Ahora me ves 2
5.1
14,593
Thriller. Comedia
Un año después de despistar al FBI y conseguir la admiración del público con sus espectáculos mentales, los cuatro jinetes vuelven a la luz pública, pero un nuevo enemigo se propone arruinar su golpe más espectacular y peligroso hasta la fecha... Secuela de "Now You See Me" de 2013. (FILMAFFINITY)
25 de julio de 2016
25 de julio de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Ahora me ves 2” es un burdo truco de magia elegantemente presentado, del que no se puede pedir más que te caiga majo y te haga sonreír al acabar el truco. Y tal y como pasar con su predecesora, esta secuela lo consigue aunque sea a costa de no atreverse a llegar a cotas más altas de inteligencia o ingenio argumental.
Su guión se construye sobre la trampa final de la primera entrega para entonces apostar por rizar el rizo (que ya estaba rizado) a cada escena que avanza. Se repite el esquema y la fórmula de su predecesora, pero una mano prestidigitadora consigue que el truco sea entretenido y se disfrute en sus resoluciones.
El apartado técnico cumple con buenos efectos especiales y una correcta dirección, junto con una banda sonora que repite la misma sinfonía de la primera entrega.
Las interpretaciones son el gancho que te hace seguir la trama, destacando en mi caso a un Daniel Radcliffe realmente carismático entre todo el reparto, que se dedica a cumplir con su labor de forma solvente.
No recupera el efecto sorpresa tramposo de la primera, por lo que sus trucos son una sucesión de trampas de guión para marear de forma amena al espectador. Pero el entretenimiento está ahí, la resolución de los trucos hace gracia y al final sólo me quedó agradecer que por lo menos no me tomaran por un completo idiota. Es entretenimiento veraniego sin ninguna sustancia, pero con ritmo.
Su guión se construye sobre la trampa final de la primera entrega para entonces apostar por rizar el rizo (que ya estaba rizado) a cada escena que avanza. Se repite el esquema y la fórmula de su predecesora, pero una mano prestidigitadora consigue que el truco sea entretenido y se disfrute en sus resoluciones.
El apartado técnico cumple con buenos efectos especiales y una correcta dirección, junto con una banda sonora que repite la misma sinfonía de la primera entrega.
Las interpretaciones son el gancho que te hace seguir la trama, destacando en mi caso a un Daniel Radcliffe realmente carismático entre todo el reparto, que se dedica a cumplir con su labor de forma solvente.
No recupera el efecto sorpresa tramposo de la primera, por lo que sus trucos son una sucesión de trampas de guión para marear de forma amena al espectador. Pero el entretenimiento está ahí, la resolución de los trucos hace gracia y al final sólo me quedó agradecer que por lo menos no me tomaran por un completo idiota. Es entretenimiento veraniego sin ninguna sustancia, pero con ritmo.
26 de julio de 2016
26 de julio de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los jinetes vuelven, con un solo cambio en su componente femenina, para ofrecernos una nueva trama interesante que mezcla grandes robos con trucos de magia.
La buena idea que fue la original, aquí se nota un poco desgastada y con algo menos de fuerza.
La secuela nos da, por tanto, una de cal y otra de arena.
Los protagonistas siguen teniendo química. Como es muy coral, la ausencia de Isla Fisher no duele mucho. Uno de los nuevos personajes es, anecdóticamente, Daniel Radcliffe. Que el actor no quiera seguir encasillado en Harry Potter y aparezca como el contrapunto a estos magos, no deja de ser cuanto menos curioso.
También encontramos al hermano gemelo de Woody Harrelson, que permite dar rienda suelta a la faceta más cómica de este prolífico intérprete calvo. Lo malo es que el personaje no tiene la más mínima gracia y más bien es tan estúpido que me sobran todas las escenas en las que aparece diciendo tonterías.
Las secuencias más llamativas son el robo del chip (en una coreografía magistral muy bien filmada) y la larga traca final en Londres.
Por el contrario, en Macao pierden mucho tiempo en escenas que no aportan nada salvo que la película quede un poco más larga de lo que era necesario. Lo de la mejor tienda de magia del mundo podría haber dado mucho más de sí.
También me ha gustado el prólogo, enlazando con unos hechos que eran mencionados en la primera parte, pero que hasta ahora no los habíamos visto.
Una más que buena música de Brian Tyler acompaña a la acción, aunque las dos melodías principales permanezcan intactas.
Creo que aunque esté claramente peor que la primera, sigue siendo muy entretenida. La combinación de magia y robos sigue funcionando a la perfección.
La buena idea que fue la original, aquí se nota un poco desgastada y con algo menos de fuerza.
La secuela nos da, por tanto, una de cal y otra de arena.
Los protagonistas siguen teniendo química. Como es muy coral, la ausencia de Isla Fisher no duele mucho. Uno de los nuevos personajes es, anecdóticamente, Daniel Radcliffe. Que el actor no quiera seguir encasillado en Harry Potter y aparezca como el contrapunto a estos magos, no deja de ser cuanto menos curioso.
También encontramos al hermano gemelo de Woody Harrelson, que permite dar rienda suelta a la faceta más cómica de este prolífico intérprete calvo. Lo malo es que el personaje no tiene la más mínima gracia y más bien es tan estúpido que me sobran todas las escenas en las que aparece diciendo tonterías.
Las secuencias más llamativas son el robo del chip (en una coreografía magistral muy bien filmada) y la larga traca final en Londres.
Por el contrario, en Macao pierden mucho tiempo en escenas que no aportan nada salvo que la película quede un poco más larga de lo que era necesario. Lo de la mejor tienda de magia del mundo podría haber dado mucho más de sí.
También me ha gustado el prólogo, enlazando con unos hechos que eran mencionados en la primera parte, pero que hasta ahora no los habíamos visto.
Una más que buena música de Brian Tyler acompaña a la acción, aunque las dos melodías principales permanezcan intactas.
Creo que aunque esté claramente peor que la primera, sigue siendo muy entretenida. La combinación de magia y robos sigue funcionando a la perfección.
14 de marzo de 2017
14 de marzo de 2017
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película que está diseñada por sus autores para aburrir hasta la muerte al incauto espectador. El film no es bueno ni malo, más bien malo, realmente no hay por dónde cogerlo ya que parece una soberana estafa, a veces es aburrido con ganas, pero también y durante algunos cortos minutos del metraje, resulta lucido y con un cierto sentido y toques de humor realmente geniales, pero son tan y tan escasos que no merece la pena perder el tiempo visionando esta película. Esta "cosa” tiene un guión mediocre y absolutamente gris, con unos diálogos irregulares, un montaje bastante correcto, una buena dirección y unos intérpretes que actúan de manera acertada, y que se esfuerzan por sacar el film adelante, pero con escaso éxito.
Conclusión: Escapa de mi comprensión por qué se ruedan este tipo de películas, que solo inducen al soberano bostezo, aunque no la desaconsejaría del todo por los escasos momentos que resulta interesante. Siendo benévolo solo le puedo dar un 2.
Conclusión: Escapa de mi comprensión por qué se ruedan este tipo de películas, que solo inducen al soberano bostezo, aunque no la desaconsejaría del todo por los escasos momentos que resulta interesante. Siendo benévolo solo le puedo dar un 2.
9 de agosto de 2016
9 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película sigue la misma estructura que la primera, con alguna que otra sorpresa. Eso sí, pierde magia. Y no lo digo en el sentido metafórico, también en el sentido literal. En esta secuela hay menos trucos, menos magia, más incredibilidad y un peor guión, realmente. Aun así, la película atrapa, sabe llevarte por caminos desconocidos y, en ocasiones, puede llegarte a sorprender, aunque no tanto como la primera.
Daniel Radcliffe, desgraciadamente, no es un gran actor (y mira que soy fan de Harry Potter), pero aun así, solventa bien su papel aunque no creo que haya sido el más acertado. (explicación en spoiler).
Mirad primero la primera parte, que fue bastante buena, y si te quedaste con ganas de más, ¡dale caña a la secuela!
Daniel Radcliffe, desgraciadamente, no es un gran actor (y mira que soy fan de Harry Potter), pero aun así, solventa bien su papel aunque no creo que haya sido el más acertado. (explicación en spoiler).
Mirad primero la primera parte, que fue bastante buena, y si te quedaste con ganas de más, ¡dale caña a la secuela!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Daniel Radcliffe es el actor de Harry Potter. Un buen gag habría sido que él fuera el nuevo Gran Mago que combate con los Jinetes, pero no. La película presenta un personaje "listo" que no sabe que está en un avión de mentira y que no tiene ni idea de magia. Me falló.
25 de agosto de 2016
25 de agosto de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y el sabor de su magia sabe a ¡rancio caducado!
“Cuando crees que me ves, cruzo la pared, hago ¡chas! y aparezco a tu lado, quieres ir tras de mi, pobrecito de ti, no me puedes atrapar” y la pregunta a responder, sino se quiere ser pobrecito público que mira aburrido, es si esta segunda parte atrapará a la audiencia con la fresca lozanía, con la diversión entretenida, con el enigma ingenioso que logró la primera, contando con la ausencia de sorpresa en su ya manifiesta novedad previa; lo que supone el esfuerzo imaginativo de un guión que cubra dicha desventaja, con motivo suculento e interesante que mantenga la atención y el secreto de lo desconocido, y no una simple comercial cinta que, con cumplir en taquilla y con los requisitos menores, valga.
El grupo sigue en forma, están todos -bueno, falta una sustituida-, las ganas siguen, el espíritu en principio se mantiene intacto, cómo avancen en su espectáculo visual, personal y entre bambalinas -donde se cuece el verdadero atractivo enredo- es misterio apetecible, que lleva a elegirla.
Porque es pasatiempo ligero, de grandes artificios malabares para impresionar y engatusar a la audiencia, pero también vende ese trasfondo de thriller y acción en su trama que debe estar a la altura, amén de esa inevitable comparación que juzgará lo visto; aquella gusto, de ésta no se espera menos, pero se parte de exigencia mayor por haber recorrido ya camino.
La ventaja, de la que erróneamente abusan, es que hablamos de magia, por tanto cualquier cosa vale, pueden sacarse de la chistera lo que quieran y quedarse tan anchos y, de hecho, lo hacen; con ese astuto y listillo “siempre mantengo algo bajo la manga”, dan las enmarañadas volteretas que les apetece según escaso ingenio, entran, saltan, salen, se esconden, cogen y escapan, cualquier opción hecha posible, sólo se elige la que convenga y te dan la explicación que les viene en gana.
Pues, parece que ese es su proceder, tras un motor de arranque recordatorio para situar a cada cual en su sitio, primero seleccionar el truco/después inventar la descripción encajada que les plazca, por el camino hacerse los simpáticos y graciosos, un poco de cháchara distraída, un poco de emocional conflicto y a resolver el puzzle según se concuerde y ansíe; hay un nuevo, hay que hacerle hueco, a los veteranos los removemos para llegar a sentimental acuerdo, mucho estruendo, espectáculo de masas y colores vivos, rapideza de escenas que no permitan pensar a la concurrencia, en el vacío nutritivo de su truco ilusionista -y, aún así, se percibe conforme rueda- y esa venganza, de ojo por ojo, con doble sentido en su contenido.
Porque ¡esa es otra!, con la ambivalencia de lo dicho, visto y creído, te llevan de aventura a su parque de atracciones, con la facilidad pasmosa de nada inteligente ni perspicaz que aportar, únicamente aturdir con la loca montaña rusa, con golpes de choque, con el vagón fantasma y el saltamontes que va y viene de país, ciudad o distrito callejero, según ellos soliciten, a capricho nulo de diversión y entretenimiento.
¿Y debe complacer?, ¿que te distraigan, con llamativos fuegos artificiales y locución exigua como comodín de alternancia, es suficiente para satisfacer al ávido vidente?
“A los magos les gusta controlar las percepciones del público” y puede que por ello, marean la perdiz, para que pase desapercibido una trama pobre y sensiblera, floja y destartalada, desfallecida de alimento válido, que juega a ser villano o héroe según trucada carta, que remueve a todos los participantes y espera que el dado reparta suerte.
Resultona, pero exageradamente artificial y numerera, danzarina, pero con escasez de gracia, sabiduría y estilo en la creación de la partitura y la solvencia atractiva de su performance; se les ves, se les escucha pero, no se les cree ni soporta, pues cuentan con tantas trampas de carta de escape y reconducción que, llegado el momento, que cuenten lo que quieran y acaben con su altivo trampolín, de funambulismo alterno.
¡Y como juegan a hipnotizar, cual truco barato adquirido en el bazar de los chinos de la esquina! Es verdad que ellos viajan a Macao pero ¡si eso diera algo de credibilidad a todo lo referido!
“..., pero lo que tú, tú no sabías, es que los sueños no se pueden dominar”, pero si inventar, superponer, caricaturizar y resolver a petición emotiva de deuda pendiente; acrobacias de descaro sin personalidad propia, únicamente un llamar la atención para obtener el aplauso fácil de quien no exige ni presta mirada indagadora, a lo mínimo que rebusques comprobarás que no hay mucho excepto porte y glamour en la etiqueta, su interior es superficial, de ganga barata.
Los cuatro jinetes, su encubierto enlace, el malo encarcelado, el otro malvado libre, uno nuevo muy locuaz y fanático, un pelele a quien robar, la poli siempre llegando tarde, recuerdos dolorosos, removemos la baraja ¿y?..., gana su revuelta confusión, con más solidez y calado de lo que pretendían pues, puestos a elaborar faroles escapatorios, ¡bienvenidos todos los ofertados!, ¡caben más si se lo curran!
Y, para el obsesivo Ojo, de identidad secreta, ¡por qué no Harry Potter!, va más con el fabricado disparate, que la oferta familiar y entrañable que se pretende.
“Ahora me ves 2”, te veo, ahora ¿que valga la pena hacerlo?, no tomes el pelo con ese número par, que debería haberse quedado en exclusivo número primo.
Y, el inmaculado lanzamiento de cartas al vuelo, ¡y te pillo sin que toque el suelo!, ¡mi perro hace lo mismo con su frisbee!
Lo mejor; la vista se llena de trapecistas actuaciones.
Lo peor; no haber dejado las cosas como estaban.
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
“Cuando crees que me ves, cruzo la pared, hago ¡chas! y aparezco a tu lado, quieres ir tras de mi, pobrecito de ti, no me puedes atrapar” y la pregunta a responder, sino se quiere ser pobrecito público que mira aburrido, es si esta segunda parte atrapará a la audiencia con la fresca lozanía, con la diversión entretenida, con el enigma ingenioso que logró la primera, contando con la ausencia de sorpresa en su ya manifiesta novedad previa; lo que supone el esfuerzo imaginativo de un guión que cubra dicha desventaja, con motivo suculento e interesante que mantenga la atención y el secreto de lo desconocido, y no una simple comercial cinta que, con cumplir en taquilla y con los requisitos menores, valga.
El grupo sigue en forma, están todos -bueno, falta una sustituida-, las ganas siguen, el espíritu en principio se mantiene intacto, cómo avancen en su espectáculo visual, personal y entre bambalinas -donde se cuece el verdadero atractivo enredo- es misterio apetecible, que lleva a elegirla.
Porque es pasatiempo ligero, de grandes artificios malabares para impresionar y engatusar a la audiencia, pero también vende ese trasfondo de thriller y acción en su trama que debe estar a la altura, amén de esa inevitable comparación que juzgará lo visto; aquella gusto, de ésta no se espera menos, pero se parte de exigencia mayor por haber recorrido ya camino.
La ventaja, de la que erróneamente abusan, es que hablamos de magia, por tanto cualquier cosa vale, pueden sacarse de la chistera lo que quieran y quedarse tan anchos y, de hecho, lo hacen; con ese astuto y listillo “siempre mantengo algo bajo la manga”, dan las enmarañadas volteretas que les apetece según escaso ingenio, entran, saltan, salen, se esconden, cogen y escapan, cualquier opción hecha posible, sólo se elige la que convenga y te dan la explicación que les viene en gana.
Pues, parece que ese es su proceder, tras un motor de arranque recordatorio para situar a cada cual en su sitio, primero seleccionar el truco/después inventar la descripción encajada que les plazca, por el camino hacerse los simpáticos y graciosos, un poco de cháchara distraída, un poco de emocional conflicto y a resolver el puzzle según se concuerde y ansíe; hay un nuevo, hay que hacerle hueco, a los veteranos los removemos para llegar a sentimental acuerdo, mucho estruendo, espectáculo de masas y colores vivos, rapideza de escenas que no permitan pensar a la concurrencia, en el vacío nutritivo de su truco ilusionista -y, aún así, se percibe conforme rueda- y esa venganza, de ojo por ojo, con doble sentido en su contenido.
Porque ¡esa es otra!, con la ambivalencia de lo dicho, visto y creído, te llevan de aventura a su parque de atracciones, con la facilidad pasmosa de nada inteligente ni perspicaz que aportar, únicamente aturdir con la loca montaña rusa, con golpes de choque, con el vagón fantasma y el saltamontes que va y viene de país, ciudad o distrito callejero, según ellos soliciten, a capricho nulo de diversión y entretenimiento.
¿Y debe complacer?, ¿que te distraigan, con llamativos fuegos artificiales y locución exigua como comodín de alternancia, es suficiente para satisfacer al ávido vidente?
“A los magos les gusta controlar las percepciones del público” y puede que por ello, marean la perdiz, para que pase desapercibido una trama pobre y sensiblera, floja y destartalada, desfallecida de alimento válido, que juega a ser villano o héroe según trucada carta, que remueve a todos los participantes y espera que el dado reparta suerte.
Resultona, pero exageradamente artificial y numerera, danzarina, pero con escasez de gracia, sabiduría y estilo en la creación de la partitura y la solvencia atractiva de su performance; se les ves, se les escucha pero, no se les cree ni soporta, pues cuentan con tantas trampas de carta de escape y reconducción que, llegado el momento, que cuenten lo que quieran y acaben con su altivo trampolín, de funambulismo alterno.
¡Y como juegan a hipnotizar, cual truco barato adquirido en el bazar de los chinos de la esquina! Es verdad que ellos viajan a Macao pero ¡si eso diera algo de credibilidad a todo lo referido!
“..., pero lo que tú, tú no sabías, es que los sueños no se pueden dominar”, pero si inventar, superponer, caricaturizar y resolver a petición emotiva de deuda pendiente; acrobacias de descaro sin personalidad propia, únicamente un llamar la atención para obtener el aplauso fácil de quien no exige ni presta mirada indagadora, a lo mínimo que rebusques comprobarás que no hay mucho excepto porte y glamour en la etiqueta, su interior es superficial, de ganga barata.
Los cuatro jinetes, su encubierto enlace, el malo encarcelado, el otro malvado libre, uno nuevo muy locuaz y fanático, un pelele a quien robar, la poli siempre llegando tarde, recuerdos dolorosos, removemos la baraja ¿y?..., gana su revuelta confusión, con más solidez y calado de lo que pretendían pues, puestos a elaborar faroles escapatorios, ¡bienvenidos todos los ofertados!, ¡caben más si se lo curran!
Y, para el obsesivo Ojo, de identidad secreta, ¡por qué no Harry Potter!, va más con el fabricado disparate, que la oferta familiar y entrañable que se pretende.
“Ahora me ves 2”, te veo, ahora ¿que valga la pena hacerlo?, no tomes el pelo con ese número par, que debería haberse quedado en exclusivo número primo.
Y, el inmaculado lanzamiento de cartas al vuelo, ¡y te pillo sin que toque el suelo!, ¡mi perro hace lo mismo con su frisbee!
Lo mejor; la vista se llena de trapecistas actuaciones.
Lo peor; no haber dejado las cosas como estaban.
lulupalomitasrojas.blogspot.com.es
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