel de Las Vegas es posible ocultar la fragilidad y las miserias del ser humano.

A él, a Ben, un insólito y soberbio Nicolas Cage, nos lo encontramos ya cuesta abajo y sin frenos en el arranque de la película. No sabemos cuál fue el origen de todo, si su mujer le dejó porque bebía o si empezó a beber a raíz de que se rompiera su matrimonio. Es lo de menos, Ben está SOLO y la botella es su medicina para intentar combatir esta soledad. Se bebe absolutamente todo, su sueldo, su dignidad y su orgullo. La bebida le suelta la lengua y le da derecho a creerse de manera patética que puede invadir el territorio de los demás, y los demás prefieren perdonarle las viejas deudas antes que volver a toparse con él. Así de forma invasiva (a punto de atropellarla con el coche en un semáforo) se meterá en la vida de Sera, otra alma solitaria condenada a vagar por la noche luminosa de Las Vegas. Una nueva Roxanne a la que no podía cantarle otro que Sting.

Y así juntos empezarán una historia de amor. Pero no será una historia de amor cualquiera. Será un amor desesperado, un viaje al final de la noche. Ben lo ha decidido por los dos al haber puesto rumbo a la autodestrucción tiempo atrás. Sera se presenta como su ángel salvador, pero no podrá ayudarle. Habrá llegado demasiado tarde a su vida.

Tal vez no hubiera ningún ángel en la vida de John O´Brien, el autor de la novela en la que se basa el film de Figgis. O´Brien decidió poner fin a la misma pegándose un tiro en la sien a los 33 años meses antes de ser estrenada la película. Quién sabe si en un último rapto de dignidad no quiso quedarse a ver cómo éramos testigos de su legado.
10
21 de febrero de 2006
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
La historia de un alcoholico terrible y sin remedio que conoce a una prostituta que lo redimirá y le dará amor, es una de las más duras y sublimes que ví en mi vida.
Este fascinante descenso a los infiernos personales de un hombre nos lleva a Las Vagas, un territorio lleno de almas en pena y sumamnete perdidas, algunas sin cura alguna.
El tópico de siempre es el amor cura todo, aquí se toma algo de eso, pero lo que sinduada el amor hace aqui, es funcionar como una tabla en medio del océano, como una salvación.
Mike Figgis nos regaló un retrato demoledor y durísimo sobre dos personas al borde del abismo que intentan redimirse una a la otra. Por donde se la mire esta historia es maravillosa y sumamente angustiante y sombría sin esperanza alguna.
Se sostiene por la perfecta dirección de Figgis y por la monumental actuación del genio que es Nicolas Cage, sin duda en su mejor trabajo, quién dota de una intensidad increible a su criatura, no hay palabras para describir a los momentos que tiene este con la hermosa y maravillosa Elisabeht Shue, que con un trabajo consagratorio, emocionó e hizo vibrar a muchos.
Una historia fascinante, de esas que dejan un sabor amargo y son difíciles de tragar, pero que dejan huella en el cine.
6
15 de septiembre de 2007
8 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Espesa descripción de las últimas horas de un joven venido a menos que decide ahogarse en alcohol para terminar con su calamitosa existencia.
La degeneración existencial del protagonista se ve acompañada por el amor fortuito de una prostituta, que observa indefensa como el muchacho se autodestruye a marchas forzadas, invirtiendo todo su capital en un desproporcionado arsenal de bebidas que consume de manera constante durante todo el filme.
El alcoholismo sufrido por el personaje interpretado por Nicolas Cage es recreado de manera sobresaliente, pero no parece suficiente excusa como para otorgarle el argumento entero del largometraje. La acción es inexistente, y el realismo juega en esta ocasión un papel somnífero en demasiadas ocasiones.
6
4 de enero de 2007
7 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Se ha escrito mucho sobre si es preferible un buen personaje o una buena historia, pero en casos como "Leaving Las Vegas" demuestran que poco puede hacer un buen personaje si se le suelta en medio de un guión flojo que es incapaz de resolver los problemas con un mínimo de soltura (sorprendente que nominaran ESTO para un Oscar).
El punto de partida es inmejorable para todos aquellos que amamos las historias de auténticos losers: un guionista de Hollywood alcohólico deja todo atrás y decide echar a perder su vida largándose a Las Vegas para autodestruirse bebiendo hasta morir. El problema viene cuando se cruza por en medio una historia de amor (poco razonada) con una prostitua que acaba convirtiéndose en la trama principal, y el espectador se ve obligado a observar la decadencia del protagonista mediante el prisma de la relación, echando a perder gran parte del poderío que tenía la idea inicial, y más teniendo en cuenta que la acción ocurre en un contexto como Las Vegas.
De todos modos, si por algo se puede salvar esta película son por las interpretaciones tanto de Nicholas Cage como de Elizabeth Sue, y por el inevitable encanto y simpatía que transmiten las historias de perdedores. Entretenida en definitiva, aunque muy inferior a otras películas del estilo como "Barfly" o clásicos como "Días sin huella" o "Días de vino y rosas".
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