El baño del Papa
2007 

7.0
2,310
Drama. Comedia
Es el año 1988 y el Papa Juan Pablo II va a visitar Melo, una pobre comunidad fronteriza de Uruguay. El Pontífice empezará su gira por Latinoamérica en esta pequeña ciudad en la que se espera a más de 50.000 visitantes. Los más modestos están convencidos de que esta visita será milagrosa para el alma y la cartera; mucho creen que vendiéndole comida y bebida a esa multitud se harán casi ricos. Pero Beto tiene una idea mejor: construirá ... [+]
28 de abril de 2017
28 de abril de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una sola película dedicada a los problemas provocados por la visita de un Papa a Latinoamérica, no era suficiente para la cosecha cinematográfica de 2007. Algo o alguien debió pensar que era necesario un segundo proyecto, este cocinado en Uruguay, y sería divertido que el protagonista se llamase exactamente igual que el de Tropa de élite: Beto.
Pero, si el brasileño era un policía del BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales), endurecido por la lucha contra el narcotráfico y la inseguridad de las favelas, el de la pequeña ciudad de Melo es un amable bagayero, un contrabandista que hace todos los días ciento veinte kilómetros con su vieja bicicleta para conseguir unos pesos con los que salir adelante. Su vida depende de cruzar la frontera sin que le quiten unas pocas pilas y bebidas que esconde en los paquetes de legumbres y mate que compra en Brasil y revende al otro lado de la frontera.
El crimen, en pequeño, y sus alrededores, son muy diferentes a los reflejados por la cinta brasileña de José Padilha. Porque, aunque organizado, las pequeñas faltas del Beto uruguayo y su amigo el Negro son tan justificadas como entrañables: echando carreras por interminables llanuras para divertirse mientras recogen la mercancía, hacen además un servicio a sus vecinos, incluido el tartamudo que regenta el bar donde gastan sus ahorros por las tardes. Una imagen que, sin llegar a ser idílica, dista mucho de la constante tensión de la vida de Beto Nascimento en Río de Janeiro. De hecho, la tendinitis y los problemas con la policía corrupta del primero, tienen poco que ver con la inminente paternidad y la búsqueda de un sucesor del segundo. Sólo un aspecto les une: los problemas que les provoca Juan Pablo II.
Porque ese es también el punto de partida de la cinta escrita y filmada a cuatro manos por los uruguayos César Charlone y Enrique Fernández, que se decantaron por una historia pequeña (chiquita, que dirían en el subcontinente), porque fue para lo que les alcanzó el presupuesto y, posiblemente, era lo que demandaba su intento de explicar lo que pudo significar para una pequeña comunidad uruguaya la visita del Sumo Pontífice. El pobre Beto logra estresarse tanto como su tocayo brasileño, a pesar de que su principal problema radica en conseguir un retrete que alquilar a los fieles, algo bastante alejado del intento de pacificación de un gueto lleno de armas. El resultado no deja de ser otra radiografía de una de las pequeñas partes que forman la osamenta que llamamos Sudamérica, ese mundo entero al que le presentaron a su Dios cuando lo descubrieron a la fuerza y que por eso debe engalanarse cuando le visita el Santo Padre.
Pero, si el brasileño era un policía del BOPE (Batallón de Operaciones Policiales Especiales), endurecido por la lucha contra el narcotráfico y la inseguridad de las favelas, el de la pequeña ciudad de Melo es un amable bagayero, un contrabandista que hace todos los días ciento veinte kilómetros con su vieja bicicleta para conseguir unos pesos con los que salir adelante. Su vida depende de cruzar la frontera sin que le quiten unas pocas pilas y bebidas que esconde en los paquetes de legumbres y mate que compra en Brasil y revende al otro lado de la frontera.
El crimen, en pequeño, y sus alrededores, son muy diferentes a los reflejados por la cinta brasileña de José Padilha. Porque, aunque organizado, las pequeñas faltas del Beto uruguayo y su amigo el Negro son tan justificadas como entrañables: echando carreras por interminables llanuras para divertirse mientras recogen la mercancía, hacen además un servicio a sus vecinos, incluido el tartamudo que regenta el bar donde gastan sus ahorros por las tardes. Una imagen que, sin llegar a ser idílica, dista mucho de la constante tensión de la vida de Beto Nascimento en Río de Janeiro. De hecho, la tendinitis y los problemas con la policía corrupta del primero, tienen poco que ver con la inminente paternidad y la búsqueda de un sucesor del segundo. Sólo un aspecto les une: los problemas que les provoca Juan Pablo II.
Porque ese es también el punto de partida de la cinta escrita y filmada a cuatro manos por los uruguayos César Charlone y Enrique Fernández, que se decantaron por una historia pequeña (chiquita, que dirían en el subcontinente), porque fue para lo que les alcanzó el presupuesto y, posiblemente, era lo que demandaba su intento de explicar lo que pudo significar para una pequeña comunidad uruguaya la visita del Sumo Pontífice. El pobre Beto logra estresarse tanto como su tocayo brasileño, a pesar de que su principal problema radica en conseguir un retrete que alquilar a los fieles, algo bastante alejado del intento de pacificación de un gueto lleno de armas. El resultado no deja de ser otra radiografía de una de las pequeñas partes que forman la osamenta que llamamos Sudamérica, ese mundo entero al que le presentaron a su Dios cuando lo descubrieron a la fuerza y que por eso debe engalanarse cuando le visita el Santo Padre.
18 de noviembre de 2024
18 de noviembre de 2024
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película flojita.
Se respira miseria en cada plano, en cada perspectiva del paisaje, en cada mirada y en cada pedaleo de la bicicleta.
Los primeros 30 minutos me sorprendieron por la infame obsesión del pequeño "contrabando", porque decir que eso es contrabandear es exagerar una situación que no es comprensible que pueda considerarse "cotidiana".
O sea, 30 minutos de miseria ciudadana compartida por la mayoría de esa población fronteriza.
La ocurrencia de la población, de poder facturar gracias a la posible invasión de creyentes brasileños, es coherente, pero no se sostiene en ningún hecho real o mínimamente posible : queda claro a lo largo del filme que si los brasileños no saben ni siquiera que existe Melo, poco probable será que acudan a esta cita.
La "pequeña" corrupción asociada a los cruces de frontera permanente también es para destacar.
Sin embargo, hay algo más sutil en la película, y es la poca espiritualidad que la rodea a todo lo largo del metraje.
En ningún momento se habla del significado emocional que puede acompañar la visita del sumo pontífice y el hecho único de que lo haga justamente a un pueblo tan pequeño como el que nos ocupa.
Pues esto no se hace carne en los habitantes de Melo, ni en uno solo.
El guion es más que pequeño, es ínfimo. Los diálogos que lo acompañan son bastante elementales y la actuación más interesante la he encontrado en la hija, Silvia, quien a través de sus silencios y sus miradas dice muchísimas más cosas que el protagonista hablando sin parar.
Está basada en hechos reales, lo cual es más preocupante todavía, no sea cosa que por Melo aún en la actualidad las cosas continúen como en esos tiempos . . .
Se respira miseria en cada plano, en cada perspectiva del paisaje, en cada mirada y en cada pedaleo de la bicicleta.
Los primeros 30 minutos me sorprendieron por la infame obsesión del pequeño "contrabando", porque decir que eso es contrabandear es exagerar una situación que no es comprensible que pueda considerarse "cotidiana".
O sea, 30 minutos de miseria ciudadana compartida por la mayoría de esa población fronteriza.
La ocurrencia de la población, de poder facturar gracias a la posible invasión de creyentes brasileños, es coherente, pero no se sostiene en ningún hecho real o mínimamente posible : queda claro a lo largo del filme que si los brasileños no saben ni siquiera que existe Melo, poco probable será que acudan a esta cita.
La "pequeña" corrupción asociada a los cruces de frontera permanente también es para destacar.
Sin embargo, hay algo más sutil en la película, y es la poca espiritualidad que la rodea a todo lo largo del metraje.
En ningún momento se habla del significado emocional que puede acompañar la visita del sumo pontífice y el hecho único de que lo haga justamente a un pueblo tan pequeño como el que nos ocupa.
Pues esto no se hace carne en los habitantes de Melo, ni en uno solo.
El guion es más que pequeño, es ínfimo. Los diálogos que lo acompañan son bastante elementales y la actuación más interesante la he encontrado en la hija, Silvia, quien a través de sus silencios y sus miradas dice muchísimas más cosas que el protagonista hablando sin parar.
Está basada en hechos reales, lo cual es más preocupante todavía, no sea cosa que por Melo aún en la actualidad las cosas continúen como en esos tiempos . . .
9 de mayo de 2008
9 de mayo de 2008
9 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Uruguay esta ubicado en América del sur, limita con Brasil, Argentina y tiene costas sobre el Río de la Plata y el Océano Atlántico.
Somos un país con poco más de 3 millones de habitantes y la base de su economía es la ganadería.
Como todo país del tercer mundo realizar cualquier expresión artística y poder llevarla mas allá de nuestras fronteras cuesta mucho dinero, dinero que no es destinado al arte debido a la pobreza propia de un país subdesarrollado.
La calidad de las películas uruguayas no ha sido la mejor, no porque no haya buenos actores, productores, etc. Sino porque no contamos con los equipos de filmación mas avanzados y porque a diferencia con países como Estados Unidos hacer cine no es para cualquiera, no esta al alcance de la mano.
"El baño del papa" es sin embargo una demostración de que la calidad del cine uruguayo esta mejorando día a día y que los inconvenientes antes nombrados ya no son tan notorios.
Es una película bella y sencilla, sin los grandes clichés de los héroes norteamericanos, con personajes adorables y fáciles de encontrar caminando por cualquier lugar de nuestro hermoso país.
Totalmente calida y representativa porque muestra a los uruguayos tal cual somos, con nuestra ilusión de salir adelante, con nuestra esperanza puesta en cosas a veces incoherentes y si también con nuestra ingenuidad, con nuestra alma sana y malintencionada.
Es un orgullo para mi este film porque es nuestro y esta hecho con sudor y lagrimas como todo lo que hacemos de este lado del mundo.
Verdadera maravilla que describe la vida en cualquier pueblito del interior del Uruguay.
Somos un país con poco más de 3 millones de habitantes y la base de su economía es la ganadería.
Como todo país del tercer mundo realizar cualquier expresión artística y poder llevarla mas allá de nuestras fronteras cuesta mucho dinero, dinero que no es destinado al arte debido a la pobreza propia de un país subdesarrollado.
La calidad de las películas uruguayas no ha sido la mejor, no porque no haya buenos actores, productores, etc. Sino porque no contamos con los equipos de filmación mas avanzados y porque a diferencia con países como Estados Unidos hacer cine no es para cualquiera, no esta al alcance de la mano.
"El baño del papa" es sin embargo una demostración de que la calidad del cine uruguayo esta mejorando día a día y que los inconvenientes antes nombrados ya no son tan notorios.
Es una película bella y sencilla, sin los grandes clichés de los héroes norteamericanos, con personajes adorables y fáciles de encontrar caminando por cualquier lugar de nuestro hermoso país.
Totalmente calida y representativa porque muestra a los uruguayos tal cual somos, con nuestra ilusión de salir adelante, con nuestra esperanza puesta en cosas a veces incoherentes y si también con nuestra ingenuidad, con nuestra alma sana y malintencionada.
Es un orgullo para mi este film porque es nuestro y esta hecho con sudor y lagrimas como todo lo que hacemos de este lado del mundo.
Verdadera maravilla que describe la vida en cualquier pueblito del interior del Uruguay.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Vale la pena resaltar que solo 3 son actores profesionales en esta película y que el resto son personas comunes y corrientes de la ciudad de Melo que hicieron un casting, era la primera vez que actuaban en su vida.
GRANDES!!!!!
GRANDES!!!!!
9 de mayo de 2008
9 de mayo de 2008
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Especial relato sobre las dificultades económicas y sociales que afectan a muchas zonas de nuestra geografía.Acostumbrados a las muchas comodidades que tenemos hoy en dia, nunca llegaremos a comprender, aunque vivamos muchas experiencias y atendamos a muchas historias, la penumbra que rodea a cierta gente. Una penumbra que es fuertemente equilibrada por un inmenso entusiasmo y una alegría y felicidad que poco tiene que ver con su situación. Una simple visita, llena de optimismo a toda la población uruguaya.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película nos muestra desde el comienzo, escenas llenas de comparaciones y diferencias sociales de un país sumergido en la pobreza. La lucha por mejorar la forma de vida y prosperar son una batalla constante en éste país. Pero, la importante visita del Papa, les abre muchas posibilidades y empiezan a crearse grandes expectativas para el futuro. Llenos de entusiasmo y optimismo, deciden emprenden una dura y arriesgada idea, invertir todos sus ahorros, e incluso avalar sus casas,con la intención de montar un pequeño puesto ambulante para el dia de la visita. Pero, la esperanza creada semanas antes, se desvanece el dia después de la visita, con imágenes y primeros planos emotivos, llenos de sentimiento y enseñando la cruda realidad de ésta población. La desolación de esos momentos, es fuertemente compensada con la alegría, la amistad, el compañerismo y las ganas de vivir de todos ellos. La música te hace levitar y sentirte por momentos en su propia piel, pero nunca llegaremos a estar , ni a entender todas la dificultades que han podido tener esa gente. Fantástico guión y muy verídico.
20 de enero de 2012
20 de enero de 2012
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Lo primero que no debe perderse de vista es que esta película está basada en un evento real: la visita del Papa Juan Pablo II a Melo, Uruguay, en 1988. Ante semejante acontecimiento, los pobladores del lugar sueñan con “salvarse” económicamente vendiéndole todo tipo de cosas a los miles de fieles que vendrán a ver al Pontífice.
Allí viene lo interesante de la película: cómo cada habitante es capaz sostener su sueño a costa de aventuras de todo tipo. Esto también nos brinda una pintura de sus habitantes: sus más escondidos anhelos, sus frustraciones, su vida hasta entonces mansa y sin sobresaltos.
La comparación con la española “Bienvenido Mr. Marshall” es casi inevitable. Pero esta tiene ese toque localista sumado a un trasfondo aportado por un hecho verídico. No es poco.
Allí viene lo interesante de la película: cómo cada habitante es capaz sostener su sueño a costa de aventuras de todo tipo. Esto también nos brinda una pintura de sus habitantes: sus más escondidos anhelos, sus frustraciones, su vida hasta entonces mansa y sin sobresaltos.
La comparación con la española “Bienvenido Mr. Marshall” es casi inevitable. Pero esta tiene ese toque localista sumado a un trasfondo aportado por un hecho verídico. No es poco.
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