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La chica danesa

Drama. Romance Drama basado en la verdadera historia de una pareja de artistas daneses, Einar y Gerda Wegener. La vida de este matrimonio dio un giro cuando Einar sustituyó a la modelo femenina que su mujer, Gerda, tenía que pintar. Cuando los retratos resultan ser un éxito, ella anima a su marido a adoptar una apariencia femenina. Lo que comenzó como un juego llevó a Einar a una metamorfosis inesperada. (FILMAFFINITY)
Críticas 156
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5
24 de enero de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es maravillosa, con una sensibilidad especial, Alicia Bikander esta sublime, Eddie Radmyne esta colosal, ambientación de época idílica, trata un tema muy importante para muchas personas con un ejemplo colosal...¡¡¡ pero a mi me ha aburrido de sobremanera!!!

Alicia Bikander descubierta por mi en la Seminci de Valladolid en la película Pure, veo que...hace lo mismo de siempre. Su cara aniñada, se ajusta plenamente al cine de época, y a los dramas de poner cara compungida con la lágrima al límite. Siempre hace lo mismo, pero aquí con una puesta de escena espectacular. A la tercera cara similar, ya le has pillado el truco y aburre. No te transmite.

Y Eddie Radmyne lo mismo, pero en su primer papel de cara repetida. Mirada al horizonte. Parpadeo rápido. Medio sonrisa, medio llanto. Y mofletes para dentro. Mima cara. 2 horas. No cuela.

En alguna escena común de máxima tensión, sinceramente me ha parecido hasta ridículo su sobreactuación.

Nada que objetar al mensaje que transmite, ejemplarizante para muchas personas.
10
3 de febrero de 2016
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película espectacular con la que aprendes a valorar la vida tal cual es. No se pueden forzar las cosas, todos cuando nacemos somos de una manera, y por más que intentemos cambiarlo siempre será así. Me ha encantado esta película, me ha hecho reflexionar mucho y disfrutar. Una actuación espléndida de los protagonistas tanto de Eddie como de Alicia, un matrimonio del que habria que aprender (comprensión, respeto, amistad y cuidado mutuo). Simplemente maravillosa esta historia sumergida en una época en la que todo era mucho más difícil que ahora, donde las personas se escondían para expresar su verdadera personalidad. RECOMENDABLE para todos.
8
22 de enero de 2016 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Durante varios siglos, la homosexualidad y transexualidad han sido consideradas unas enfermedades mentales en la cultura occidental. En 1973, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), con la publicación de la 3ª edición de su manual de diagnóstico de enfermedades mentales DSM-III pasó a llamarse "perturbaciones de la orientación sexual" (todo un eufemismo), que finalmente sería eliminado en 1984 en la revisión de la misma. El motivo que había para justificar la homosexualidad como enfermedad mental era el hecho de que los homosexuales presentaban debido a su orientación sexual un "malestar subjetivo y deterioro en el funcionamiento social". Curiosamente este malestar dependía del rechazo de los otros hacia el homosexual y no de la homosexualidad en si misma, es decir, la sociedad le hacia enfermo mental al no aceptarlos. La película que nos concierne, "La chica danesa", es un drama basado en la verdadera historia Einar Wegener, un artista danés de considerable éxito que fue la primera persona conocida en ser la destinataria de una cirugía de cambio de sexo.

La cinta se centra en el matrimonio formado por Einar y Gerda Wegener, que vivieron en Dinamarca a finales del siglo XIX, el cual dio un giro cuando Einar sustituyó a la modelo femenina que su mujer, Gerda, tenía que pintar. Cuando los retratos resultan ser un éxito, ella anima a su marido a adoptar una apariencia femenina. Lo que comenzó como un juego llevó a Einar a una metamorfosis, convirtiéndose en una mujer llamada Lili Elbe, hecho que cambió su vida para siempre y puso en riesgo el amor de su esposa.

Para llevar a la gran pantalla esta asombrosa historia, han contado con el director británico Tom Hooper, un excelente realizador que en estos últimos años ha demostrado todo el talento que atesora, con películas tan geniales como la oscarizada "El discurso del rey" (The King's Speech, 2010) que trataba el problema de tartamudez del rey de Inglaterra Jorge VI , o "Los miserables" (Les Misérables, 2012) que adaptaba el famoso musical basado en la novela de Victor Hugo. En la película que nos concierne, "La chica danesa", el director británico otorga una factura técnica impecable, en el que Hooper da una lección magistral de buen cine, con una puesta en escena y dirección de actores impresionante, destacando unos planos estáticos prácticamente simétricos que quitan el hipo, y unos estupendos travellings que le aportan dinamismo al filme. Merece una mención especial el gran trabajo desempeñado por el español Paco Delgado en el maquillaje y peluquería del filme, que potencia las magníficas interpretaciones (aún más si cabe).

Podría afirmar que no tengo suficientes calificativos para describir tanto talento abrumador; y es que Eddie Redmayne y Alicia Vikander están verdaderamente impresionantes, y cabe decir que no sorprenden para nada sus sendas nominaciones a los Oscar. Tanto Redmayne como Vikander ya nos demostraron de que pasta están hechos con sus largometrajes anteriores, él llevándose la preciada estatuilla dorada por la encarnación del afamado astrofísico Stephen Hawking en "La teoría del todo" (James Marsh, 2014), y ella deslumbrando como el androide bello e inquietante (a partes iguales) en la maravillosa opera prima de Alex Garland "Ex Machina" (Id., 2015).

Los finos rasgos fisionómicos de Redmayne, junto con su talento interpretativo, ayudan muchísimo a que el actor británico construya un personaje verosímil, hasta el punto que dejamos de ver un actor y solamente quede dicho personaje, es impresionante la credibilidad con la que dota a ese hombre, en el que sin previo aviso y control, despierta en su interior el sentimiento de 'sentirse' mujer; y acentuado más aún si cabe por la época en la que vive, en el que los prejuicios hacia los homosexuales y transexuales eran muy elevados (basta con ver la escena de la paliza, sirviendo como un claro ejemplo de ello); asimismo, es necesario indicar la valentía que tiene el personaje de no renunciar a sus sentimientos y luchar por ellos. Por otro lado, Vikander es posiblemente la mejor del reparto (imposible de creer tras ver la increíble transformación de Redmayne); sin embargo, a ella no le hace falta ningún tipo de maquillaje o vestuario para construir su personaje. Transmite tanto a través de sus ojos que sientes su dolor, esa procesión que se mueve por dentro. Como todos sabéis la interpretación se basa en fingir las emociones, en transformarse en otra persona que no eres tu; así que partiendo de esta base, cuando el personaje siente alegría, sorpresa o pena, es el actor quien finge todo eso. Llegados a este punto, que un actor (en esta caso actriz) pueda llegar a fingir tal dolor a través de sus ojos (en el que hay que recordar que son el espejo del alma), solamente por eso, ya merece todos los elogios, ya que es brutal lo bien que lo hace, y por ese motivo pienso que Vikander realiza la mejor interpretación del filme (y posiblemente de su carrera), siendo una firme candidata a obtener el premio Oscar este año 2016. Su Gerda Wegener tiene que lidiar con el sentir del hombre que ama, y el hecho de que renuncie a su felicidad personal para ayudarlo en tal propósito demuestra su amor incondicional que sentía por él; y es que se podría considerar este filme como una historia de amor verdadero, además de superación personal.

En síntesis, "La chica danesa" me ha parecido una película notable y muy recomendable, con una historia fascinante que está abordada de manera impecable, con dos portentosas interpretaciones que confirman tanto a Eddie Redmayne como a Alicia Vikander como dos de los mejores actores del panorama cinematográfico actual; así como a su director, Tom Hooper, como uno de los más destacados del cine británico, el cual muchos cineastas jóvenes actuales deberían de tomar buena nota de como encuadrar, así dejarían de "marearnos" con esos torpes movimientos de cámara que tan de moda está últimamente.
5
26 de enero de 2016 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivir encerrado en un cuerpo extraño que no sientes como tuyo, es cumplir una condena demasiada larga por el simple hecho de haber nacido hombre o mujer. Ese fue el caso de la pintora danesa Lili Elbe, que tras nacer y crecer como hombre, ya en edad adulta y con la inestimable ayuda y apoyo de su fiel compañera Gerda decidió por todos los medios paliar esa situación.

El joven matrimonio formado por los pintores Einar (Eddie Redmayne) y Gerda Wegener (Alicia Vikander) vive en la Dinamarca de los años 20 disfrutando de sus éxitos artísticos y de la buena relación que mantienen entre ellos, a pesar de no haber concebido ningún descendiente todavía.

Un buen día, en el que la modelo de Gerda se ausenta, Einar ocupa su lugar para que su mujer pueda seguir con el trabajo, lo que en principio sólo parecía un inocente juego de disfraces, despierta y revive en Einar un secreto que se mantenía latente en algún rincón de su interior desde la infancia.

A partir de ahí y debido a la popularidad que alcanzan los cuadros de Gerda en los que la protagonista femenina es su marido, la pareja decide trasladarse a París, donde Lili Elbe puede vivir abiertamente y sin tapujos como mujer.

La película cuenta con una buena historia y un par de valiosos pilares que a priori hacen que el producto pueda resultar muy llamativo, los oscarizados Tom Hooper (El discurso del Rey) como director y Eddie Redmayne (La teoría del todo) como actor principal, a pesar de ello ninguno de los dos cumple del todo las expectativas, y el producto se queda en un inexpresivo relato sobre la transexualidad que no llega a calar del todo en el espectador. Sin embargo, es la dulce y fresca presencia de la actriz sueca Alicia Vikander (Ex Machina) la que con su potente y espontánea interpretación de mujer entregada a un amor incondicional en contra de las barreras, hace que la cinta gane enteros.

Una película que pudo ser más, pero que nos sirve para descubrir la fascinante historia de amor entre estas dos mujeres que se quisieron hasta el final a pesar de los pesares.

http://sudandocine.blogspot.com.es/
4
7 de noviembre de 2022 4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me cuesta decir que alguien hace el ridículo; tiene que ser una situación muy clara, más allá de toda duda razonable, para que yo utilice esa palabra. De hecho, cuando estoy a punto de usarla, siempre me viene a la cabeza una escena de la segunda etapa de Operación Triunfo, cuando ese siniestro personaje llamado Risto Mejido metió el pie en el mundillo televisivo y ya no hubo manera de sacarlo de ahí. El concurso, que hasta ese momento se desarrollaba en TVE con una fórmula basada en el buen rollo, fue adquirido por Telecinco que, fiel al estilo chabacano que la caracteriza, le dio una vuelta para hacerlo más morboso, más amarillo, aprovechando no sólo el talento de los concursantes más aventajados sino las posibilidades de humillación de los menos capaces. Si bien Mejide se dio tristemente a conocer ahí, destrozando a los participantes más débiles en unas galas que pasaron a la historia negra de la televisión basura, donde realmente mostró su lado más despreciable (aunque pasara desapercibido) fue en los castings de segunda ronda, sobre gente anónima que iba desarmada, de buena fe, a probar fortuna y se encontraba convertida en carne de escarnio público sin venir a cuento. Siempre me acordaré de un chaval, con pinta de chulito de gimnasio pero sin maldad alguna, que cantó sin demasiada gracia y bailó como si estuviera en una discoteca y fue insultado y vejado por Mejide, bien secundado por la cínica Noemí Galera, que fingía ser la poli buena. El pobre chico no tenía culpa alguna porque, al fin y al cabo, alguien de la productora le había dicho que tenía suficiente talento para no ser descartado en las primeras rondas y le metió en aquella encerrona. Naturalmente, la realización no escatimó en primeros planos de su cara llorosa para que todos pudiésemos disfrutar de cómo se iba viniendo abajo poco a poco y su autoestima saltaba en mil pedazos mientras le llamaban de todo. Ridículo fue lo más bonito que le dijeron y, desde entonces, procuro usar la palabra con cuidado.

Pero en este caso, para hablar de la interpretación de Eddie Redmayne en “La chica danesa”, creo que está plenamente justificado. Siento ser yo el que te lo diga, Eddie, porque te tengo aprecio, pero hiciste el ridículo en esta plúmbea película construída alrededor de dos ejes: la recreación dramática de uno de los primeros casos de disforia de género con intento de cambio de sexo y la exigente interpretación de los complejísjmos matices alrededor de dicha transformación, primero mental y luego física. Una interpretación que, claramente, siempre estuvo fuera del alcance de un artista como Redmayne que sólo tiene dos registros: hacer de Stephen Hawkins aprovechando su parecido físico y el de tímido apocado e ingenuo de buen corazón. Aquí se aleja cuatro pueblos de su zona de confort y su sarta de mohines, poses pizpiretas y falsetes sólo puede ser calificado de eso, de ridículo, por mucho que podamos llegar a apreciar su esfuerzo.

Cuesta encontrar algo buena en una película donde la peculiar forma de entender el travestismo de Eddie acapata casi todas las miradas y casi todo el bochorno. Hay que reconocer que la ambientación de la Europa decadente de los años veinte y treinta está tan lograda como siempre se espera del cine británico y que Alicia Vikander está en su salsa en un papel secundario lleno de posibilidades, pero poco más. El despertar de EInar en su nueva identidad, Lili se aborda como si fuese una revelación casual y su proceso de metamorfosis psicoloógica es superficial e infantil. Por si fuera poco, el ritmo es insufriblemente lento, lleno de interminables y algo repetitivos diálogos existencialistas que parecen tratar de dar visibilidad a temas controvertidos como la búsqueda de la identidad sexual o el encajar en la sociedad. Si bien hace cuarenta años se podría haber hablado de conceptos transgresores o desafiantes escenografías de época, hoy en día no son ni una cosa ni otra.

“La chica danesa” se hace larga, pesada y, sobre todo, intrascendente. Y los momentos con Redmayne en pantalla, incómodos. De todos modos, que nadie saque la conclusión de que el chico me cae mal o algo por estilo. Al contrario, puedo tener mis dudas con sus interpretaciones, pero al menos es un tío valiente y con sentido común que cuando intentaron tirarle de la lengua para se subiera al carro de las críticas hacia las Wachowski por la infravalorada e incomprendida “El destino de Júpiter” no tuvo más que buenas palabras para ellas y para su participación en la película. Simplemente, calculó mal o le aconsejaron mal a la hora de meterse en este lodazal danés. Otra vez será.
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