El sacrificio del ciervo sagrado
2017 

6.6
20,791
Thriller. Drama
Steven es un eminente cirujano casado con Anna, una respetada oftalmóloga. Viven felices junto a sus dos hijos, Kim y Bob. Cuando Steven entabla amistad con Martin, un chico de dieciséis años huérfano de padre, a quien decide proteger, los acontecimientos dan un giro siniestro. Steven tendrá que escoger entre cometer un impactante sacrificio o arriesgarse a perderlo todo. (FILMAFFINITY)
15 de abril de 2018
15 de abril de 2018
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
No la vean ni por curiosidad porque es así de agradable como bajar a las cloacas de una ciudad para terminar el recorrido en la pileta donde se acumulan todos los excrementos y, con la obligación de analizar cada elemento del mismo por un largo rato.
Todo es irreal, pero nada de surrealismo. Quiere volver al paganismo griego después de 2000 años de cristianismo. Una estupidez descomunal. ¿porqué no filmó simplemente la tragedia griega? Todos la hubiésemos entendido en su contexto. Pero no, engañemos a las masas con una exquisita fotografía y seguramente quedará en la retina y la imaginación el pesimismo existencial que queremos imponer para borrar del alma la alegría esperanzadora y el optimismo que occidente forjó en el hombre común.
¿Quién quiere deprimirse? Aquí puede tomarse dos horas de acedia y tristeza por la vida, la niñez, la sexualidad, la familia, el amor, la profesión, la inocencia, la civilización, el avance tecnológico, la amistad, la compasión. Si odias todo esto mira esta película varias veces y quedarás satisfecho.
Todo es irreal, pero nada de surrealismo. Quiere volver al paganismo griego después de 2000 años de cristianismo. Una estupidez descomunal. ¿porqué no filmó simplemente la tragedia griega? Todos la hubiésemos entendido en su contexto. Pero no, engañemos a las masas con una exquisita fotografía y seguramente quedará en la retina y la imaginación el pesimismo existencial que queremos imponer para borrar del alma la alegría esperanzadora y el optimismo que occidente forjó en el hombre común.
¿Quién quiere deprimirse? Aquí puede tomarse dos horas de acedia y tristeza por la vida, la niñez, la sexualidad, la familia, el amor, la profesión, la inocencia, la civilización, el avance tecnológico, la amistad, la compasión. Si odias todo esto mira esta película varias veces y quedarás satisfecho.
26 de enero de 2019
26 de enero de 2019
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
He cometido el error de ver este bodrio. Surrealista, metafórico, inquietante? Nada de eso. Simplemente, aburrimiento, lamentables interpretaciones, plagios cutres y descarados en planos, secuencias, atmósfera y música del gran Kubrick.
Ni para pasar el rato. Perfecta para culturetas, snobs, y mucho postureo afterwork.
Ni para pasar el rato. Perfecta para culturetas, snobs, y mucho postureo afterwork.
17 de enero de 2018
17 de enero de 2018
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Buenos actores y buena realización,pero partimos de un guión absurdo.
No me creo nada desde un primer momento.
Si te dejas llevar, tiene algo de drama psicologico,por así decirlo, pero no me motiva par nada.
No me creo nada desde un primer momento.
Si te dejas llevar, tiene algo de drama psicologico,por así decirlo, pero no me motiva par nada.
28 de enero de 2018
28 de enero de 2018
9 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
En fin, siempre digo que el cine es como la vida, cada uno la vive y en este caso la ve a su manera, es por eso que no coincido con la mayoría de las criticas diciendo que es un film muy bueno. Eso si, me alegro por uds. que no les hayan robado dos horas de su vida que no recuperaran jamas, como a mí. Realmente no me gusta el cine transgresor y perturbador de Lanthimos en donde todo es grotesco, ni tampoco me detengo a analizar las metáforas que intenta decir, ni las criticas en medio de una serie de tonterías a la clase media, a la venganza divina, etc, etc. Aquí encontramos a un médico que tiene una vida acomodada, dos hijos, una esposa y que es aparentemente feliz, que se hace amigo de un joven que poco a poco lo arrastrara a una elección que nadie en su sano juicio podría hacer. Los actores, renombrados ellos, parecen robotizados, sin emociones ni siquiera en las situaciones limites. Perdí mi tiempo en algo que no valió la pena.
25 de marzo de 2018
25 de marzo de 2018
8 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Yorgos Lanthimos es siempre recomendable. Porque nos irrita, nos molesta, nos atraviesa y nos mete una bofetada lo suficientemente fuerte para volver a abrir los ojos y ensanchar nuestra mente. Y eso siempre es bueno.” Así se extasía uno de los que aportan su crítica en la página. Y digo yo que las bofetadas como método despertador estarán bien para los borrachos o para los que llevan toda su vida atontados, pero para la gente que estamos ya despiertos y no tenemos que rendir pleitesía a los santones de lo que hoy día pasa por cultura, resulta más eficaz que nos hagan alguna caricia si quieren ganarse nuestro respeto. Para masoquismo, bastante hemos tenido con el que nos impuso medio siglo de cristianismo obligatorio.
Por resumir, la película es una mierda, con perdón. Para ocultarlo el trapacero del director ya se cuida de copiar un poco a Kubrick, otro poco a Lynch, incluso a Pasolini o a Buñuel, como dicen los turiferarios de los medios; y así va engatusando a los devotos de Godard y otros fantoches. Luego, para darle un toque profundo al monigote, se añaden unas gotas de musiquita coral de Bach y Schubert y unas cuantas frases copiadas directamente de los trágicos griegos –otro día que tenga más ganas buscaré la cita completa– que suenan muy naturales en boca de una analfabeta yanqui. Es lo que se llama ponerse plumas ajenas cuando uno va hecho un harapiento. Y técnicamente planos soporíferos, decorados llenos de plasticurri para aparentar sobriedad, gran angular en abundancia, venga o no a cuento, travellings a porrillo para escenas anodinas, afeamientos de la Kidman, y de remate la barba del Farrell que le sienta como a un cristo dos pistolas.
Con todo ello, a dejar que el pagano de turno, incapaz de admitir que la película es lo señalado arriba –y que es lo que piensa cualquier espectador medianamente lúcido–, se pregunte en cambio si está ante una parábola de la cruel sociedad capitalista, ante una dramatización trágica de la “diké” cósmica, ante una mala adaptación de un cuento borgesiano, o ante qué.
Ante nada, no le deis más vueltas, ante la desfachatez del director secundada por el papanatismo de los pagafantas.
El 2 es por la interpretación del chaval, que borda un personaje odioso que se va de rositas -como la diosa Diké, despiadada e inhumana-, lo que no es frecuente en el cine buenista de hoy día.
Por resumir, la película es una mierda, con perdón. Para ocultarlo el trapacero del director ya se cuida de copiar un poco a Kubrick, otro poco a Lynch, incluso a Pasolini o a Buñuel, como dicen los turiferarios de los medios; y así va engatusando a los devotos de Godard y otros fantoches. Luego, para darle un toque profundo al monigote, se añaden unas gotas de musiquita coral de Bach y Schubert y unas cuantas frases copiadas directamente de los trágicos griegos –otro día que tenga más ganas buscaré la cita completa– que suenan muy naturales en boca de una analfabeta yanqui. Es lo que se llama ponerse plumas ajenas cuando uno va hecho un harapiento. Y técnicamente planos soporíferos, decorados llenos de plasticurri para aparentar sobriedad, gran angular en abundancia, venga o no a cuento, travellings a porrillo para escenas anodinas, afeamientos de la Kidman, y de remate la barba del Farrell que le sienta como a un cristo dos pistolas.
Con todo ello, a dejar que el pagano de turno, incapaz de admitir que la película es lo señalado arriba –y que es lo que piensa cualquier espectador medianamente lúcido–, se pregunte en cambio si está ante una parábola de la cruel sociedad capitalista, ante una dramatización trágica de la “diké” cósmica, ante una mala adaptación de un cuento borgesiano, o ante qué.
Ante nada, no le deis más vueltas, ante la desfachatez del director secundada por el papanatismo de los pagafantas.
El 2 es por la interpretación del chaval, que borda un personaje odioso que se va de rositas -como la diosa Diké, despiadada e inhumana-, lo que no es frecuente en el cine buenista de hoy día.
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