Un documental basado en hechos reales que pone al cine en contacto con la naturaleza, sin necesidad de una agotadora publicidad, este producto se ha colocado en el mercado para quién quiera verlo, sin obligaciones ni compromisos con la sociedad, un pequeño homenaje al lobo ibérico sin denuncia social por su peligro de extinción, todo aquí es sano, tanto que su principal objetivo debería ser las aulas de la E.S.O., el contacto con el medio ambiente, las relaciones y el respeto por la vida y la convivencia, sin mostrar mucho enfásis y sin tener demasiada capacidad dramática, las intenciones son mucho más sencillas, la historia de supervivencia es más o menos creíble, pero consigue dejar clara la armonía que en algún milagro de la historia existió entre el animal salvaje y el hombre blanco, consigue emocionar, quizás por los tiempos apocalípticos que vivimos.

130/20(18/04/11) Entretenido e irregular drama con tintes de aventuras, una oda a la naturaleza basada en hechos reales. Es la mísera historia de Marcos Rodríguez Pantoja (buen Manuel Camacho), en 1954 era un pequeño de 7 años que vivía en Sierra Morena de modo sórdido con su padre, madrastra y hermano, ante la pobreza el padre decide venderlo a un terrateniente, este lo manda con un pastor, Atanasio (buen Sancho Gracia), a una cueva aislada en medio de la Sierra para cuidar un rebaño de cabras, con Atanasio aprende a sobrevivir y a amar este inhóspito hábitat rodeado de todo tipo de fauna como jabalís, conejos, buitres, águilas, búhos y los animales que empatizaron con Marcos , los lobos, pero Atanasio muere de forma natural y el muchacho decide convivir como un salvaje en medio de la Naturaleza, de lo que conoce de los hombres es todo malo y en el monte encuentra su sitio, su lugar en el mundo, es feliz y allí permanece durante doce años conviviendo entre lobos. Es también una radiografía lúgubre de la España profunda de la post-guerra, donde la escasez hacia que padres vendieran a sus hijos, donde los niños eran utilizados como mercancía. La cinta tiene sus bazas más sólidas en el apartado semidocumental, cuando retrata la naturaleza en todo su esplendor, con una magnífica fotografía de Óscar Durán (‘La soledad’, ‘Tiro en la cabeza’ o ‘Las horas del día’), luminosa que llena de vida la pantalla, adornado de forma sublima por la brillante música del alemán Klaus Badelt (‘La prueba’, ‘Equilibrium’, o ‘K19’), con unos paisajes hermosos. Esto su mayor virtud y su mayor defecto pues esto se come al resto, pues la trama del maqui está metida con calzador, resulta demasiado forzada, el argumento en este sentido adolece de no saber hacia dónde ir, hay un salto en el tiempo que se come gran parte del atractivo del relato, para desembocar en un aturullado final, como queriendo imponer un clímax, pero esto es un intento estéril que solo hace resaltar la falta de ideas para además de tener un buen punto de partida saber evolucionarlo. Recomendable a los que gusten de bellos cantos a la naturaleza. Fuerza y honor!!!

Esta película tiene su punto. Aunque sea un poco lenta y aburrida, los paisajes maravillosos y la música emocionante remedian la situación. Las escenas con los animales son muy reales y expresivas, no como en "Dr. Dolittle". Lo más impresionante es que esta película está basada en una historia real. Pero a veces parece que lo que está pasando no puede ser verdad.

Gerardo Olivares realiza un trabajo complejo y de difícil ejecución al intentar narrar la historia real de Marcos Rodríguez Pantoja. El resultado es digno y honesto, dadas las circunstancias, que son las de conjugar la cantidad de elementos que concurren en la trama.
La España profunda, atrasada y miserable de la posguerra, se esboza con rasgos intensos, pero sin la profundidad que el tema merece. Las condiciones que llevan al niño Marcos Rodríguez Pantoja a vivir con un cabrero troglodita, aislado en Sierra Morena y apegado al mundo natural por su desarraigo de la civilización por los traumas sufridos en la guerra civil y su posterior soledad, se esbozan con caracteres maniqueístas, que merecerían una cierta profundidad, pero Olivares se centra más en la anécdota y se queda en la forma, olvidando el fondo. La historia daría mucho más de si.
En la España profunda y el entorno rural se daban más casos como el de Marcos: Aquellos niños sin escolarizar, enviados a guardar rebaños, pasando meses en las soledades de las cumbres, no eran una rareza. Que se buscaran la vida y convivieran con un entorno hostil y se adaptaran a unas condiciones primitivas era una situación habitual, a pesar de que hoy se nos aparezca como una excepción.
Olivares se recrea con el paisaje y la relación de Marcos con su entorno animal. Ofrece un discurso crudo y real de la lucha animal por la supervivencia, alejado de almibarados discursos y bebe de fuentes documentales que recuerdan los montajes y filmaciones del malogrado Félix Rodríguez de la Fuente. A pesar de la presunta veracidad, se nos ofrece un documento, con visos de increíble ficción, que se queda a medio camino entre “El pequeño salvaje” de François Truffaut y “Tarzán”.

Es una película sencilla.
El argumento no es nada nuevo, aunque es extraordinario porque es muy fiel a una historia real.
Actuaciones decentes, fotogramas muy bonitos si te gusta la naturaleza, algunos diálogos intensos, y alguna relación entre personajes profunda.
Retrata muy bien la Andalucía más rural de la posguerra.
Pero no pasará a la historia porque...si no te gustan especialmente los lobos y demás fauna ibérica, es una película más.