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El albergue español

Romance. Comedia. Drama Javier, un estudiante francés de económicas, decide pasar un año en Barcelona para aprender español. Se instala en una casa donde convive con otros siete estudiantes europeos: un italiano, una inglesa, un danés, un belga, un alemán y una española. Todos los compañeros del piso se encuentran en la misma situación, todos ellos están estudiando en Barcelona gracias al programa de intercambio universitario europeo Erasmus. (FILMAFFINITY)
Críticas 49
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6
9 de diciembre de 2015 Sé el primero en valorar esta crítica
Da la sensación de que Cedric Klapisch se sabotea a sí mismo sin querer al buscar una y otra vez gags de vodevil (esconder a un amante en el armario y cosas así) en una comedia que hubiera alcanzado altas cotas de calidad si mantiene su apuesta por la autenticidad y la hilaridad de sus situaciones básicas, aunque tal vez de haberla hecho más contenida, la película no hubiera alcanzado el éxito de taquilla que le permitió hacer dos secuelas (hasta la fecha). Roman Duris interpreta a un joven estudiante francés que marcha a Barcelona como Erasmus y cae en un piso en el que viven estudiantes de varios países europeos: la lesbiana belga Cecile De France, la dulce británica Kelly Reilly, un alemán, un italiano, un danés y una tarraconense, todos entendiéndose casi siempre en inglés y a veces en un castellano chapurreado. Mientras intenta que no se consume la ruptura con su novia de París, Audrey Tatou, Duris vive una relación sexual con la tímida casada Judith Godreche, francesa residente en Barcelona. En sus mejores momentos, la película destila un irresistible aire de alegría juvenil, bohemia e internacionalismo.
8
4 de octubre de 2017 Sé el primero en valorar esta crítica
Todos recordamos esos libros que leemos en la infancia.
"No-sé-quién va al Parque", "Fulanito va al Zoo"... historias simples para mentes (aún) simples, que descomponen la vida en cuatro cosas y nos enseñan cómo funciona para que al crecer no tengamos ninguna duda, casi como algo para tranquilizarnos ante lo que se nos viene encima.
Al crecer, nos olvidamos de esos libros y empezamos a asumir que la vida es complicada, pero... ¿cómo sobreponerse a ella? ¿cómo lidiar con un mundo inmenso que siempre nos enseñaron que iba a ser pequeño?

'Una Casa de Locos' guarda un significado más profundo del que su título sugiere, aunque perfectamente uno podría quedarse con su fiel y despreocupado retrato de ese último Erasmus, patio de recreo adulto antes de afrontar la vida real.
La voz de Xavier nos pone en situación en ese mundo caótico en el que vive y aprende, dominado por formularios que rellenar, direcciones a las que ir y metas que tomar a la de ya, muy lejos de los libros infantiles que en algún momento leyó.
Una de las múltiples figuras que existen en su vida para llevarle de la correa ("ve a visitar a cual", "tienes que hacer tal") le aconseja que se vaya a Barcelona y ahí que va, con el habitual baile de solicitudes y protocolos, sin pensar mucho más allá que en la meta prometida de un trabajo estable.

Llegar es solo la primera parte del camino: el ritmo apresurado no se relaja, aún arrastrado de su encajonada existencia con carrera y novia, porque no es hasta mucho después que se fija en lo que verdaderamente tiene delante (todo lo demás lo dejó atrás, por mucho que quiera engañarse con elaboradas cartas y planificadas llamadas de teléfono).
A Xavier le esperaban muchas cosas en Barcelona, como aparentar cordialidad con un conocido de vuelo para tener casa, buscar piso para solucionar su maltrecha situación y, como no, las chicas. Montones y montones de chicas, más independientes de lo que nunca conoció jamás, más atractivas y cercanas de lo que una vida con novia le permitió apreciar.
Es curioso la clase de perverso y dulce autoengaño que existe en ese túnel caótico llamado Erasmus, donde cuelgas fotos para sentirte más cerca del hogar y a la vez mencionas, casi de pasada, que esa chica con la que quieres hablar parece especial.

Xavier, sin darse cuenta, encuentra cada día nuevas excusas para "perdonar" su antigua vida, pensando que el momento es ahora y todos los deseos son posibles en ese país donde todo está al alcance. La vida vuelve a ser simple, en cierta manera: si la esposa de tu antiguo anfitrión te joroba el estudio vistiendo corsé y liguero en tu imaginación, lo mínimo será intentarlo y luego ya veremos.
Se va filtrando ese sentimiento de alegre entropía, de autoasumido caos, que le deja vía libre para vivir como le da la gana lejos de influencia materna, por primera vez libre de las metas a cumplir y tan liberado de las ataduras del control que una lesbiana enseñándole a follar es lo que menos importa.
¿Y los problemas? Esos se van dejando en el fregadero, en otra realidad, apenas se sienten cuando lo bueno y malo suelen ir de la mano: una bonita canción a guitarra interrumpida por arcadas de borracho, esos son los insospechados milagros que hasta a Erasmo le costaría imaginar.

Tras los líos, tras las juergas y el descontrol, asoma como siempre otra de esas extrañas verdades que sorprenden una tarde de martes cualquiera: Xavier y amigos nunca serán más completos de lo que son ahora, y desde luego no lo volverán a pasar igual de bien.
Es curioso que precisamente en ese momento Xavier menciona que tuvo que recorrer una distancia inmensa, solo para perder todo lo que antes de irse se juró que el Erasmus no le iba a arrebatar.
Pero la realidad es que la vida es así: compleja, llena de matices, equivocaciones y momentáneos aciertos, que acaban formando parte de lo que somos, lo aceptemos o no.
(Mejor aceptarlo, vaya)

Lo único que se puede hacer es vivirla, y saber que el último día de cualquier lugar nos encontrará con cosas por probar o sensaciones de las que despedirse.
Qué lástima que los libros infantiles no nos avisaran, pero qué suerte poderlo experimentar por nosotros mismos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Un detalle tonto que en retrospectiva es maestro: la chica hermosa que siempre estuvo por ahí sabe francés, y Xavier solo puede imaginar las aventuras que tendrían juntos de haberse enterado antes.

Pero ya es el último día, y se tiene que marchar.
8
11 de diciembre de 2005
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy por encima de la etiqueta tan ceñida que le han marcado de "solo para erasmus", ésta es una película fresca, divertida, original y que llega a emocionar. Es una película hecha para quien ha vivido, y para quien quiere vivir. Una aventura en la vida. No es "no apta" para quien no haya ido de erasmus, es "no apta" para quien no haya salido de su habitación.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Muy interesante lo abrumador que resulta el abandonar una maravillosa vida (en forma de año de "vacaciones"), para terminar golpeandose con el mundo real (hay que trabajar). Ademas, la situación que ha vivido, nunca se va a volver a repetir. Cada uno de los compañeros de piso va a volver a su pais. Una de las muchas situaciones que se dan en la vida de cualquiera. Las situaciones cambian. La vida cambia. Y eso le pasa a cualquiera.
7
8 de febrero de 2007
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Disfruté mucho, quizás porque es una realidad que me es cercana. No creo que el director haya caído en tópicos y clichés, sino que ha hecho homenaje a una realidad que cada vez es más patente en las grandes ciudades. Estamos hartos de ver extranjeros anónimos paseando por la ciudad, pero nadie se plantéa a qué se dedican, a dónde viven, y qué extraños sentimientos puede levantar la expatriación. Los autóctonos es algo que no pueden entender fácilmente. Justamente la intención de esta película es la del acercamiento.
8
5 de abril de 2008
5 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parece que la película se entiende desde el punto de vista de un erasmus como es mi caso, de una manera bien distinta. Me han llegado a decir que es aburrida, mala, lenta y yo que se. A mí me ha encantado, la ví estando allí, y expresa de una manera sugerente de como puede ser la vida erasmus. En mi caso fue muchísima más fiesta y mas diversión.
En parte es una crítica al amor en la distancia, a las crisis, cosa que se acentúa en la segunda parte del filme.
Me parece que la fotografía de la película está muy bien tratada, puntos de vista, movimientos, etc. Si hubiesen tenido más presupuesto tipo Hollywood hubiese quedado muchísimo mejor.
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