Haz click aquí para copiar la URL

Blancanieves

Drama Versión libre, de carácter gótico, del popular cuento de los hermanos Grimm, que ha sido ambientada en España durante los años 20. Blancanieves es Carmen, una bella joven con una infancia atormentada por su terrible madrastra Encarna. Huyendo de su pasado, Carmen emprenderá un apasionante viaje acompañada por sus nuevos amigos: una troupe de Enanos Toreros. (FILMAFFINITY)
Críticas 183
Críticas ordenadas por utilidad
escribe tu crítica
8
13 de octubre de 2012
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que un vasco como Verger ruede en Cataluña una formidable película sobre España, apoyada en su tauromaquia y esperpéntico humor negro, no deja de ser natural salvo para aquellos que cantan la esquizofrénica independencia. Como para proyectarla el próximo verano en el coso Las Arenas de Barcelona, si no fuera que lo han convertido en centro comercial. Todo acorde con el fantástico surrealismo de gran parte de nuestro filmografía destacable.

Así pues, una delicia de gran cine al modo seguido por 'The Artist' pero con una estructura completamente distinta, sin nada que ver con ella. Resulta tan impactante que quizás resulte más eficaz indicar que sólo le sobra algo del metraje relativo a los enanitos.

Y si me tengo que quedar con algo, me elijo la excelsa interpretación de Sofía Oria [Carmencita] y la formidable banda sonora, del catalán Alfonso de Vilallonga, que da cobertura y ritmo a la cinta. Con la también catalana de Palafruguell [Gerona], Silvia Pérez Cruz, interpretando tres bellísimas canciones.

Aviso: desgraciadamente, la sala donde disfruté el film estaba practicamente vacía. No me sorprende. Y no se trata del nuevo IVA. Las otras estaban llenas. La analfabetización programada ha hecho mella y sus adeptos jamás comprarían una entrada para ver una película muda, en blanco y negro, plagada de toros y toreritos.

Arte emotivo y cumbre, al alcance de todos los españoles alfabetizados. Y de muchos extranjeros [8 sobre 10].


EQM
elquiciodelamancebia.lacoctelera.net
1
1 de noviembre de 2020
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los intentos de innovación suelen tener dos caminos. Por un lado, hay visionarios que tienen ideas revolucionarias y pioneros que exploran vías para llevarlas a la práctica. Por otro lado, siempre hay listillos que tratan de vender como innovación ciertos retoques superficiales sobre las ideas de otros y, en una sociedad envidiosa y mediocre como la actual, se suele conceder más crédito a los segundos que a los primeros. ¿Por qué? No sé. Supongo que porque se tiende a considerar que la cultura del esfuerzo es algo peligroso que podría conducir a que las gente dotada ocupara posiciones preeminentes mientras que en un mundo de mediocres, cualquiera puede llegar lejos con los contactos adecuados.

El mundo del cine no es ajeno a esta circunstancia. Hay gente que exprime cada elemento técnico, cada idea argumental en busca de películas más perfectas en lo sonoro, en lo visual, en los efectos especiales, en historias más novedosas, en nuevas formas de contar las cosas o de contar cosas nuevas que atraigan a la gente al cine. Y hay gente, los listos de siempre, que buscan llamar la atención con experimentos y patochadas que disfrazan de innovación o de búsqueda de nuevos caminos. Esta versión de “Blancanieves” es un ejemplo. En un mundo donde el espectador tiene una oferta tan amplia de entretenimiento en casa y los cines compiten por desarrollar nuevos avances digitales en lo audiovisual para sacar a la gente de sus hogares, debería de estar prohibido hacer una película muda. O al menos exhibirla. Más de cien años de evolución del cine para conseguir imágenes en movimiento, añadirle sonido, color y toda clase de efectos para que ahora llegue un listo y sus críticos a sueldo para decirnos que no, que todo eso es de pijos y horteras y que lo que vale es lo primario, la vuelta a lo básico.

Pero lo peor no es el trabajo de su director y guionista, Paco Berger, al que al fin y al cabo sólo se le puede echar en cara el haber elegido la forma más aburrida de contar una historia que, hasta ese momento, había pensado que podía soportar cualquier versión o revisión. Lo peor es esa Academia Española del Cine que bendice la mediocridad por encima de obras muy superiores como “Grupo 7” o “Lo imposible”, la nada por encima del entretenimiento, la performance sobre la técnica. Supongo que los muy miserables miran por lo suyo porque si sus opiniones coincidiesen con los gustos del público, ¿para qué se les necesitaría? Su estrategia es clara: desmarcarse recomendando truños con frases solemnes e incomprensibles para crear la ficción de que sólo ellos pueden apreciar la grandeza, de modo que gracias a ellos seguimos sin ir a ver las patochadas estas, pero al menos somos conscientes de nuestra ignorancia y pésimo gusto.

“Blancanieves” tiene más de apuesta que de cine. «¿Que no soy capaz de hacer una versión del cuento de Blancanieves muda, en blanco y negro y con toros de por medio? Sujétame el cubata» Hablar de revolución o innovación por mapear los personajes originales a conceptos taurinos es una broma de pésimo gusto. Ver a los enanitos como parte del Bombero Torero o al rey como un matador de todos no pasa de ser una simple curiosidad, un ejercicio de guion estéril, vacío o, en cualquier caso, muy por debajo de la complejidad de tantas películas mejores de ese año. Ni Dios había ido a verla antes de la lluvia de Goyas, que le hizo la promoción de su vida y subió la recaudación un 500% y le permitió cubrir costes. Vamos, la típica obra maestra del cine español que sólo triunfa (cubre gastos) por aburrimiento si la promocionan hasta en la sopa.

Nivel de truño: Sí, lo confirmo, las versiones de Blancanieves y el Cazador con Kristen Stewart son mucho más recomendables. Pueden ser convencionales. Vulgares, incluso. Pero se atreven a respetar al espectador usando los recursos técnicos (color, sonido, efectos) a su alcance para hacerlas lo más agradables posibles. Negarse a utilizar esas facilidades no es virtuosismo, es involucionar para llamar la atención y que los profesionales de la crítica te arreglen la papeleta.
2
30 de diciembre de 2013
16 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por qué era necesario hacer una versión folklórica de Blancanieves.

Por qué era necesario enmudecer a Blancanieves.

Por qué era necesario acarajotar y paraplejicar a su papá.

Por qué era necesario contar esta historia en blanco y negro.

Por qué era necesario matar un montón de bichos para rodar esta bazofia.

Por qué era necesario vestir a Maribel Verdú de dominatrix.

Por qué era necesario disfrazar a la madrastra de fantoche.

Por qué era necesario hacer que los siete enanitos resultaran vomitivos.

Por qué era necesario convertir un cuento apasionante en un puto rollo.

Por qué era necesario premiar a Pablo Berger por este pretencioso truño.
9
27 de septiembre de 2012
13 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todo el mundo conoce el cuento de la Blancanieves, el cine mudo acabó hace casi cien años y, por si fuera poco, el año pasado, en pleno siglo XXI, The artist, una película muda y en blanco y negro, fue reconocida por crítica y público a nivel internacional alzándose con el Oscar a la mejor película.

A pesar de ello, Pablo Berger quiso llevar adelante el proyecto que tenía pensado desde hace casi ocho años y, finalmente, ha creado su particular adaptación del popular cuento de los hermanos Grimm. En blanco y negro, muda y en la España taurina de los años veinte, esta versión de Blancanieves es una oda al cine mudo y al Cine en mayúsculas.

Obviamente, las comparaciones con The artist son inevitables, pero hay que dejar claro que el estar rodadas en blanco y negro y sin sonido son las únicas similitudes que poseen, en todo lo demás son películas totalmente distintas. Si The artist tendía más hacia el espectáculo y mantenía un cierto distanciamiento emocional con el espectador, Blancanieves es puro sentimiento y pasión. Además, el homenaje al cine mudo que rendía la francesa era argumentalmente explícito y lo hacía utilizando el lenguaje cinematográfico propio del cine sonoro (la mayor parte del filme estaba rodada como si fuera una película sonora), en cambio, la obra de Berger hace uso del lenguaje característico del cine silente y su homenaje está implícito en la historia.

Desde la sobreimpresión de Murnau hasta los Freaks (1932) de Tod Browning, pasando por los rostros en primerísimo plano de Carl Theodor Dreyer o Serguéi Eisenstein e, incluso, la corta y frenética ráfaga de imágenes del canadiense Guy Maddin, Blancanieves capta el alma del cine al que hace referencia y te traslada de lleno a los años veinte convirtiéndose, así, en un conmovedor y querido tributo a la cinematografía muda.

La impoluta y exquisita puesta en escena no impide advertir el enorme mimo con el que está hecha. La dirección de Berger desprende amor y cariño en cada fotograma. Maneja el humor, el afecto, la ternura, la tragedia y el drama con la misma delicadeza que irradia la interpretación de Macarena García como la inocente Blancanieves.

Torera en lugar de princesa y de nombre Carmen, esta Blancanieves está lejos —lejísimo— de la guerrera que vimos en la insulsa Blancanieves y la leyenda del cazador (2012) y de la risible veinteañera de Mirror mirror (2012). El ángel que tiene Macarena contrasta con la firmeza y energía que la estupenda Maribel Verdú imprime a su personaje de madrastra. La actriz madrileña interpreta por primera vez a una villana y lo hace con la contundencia, frialdad y vigor que el papel requiere. Nadie le hace sombra.

Una de las cosas más originales y acertadas que tiene el filme es la imaginativa adaptación de la famosa fábula a la iconografía taurina y al folclore español de la época. A pesar de realizar ciertos cambios como el nombre —que no el apodo— y el estatus de la protagonista, la búsqueda de la fama en lugar de la belleza de la madrastra o la profesión de los enanos, Berger es fiel al espíritu y la esencia del cuento a la vez que retrata con atino las costumbres de la época.

Señoras y señores, vayan al cine a ver la Blancanieves de Pablo Berger, una maravilla. Un baile para los sentidos. Prepárense para reír, llorar, vibrar, enternecerse, apasionarse y dejarse llevar por la magia de una historia mil veces oída, pero jamás contada de esta manera.

ADRIÁN PEÑA
http://bigkahuna3.blogspot.com.es/
7
5 de noviembre de 2012
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Carmencita, es una inocente niña hija de un famoso torero y una aclamada cantante de coplas, nacida en trágicas circunstancias, pues su padre queda inválido en una desgraciada cogida y su madre muere dándole a luz. Desolado por tanta desgracia su padre se aísla, atormentado en el recuerdo del pasado, encerrado en un caserón con su nueva mujer, Encarna, una enfermera que le atendió en su convalecencia y llena de ambición y vanidad, que se convierte en nueva rica gracias al matrimonio con el torero.


Con esos mimbres establecidos en un impactante y melodramático prólogo, desarrolla Pablo Berger, director vasco que cuenta en su haber con varios cortos y la original película Torremolinos 73 (2003), su reinvención y a la vez deconstrucción del cuento de Blancanieves y también, cuadro costumbrista de la España de los años 20 del siglo pasado, con sus tradiciones (toreo, folklore, fervor religioso…), sus virtudes y sus defectos.


Pese a estar basada en el cuento popularizado por los Hermanos Grimm, esta Blancanieves esta firmemente anclada en un lugar un espacio reales, hasta el punto de que se desmarca y a la vez reconoce el cuento original en aquella escena en la que los enanitos (que son 6 y no 7 como se verá en una humorística secuencia) al no saber el nombre de la chica y ante su amnesia temporal deciden llamarla “Blancanieves como la del cuento”. Y en este marco real, no hay lugar para espejos mágicos o besos principescos. Sin embargo estos elementos del cuento se ven reflejados en la película de una manera que no desvelaré.


La película es, en líneas generales, magnífica, el enfoque tan original que se da al cuento da un toque de novedad a una historia mil veces contada. Quizá quepa reprochar que en su complicado juego entre lo real y el cuento, el guión no siempre encuentra el tono adecuado para la historia, así, hay comportamientos de personajes, y desarrollos de ciertas situaciones en los que el espectador ha de ser indulgente con la película, pues se echa en falta una mejor explicación de los mismos. También hay ciertos pasajes, algo pasados de rosca que pueden chirríar un poco, como el prólogo, en exceso melodramático o ciertos gags cómicos protagonizados por la madrastra y su mayordomo


En cualquier caso se trata de fallos menores que en absoluto arruinan el disfrute de la película. En los aspectos técnicos, la película es excelente y se demuestra el buen trabajo de Pablo Berger y su equipo técnico a pesar de las dificultades de financiación que ha tenido la película para poder salir adelante. La fotografía (en blanco y negro) y la música (que tira de flamenco y coplas) están más allá de todo halago, la mires/oigas por donde la mires/oigas, la película es una delicia para los sentidos.


Como verá el lector, no se ha mencionado en esta crítica un aspecto muy destacado en la promoción del film, y es el hecho de que estamos ante una película muda. Y ha sido así, porque en realidad, no es algo que haga a la película tan diferente de otras, la música y las imágenes hablan por si solas hasta el punto de hacer innecesarios los escasos carteles que aparecen durante la película. En realidad, la película no sigue los códigos del cine mudo de antaño, los fotogramas van mucho más rápido y la película desarrolla un argumento más complejo que las del cine mudo de antaño (que tenían historias muy simples para facilitar la comprensión del público pese a la ausencia de diálogos, el cine mudo era mucho más emocional que intelectual). En este sentido la película es mas fiel al canon actual de hacer cine y menos al mudo que The Artist, película con la que es inevitable la comparación por proximidad en el tiempo y similitud en el formato mudo y en blanco y negro.


Por último señalar las grandes interpretaciones de los actores y actrices que aparecen en la película, empezando por Maribel Verdú, magnífica como la mala de la función, también destacan Sofía Oria y Macarena García, que interpretan a “Blancanieves” en la niñez y adolescencia-juventud respectivamente. Tambén están excelentes en papeles más secundarios Angla Molina, Pere Ponce y Josep María Pou.


En definitiva, una gran película, de las mejores del año, y entre las grandes películas del cine español de los últimos años. Muy recomendable.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow
    Bienvenido al nuevo buscador de FA: permite buscar incluso con errores ortográficos
    hacer búsquedas múltiples (Ej: De Niro Pacino) y búsquedas coloquiales (Ej: Spiderman de Tom Holland)
    Se muestran resultados para
    Sin resultados para