Historias mínimas
2002 

7.3
8,544
Comedia. Drama
A miles de kilómetros al sur de Buenos Aires, tres personajes viajan por las solitarias rutas de la Patagonia. Don Justo, un anciano de 80 años dueño de un bar de carretera que regenta su hijo, se ha escapado de casa para buscar a su perro desaparecido desde hace tiempo. Roberto, un viajante de comercio de 40 años, lleva una tarta para el cumpleaños del hijo de la joven viuda de uno de sus clientes. Ese mismo día María Flores, una joven ... [+]
14 de agosto de 2010
14 de agosto de 2010
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película es un boceto de la que el director realizará en el año 2004, aparecen los mismos personajes (un viejecito nostálgico, un perro, un charlatán, la Patagonia, la mujer sencilla del interior, los galpones perdidos, etc.). Me parece bien que Sorín se haya enamorado del sur de la argentina y de su gente para contar sus historias, pero para mi gusto son reiterativas, los temas que aborda son parecidos, aunque la música es sin duda mejor en “El Perro”.
Esta peli es entretenida, utiliza el recurso (que a mí me tiene bastante cansada) de las historias cruzadas entre los personajes.
Hay algún momento humorístico, pero en general sólo nos invita a verla e ir descubriendo en que desemboca cada historia, para nada nos invita a la intriga, el impacto o la reflexión.
Caben destacar los paisajes y la sencillez pueblerina de los personajes, que es decir bastante, ya que no se si Sorín anhelaba describir algo más que esto al contarnos sus historias mínimas.
Esta peli es entretenida, utiliza el recurso (que a mí me tiene bastante cansada) de las historias cruzadas entre los personajes.
Hay algún momento humorístico, pero en general sólo nos invita a verla e ir descubriendo en que desemboca cada historia, para nada nos invita a la intriga, el impacto o la reflexión.
Caben destacar los paisajes y la sencillez pueblerina de los personajes, que es decir bastante, ya que no se si Sorín anhelaba describir algo más que esto al contarnos sus historias mínimas.
3 de septiembre de 2016
3 de septiembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta película, que es bonita, incluso hermosa, se presta voz a los que no cuentan. Se invita a que suban al escenario a los olvidados, a personas convencionales que no llevan capa ni van por ahí matando a los malos. El retrato de lo cotidiano, el reflejo del día a día, las historias que no entran en La Historia, pero que constituyen la vida. Poesía sin pretensiones, bella y sencilla.
Una torta, que así llaman a las tartas, una multiprocesadora, que es una especie de prototermomix que es inútil y absurda, imposible para quien un set de maquillaje es el premio, un perro, sin pedigrí pero sabio, que sabe y que por eso huye... Y sobre todo gente sencilla, personas que deciden salir por un instante de su vida plana para darse una oportunidad. Buena gente a los que el cine, ayer hoy y siempre, les seguirá dando voz en un mundo que los ignora.
Una torta, que así llaman a las tartas, una multiprocesadora, que es una especie de prototermomix que es inútil y absurda, imposible para quien un set de maquillaje es el premio, un perro, sin pedigrí pero sabio, que sabe y que por eso huye... Y sobre todo gente sencilla, personas que deciden salir por un instante de su vida plana para darse una oportunidad. Buena gente a los que el cine, ayer hoy y siempre, les seguirá dando voz en un mundo que los ignora.
12 de febrero de 2017
12 de febrero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con bajo presupuesto, pero con sólidas actuaciones (algunas muy buenas), un guión muy bien armado y una escenografía muy “cruda” y real de la Patagonia (Santa Cruz), se logró una película interesantísima. Llega a tocar casi todos los sentimientos y situaciones por los que puede atravesar un humano: el amor, los celos, la soledad, la resignación, la ira, la hospitalidad, la indiferencia, etc. Pero lo destacable es que todo esto transcurre a través de, como dice su título, historias mínimas. También es bueno el aporte musical de Nicolás Sorín, hijo del director.
18 de julio de 2022
18 de julio de 2022
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo una lista de películas para ver, en este caso estoy enfocado en la lista de películas argentinas, y para poder elegir que ver hago una especie de sorteo. Cada película tiene un número en la lista, pongo en un reproductor de música la cantidad que hay + 1, y así escucho tres canciones, y el número que sale corresponde a una de la lista, y luego de esas tres elijo la que más me llame la atención (a veces la que menos bodrio parezca). Este film se me cruzó en el último sorteo y la verdad que me alegro de que haya sido así.
A veces este tipo de historias hacen falta, para darnos un mensaje distinto u obtener un dejo de frescura en las películas que vemos. Esta película de hace 20 años atrás me pareció muy simpática. Quizás no dice mucho esa palabra pero voy a intentar contarles a que me refiero.
Es una especie de road movie, mezclado con una de historias cruzadas. Es super interesante lo que hace, y logra, el director Carlos Sorin. Nos encontramos en Fitz Roy, un pueblo de acá, de nuestra Patagonia. Al principio no es muy claro quiénes serán los encargados de contarnos la historia, pero luego de unos minutos nos cuentan de un abuelo a quién le dicen que vieron a su perrito “mala cara” en Puerto San Julián, un pueblo a 300km, quién se fue de su lado (al final nos enteramos el por qué), luego está María quien sale sorteada en un concurso de televisión para participar de un juego, esos típicos de aquellos años donde pueden ganar distintas cosas, y por último aparece el vendedor viajante, quien esta muy ansioso porque va a llevarle una torta al hijo (o hija) de la mujer que le gusta, y al parecer es viuda.
Todo eso parece algo muy simple, pero el camino que toman, las peripecias de cada uno de nuestros tres personajes para llegar a realizar lo que buscan y quieren, están muy bien hechas y realizadas. De los 94 minutos del film, al menos la mitad transcurre dentro de distintos autos. El guion nos lleva por los caminos de ellos y nos hace pensar si lo lograran o no, podrán llegar a su cometido o no.
El ritmo por momentos flaquea, pero aún así uno está tan metido en estas historias, y quiere que les vaya bien a estos personajes, que casi no importa. La clave está en que son personajes muy cercanos, uno se puede sentir identificado con cualquiera de los tres.
La banda sonora me pareció hermosa, acompañando todo el tiempo, a veces repitiendo la misma canción, pero aún así siendo parte del todo y no destacándose sola. Ver los paisajes de Santa Cruz es hermoso, aunque sea una ruta desolada donde no hay casi nada, la fotografía e imagen del film tampoco desentonan.
Dato curioso es que solo uno de los actores es profesional, los otros son personas del lugar que no tenían ningún tipo de entrenamiento actoral. Esto se nota, pero no molesta. Justamente hace que sea todo mucho más real, que se sienta más cercano a uno el ver estas personas “normales” contándonos estas historias hermosas y mínimas.
Mi recomendación: Hermosa, simpática y llevadera que cuenta unas historias tan cercanas como reales, vale la pena.
A veces este tipo de historias hacen falta, para darnos un mensaje distinto u obtener un dejo de frescura en las películas que vemos. Esta película de hace 20 años atrás me pareció muy simpática. Quizás no dice mucho esa palabra pero voy a intentar contarles a que me refiero.
Es una especie de road movie, mezclado con una de historias cruzadas. Es super interesante lo que hace, y logra, el director Carlos Sorin. Nos encontramos en Fitz Roy, un pueblo de acá, de nuestra Patagonia. Al principio no es muy claro quiénes serán los encargados de contarnos la historia, pero luego de unos minutos nos cuentan de un abuelo a quién le dicen que vieron a su perrito “mala cara” en Puerto San Julián, un pueblo a 300km, quién se fue de su lado (al final nos enteramos el por qué), luego está María quien sale sorteada en un concurso de televisión para participar de un juego, esos típicos de aquellos años donde pueden ganar distintas cosas, y por último aparece el vendedor viajante, quien esta muy ansioso porque va a llevarle una torta al hijo (o hija) de la mujer que le gusta, y al parecer es viuda.
Todo eso parece algo muy simple, pero el camino que toman, las peripecias de cada uno de nuestros tres personajes para llegar a realizar lo que buscan y quieren, están muy bien hechas y realizadas. De los 94 minutos del film, al menos la mitad transcurre dentro de distintos autos. El guion nos lleva por los caminos de ellos y nos hace pensar si lo lograran o no, podrán llegar a su cometido o no.
El ritmo por momentos flaquea, pero aún así uno está tan metido en estas historias, y quiere que les vaya bien a estos personajes, que casi no importa. La clave está en que son personajes muy cercanos, uno se puede sentir identificado con cualquiera de los tres.
La banda sonora me pareció hermosa, acompañando todo el tiempo, a veces repitiendo la misma canción, pero aún así siendo parte del todo y no destacándose sola. Ver los paisajes de Santa Cruz es hermoso, aunque sea una ruta desolada donde no hay casi nada, la fotografía e imagen del film tampoco desentonan.
Dato curioso es que solo uno de los actores es profesional, los otros son personas del lugar que no tenían ningún tipo de entrenamiento actoral. Esto se nota, pero no molesta. Justamente hace que sea todo mucho más real, que se sienta más cercano a uno el ver estas personas “normales” contándonos estas historias hermosas y mínimas.
Mi recomendación: Hermosa, simpática y llevadera que cuenta unas historias tan cercanas como reales, vale la pena.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Conmovedora es la historia del abuelo cuando cuenta de por qué piensa que su perro huyó, sabe que no se hizo cargo de atropellar a alguien y por eso se fue. Muy fuerte, ya que cuando la chica que es bióloga lo llevó por un tramo, él le preguntó si los perros entienden y ella se lo afirmó.
También hermoso es ver que María eligió el set de maquillaje, no porque no tenía donde enchufar la multi, pero sino porque aceptó y se dio cuenta lo hermosa que es realmente, que todos lo somos.
La otra historia nos enseña a no suponer, nunca está de más preguntar ni demostrar interés por alguien cuando realmente nos gusta.
También hermoso es ver que María eligió el set de maquillaje, no porque no tenía donde enchufar la multi, pero sino porque aceptó y se dio cuenta lo hermosa que es realmente, que todos lo somos.
La otra historia nos enseña a no suponer, nunca está de más preguntar ni demostrar interés por alguien cuando realmente nos gusta.
11 de septiembre de 2016
11 de septiembre de 2016
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Los mismos rostros y las mismas soledades se ven en San Julián y Aracataca, allá el viento helado, acá El calor abrazarte, pero los rostros, anhelos, desventuras y sueños, son los mismos, pequeña gran película que demuestra que nuestra América, es una sola.
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