La cordillera
5.5
4,077
Intriga. Drama
En una Cumbre de presidentes latinoamericanos en Chile, en donde se definen las estrategias y alianzas geopolíticas de la región, Hernán Blanco (Ricardo Darín), el presidente argentino, vive un drama político y familiar que le hará enfrentarse a sus propios demonios. Deberá tomar dos decisiones que podrían cambiar el curso de su vida en el orden público y privado: por un lado, una complicada situación emocional con su hija, y por otro, ... [+]
9 de abril de 2020
9 de abril de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La Cordillera” es un Thriller político contundente pero a la vez poco complaciente con el espectador, al que le exige de principio a fin y un poco más alla, el ejercicio mental de unir el rompecabezas que se construye a lo largo de esta película.
Una historia sencilla que con el correr de los minutos y la aparición de diversas tramas asume una complejidad que enriquece de sobremanera el relato. Por un lado, la principal que se rige por una cumbre internacional en Chile para discutir un nuevo plan energético en la región. Por el otro, la que involucra a la hija del protagonista (Ricardo Darín encarnando a Hernán Blanco, como el presidente argentino) y un pasado que vino a ajustar cuentas con el presente.
Ricardo Darín está muy bien, pero brilla aún más cuando se mezcla con los demás personajes que se complementan a la perfección y a la vez tienen luz propia. La escena inicial utilizando la “pluma” y la “voz” de los medios para definir al personaje y su situación actual, nos da un panorama clave para el entendimiento de lo que está en juego en esta cumbre y las motivaciones que tienen los distintos personajes. Hernán Blanco parece ser un personaje tan puro como su apellido, pero a medida que transcurren los minutos se nos vuelve lo suficientemente enigmático como para darnos cuenta que no es lo que aparenta ser, no solamente frente a la exposición pública sino también entre sus colegas.
Esto lo podemos ver a través del personaje que encarna Erica Rivas, su mano derecha, quién al principio parece conocerlo más de lo que se conoce él mismo y hacia el final padece el mismo desconcierto que el espectador. Se complementa muy bien esta transformación con su forma de vestir: al principio viste sumamente formal y estructurada, como quién tiene hasta el mínimo detalle bajo control. Al final lo hace de una forma más casual y ligeramente desarreglada, otorgándole esa perdida del orden que tenía en relación a su labor como la “secretaria” del presidente.
Otro personaje que lo acompaña es el de Gerardo Romano, quién responde a las expectativas que uno puede llegar a tener acerca de un Jefe de Gabinete. Al igual que Erica Rivas, le está encima al presidente pero de una forma distinta: no está ahí para recordarle lo que se le olvida sino para aconsejarlo en la toma de decisiones. Consigue manipularlo a su manera en gran parte la película, e incluso llegamos a pensar que es él quien va a tomar las determinaciones que no se atreve el protagonista, pero no es así. A partir del encuentro de Darín con el representante Estadounidense, magistralmente interpretado por Christian Slater, se nos muestra como su poder sobre él se desvanece completamente. Esto nos lleva a preguntar si alguna vez lo tuvo o simplemente el presidente se lo hizo creer mientras le fuera funcional.
En otro lugar también está su hija Marina (interpretada por Dolores Fonzi), con quién se desarrolla un vínculo algo perverso, donde no sabemos con certeza si las consecuencias del desorden psicológico que ella tiene son ciertas, o él lo utiliza para manejar la verdad a su gusto. Verdad, mentira y especulación son las armas que ejecutan el destino de nuestros personajes. Un juego sumamente estrategico no solo en el ámbito público y político, sino en el privado y familiar. Entre él y su equipo, los demás representantes y su propia familia. Esta división que busca establecer, lo convierte en su propia cordillera. Esa que separa su intimidad y sus secretos de los demás.
La intervención por partida doble de una periodista española, le saca aún más jugo al personaje de Darín. Durante la segunda parte de la entrevista en donde le pregunta acerca del bien y el mal, da lugar a una anécdota por parte del presidente argentino altamente metafórica, a diferencia de su par brasileño, que dice odiarlas en una entrevista con la misma periodista. Esta diferencia que trazan desde algo tan simple, de alguna forma sirve para entender lo distintos que son estos 2 personajes, a pesar de que en gran parte de la película se insinua ubicarlos del mismo lado.
Esta anécdota en cuestión, habla acerca de su primer encuentro con los conceptos del diablo y el infierno a partir de un sueño que tuvo, que se conecta magistralmente con el momento previo a su encuentro con el representante Estadounidense que fue enviado hasta Chile para interceder en este plan que se está desarrollando. “Nadie llega hasta acá sin haber visto el mal un par de veces al menos” y “Me lo he vuelto a encontrar algunas veces” referido a ese diablo con el que soñó, recita Darín interpelando directamente al espectador, anticipandole lo que se avecina y dotando de un nuevo significado al encuentro clandestino que va a realizar. Pero no solo a partir de lo que dice y simboliza se hace alusión a su encuentro con el “diablo”, sino también a partir del espacio, otro personaje fundamental de la historia. Toda esta cumbre transcurre literalmente entre las que conforman la cordillera y los 4000 mts no son más que una alegoría del poder de quienes asisten a esta cumbre, a los cuales su condición de clase los ubica “más cerca del cielo”, sumado a los asuntos de “alta” importancia que ponen en discusión.
Sigo en la zona spoiler que llegué al límite de caracteres.
Una historia sencilla que con el correr de los minutos y la aparición de diversas tramas asume una complejidad que enriquece de sobremanera el relato. Por un lado, la principal que se rige por una cumbre internacional en Chile para discutir un nuevo plan energético en la región. Por el otro, la que involucra a la hija del protagonista (Ricardo Darín encarnando a Hernán Blanco, como el presidente argentino) y un pasado que vino a ajustar cuentas con el presente.
Ricardo Darín está muy bien, pero brilla aún más cuando se mezcla con los demás personajes que se complementan a la perfección y a la vez tienen luz propia. La escena inicial utilizando la “pluma” y la “voz” de los medios para definir al personaje y su situación actual, nos da un panorama clave para el entendimiento de lo que está en juego en esta cumbre y las motivaciones que tienen los distintos personajes. Hernán Blanco parece ser un personaje tan puro como su apellido, pero a medida que transcurren los minutos se nos vuelve lo suficientemente enigmático como para darnos cuenta que no es lo que aparenta ser, no solamente frente a la exposición pública sino también entre sus colegas.
Esto lo podemos ver a través del personaje que encarna Erica Rivas, su mano derecha, quién al principio parece conocerlo más de lo que se conoce él mismo y hacia el final padece el mismo desconcierto que el espectador. Se complementa muy bien esta transformación con su forma de vestir: al principio viste sumamente formal y estructurada, como quién tiene hasta el mínimo detalle bajo control. Al final lo hace de una forma más casual y ligeramente desarreglada, otorgándole esa perdida del orden que tenía en relación a su labor como la “secretaria” del presidente.
Otro personaje que lo acompaña es el de Gerardo Romano, quién responde a las expectativas que uno puede llegar a tener acerca de un Jefe de Gabinete. Al igual que Erica Rivas, le está encima al presidente pero de una forma distinta: no está ahí para recordarle lo que se le olvida sino para aconsejarlo en la toma de decisiones. Consigue manipularlo a su manera en gran parte la película, e incluso llegamos a pensar que es él quien va a tomar las determinaciones que no se atreve el protagonista, pero no es así. A partir del encuentro de Darín con el representante Estadounidense, magistralmente interpretado por Christian Slater, se nos muestra como su poder sobre él se desvanece completamente. Esto nos lleva a preguntar si alguna vez lo tuvo o simplemente el presidente se lo hizo creer mientras le fuera funcional.
En otro lugar también está su hija Marina (interpretada por Dolores Fonzi), con quién se desarrolla un vínculo algo perverso, donde no sabemos con certeza si las consecuencias del desorden psicológico que ella tiene son ciertas, o él lo utiliza para manejar la verdad a su gusto. Verdad, mentira y especulación son las armas que ejecutan el destino de nuestros personajes. Un juego sumamente estrategico no solo en el ámbito público y político, sino en el privado y familiar. Entre él y su equipo, los demás representantes y su propia familia. Esta división que busca establecer, lo convierte en su propia cordillera. Esa que separa su intimidad y sus secretos de los demás.
La intervención por partida doble de una periodista española, le saca aún más jugo al personaje de Darín. Durante la segunda parte de la entrevista en donde le pregunta acerca del bien y el mal, da lugar a una anécdota por parte del presidente argentino altamente metafórica, a diferencia de su par brasileño, que dice odiarlas en una entrevista con la misma periodista. Esta diferencia que trazan desde algo tan simple, de alguna forma sirve para entender lo distintos que son estos 2 personajes, a pesar de que en gran parte de la película se insinua ubicarlos del mismo lado.
Esta anécdota en cuestión, habla acerca de su primer encuentro con los conceptos del diablo y el infierno a partir de un sueño que tuvo, que se conecta magistralmente con el momento previo a su encuentro con el representante Estadounidense que fue enviado hasta Chile para interceder en este plan que se está desarrollando. “Nadie llega hasta acá sin haber visto el mal un par de veces al menos” y “Me lo he vuelto a encontrar algunas veces” referido a ese diablo con el que soñó, recita Darín interpelando directamente al espectador, anticipandole lo que se avecina y dotando de un nuevo significado al encuentro clandestino que va a realizar. Pero no solo a partir de lo que dice y simboliza se hace alusión a su encuentro con el “diablo”, sino también a partir del espacio, otro personaje fundamental de la historia. Toda esta cumbre transcurre literalmente entre las que conforman la cordillera y los 4000 mts no son más que una alegoría del poder de quienes asisten a esta cumbre, a los cuales su condición de clase los ubica “más cerca del cielo”, sumado a los asuntos de “alta” importancia que ponen en discusión.
Sigo en la zona spoiler que llegué al límite de caracteres.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El único momento en que el escenario cambia es durante este encuentro clandestino entre Ricardo Darín y Christian Slater. Está obligado a “descender” hacia la ciudad situada en el valle, como quién se dirige hacia el infierno a encontrarse con el diablo, en la que en mi opinión es la mejor escena de la película. Una conversación que muestra la omnipresencia de un país como EEUU en los asuntos internacionales. Y cómo elabora una estrategia sumamente inteligente para entrar en este nuevo plan de la región sin tener que pedirlo. Al contrario, para lograr que los terminen invitando a participar. Una escena imperdible a la altura de los que estos 2 grandes actores pueden dar. Esta propuesta no es aceptada de inmediato por el protagonista, quién elabora una contrapropuesta y se inicia una negociación, de la cual no sabemos con certeza como se resuelve, pero una vez que empiezan los créditos es tarea del espectador atar ese cabo e interpretar lo que realmente sucedió.
Esto es lo mejor que tiene “La Cordillera”: transita la ambiguedad casi sin tropezarse y deja demasiadas cosas aparentemente abiertas e inconclusas, que requieren de una participación activa para cerrarlas y sacar sus propias conclusiones. Una película que al espectador que gusta de un cierre envuelto con moño, le puede resultar incompleta e incluso decepcionante. Santiago Mitre apunta a un espectador activo que acepte el desafío de que no todas las respuestas están servidas en bandeja ni que todo es lo que aparenta ser. Pasa en las películas, pasa en la política, pasa en la vida.
Esto es lo mejor que tiene “La Cordillera”: transita la ambiguedad casi sin tropezarse y deja demasiadas cosas aparentemente abiertas e inconclusas, que requieren de una participación activa para cerrarlas y sacar sus propias conclusiones. Una película que al espectador que gusta de un cierre envuelto con moño, le puede resultar incompleta e incluso decepcionante. Santiago Mitre apunta a un espectador activo que acepte el desafío de que no todas las respuestas están servidas en bandeja ni que todo es lo que aparenta ser. Pasa en las películas, pasa en la política, pasa en la vida.
26 de diciembre de 2017
26 de diciembre de 2017
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parecía que venía escuchando muchas pavadas respecto a la película. Al verla lo confirmé. Es una genial película. Todo el desarrollo no deja que dejes de mirar un sólo minuto, con actuaciones en un nivel altísimo, una producción increíble y maravillosa Dirección. Todo está en un nivel tan alto, que es lógico que por un lado los envidiosos que escriben en diarios y hablan por radio ( tengo la suerte de no ver televisión, más que para mirar fútbol) la maten. Y es lógico que la gente que le encanta Vin Diesel repita lo que escucho por ahí. Es una película imperdible. No se podía esperar menos de Darin y de Christian Slater.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una de las críticas que más escuché es que dejaba el final abierto...El final abierto?? No puede estar más claro todo. De qué final abierto hablan??
18 de diciembre de 2017
18 de diciembre de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intrigante thriller político desacostumbrado por estas tierras en donde la mayoría de las películas o son dramas o comedias pasatistas. Eso no significa que es una obra de arte, para mi esta lejos de ello, pero hace llevadero las casi dos horas de duración lo que constituye un buen síntoma. Aquí encontramos a Hernan Blanco, presidente de Argentina, que llego a esa lugar sin estridencias, del que se conoce poco de su vida, no tiene grandes escándalos, tampoco por lo que se deja vislumbrar gran empatia con la gente y aparentemente poco poder de decisión o al menos fácil de manejar. Todo esto es subjetivo ya que seremos testigos como poco a poco todo esto va cambiando teniendo como fondo una cumbre de naciones latinoamericanas en donde se tratara el tema de la energía y de formar un propio bloque entre los países de América del Sur. En medio de esto esta un problema familiar del presidente con su hija que también le traerá consecuencias. Hay una actuación de Ricardo Darin muy solvente, actor que ha alcanzado ya algo que pocos consiguen y es el hecho de salir airoso de cualquier film, con cualquier tipo de guion sea bueno o malo que tenga. También se destacan Gerardo Romano, Erica Rivas y como la hija Dolores Fonzi. Como perlita encontramos a Christian Slater en un pequeño papel. Para ver.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
No me gusta los finales abiertos y las cosas en donde uno debe imaginárselas, aca hay varias cosas que quedan en el aire y a mi humilde entender es lo que no la hace totalmente buena a la película. Quiero creer que esa ilusión o visión que tiene la hija cuando la hipnotizan es la aparición del diablo que muestra que Darin no es tan bueno como parece ser. No se si alguien vio otra cosa o supone me gustaría que me lo digan. Saludos
31 de enero de 2018
31 de enero de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay muchas críticas ya escritas ¿para qué la mía? para recordar mis impresiones al ver esta película y sobre todo el esfuerzo que realicé para llegar hasta su final.
Soy un simple espectador, no creo ser demasiado exigente pero sí quiero lograr pasar un rato entretenido y sentir algo, tristeza, odio, alegría, ternura, amor, para mí las películas debieran cumplir con algún objetivo, proponer algo, entretener alrededor de un tema, llegar a nuestros sentimientos, intrigarnos. Mil verbos podría agregar al respecto, francamente es un producto "bien hecho", "bien actuado" pero ABURRIDO, no lleva a nada, transcurre alrededor de dos temas uno público y otro privado y poco entendí a qué apunta. Debe ser cine hecho para personas especiales, categoría en la que no entro.
Soy un simple espectador, no creo ser demasiado exigente pero sí quiero lograr pasar un rato entretenido y sentir algo, tristeza, odio, alegría, ternura, amor, para mí las películas debieran cumplir con algún objetivo, proponer algo, entretener alrededor de un tema, llegar a nuestros sentimientos, intrigarnos. Mil verbos podría agregar al respecto, francamente es un producto "bien hecho", "bien actuado" pero ABURRIDO, no lleva a nada, transcurre alrededor de dos temas uno público y otro privado y poco entendí a qué apunta. Debe ser cine hecho para personas especiales, categoría en la que no entro.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Así como la trama poco desarrolla, el final con nada concluye, hasta la escena de sexo presidencial no entendí para que fue incluída. ¿A quienes representan los mandatarios? ¿Cada cual hace lo que se le ocurre según su ambición/corrupción? No se trata de desplegar una tesis acerca del sistema en qué vivimos pero mostrar algo que le dé algo de profundidad a lo filmado. PELÍCULA ABSOLUTAMENTE PRESCINDIBLE, supongo que esto se leerá luego ya de haberla visto, lo escribo aquí para no aconsejar a nadie.
31 de enero de 2018
31 de enero de 2018
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Un thriller político, más que bien logrado, muy interesante y creíble en su desarrollo, al que Mitre intenta enriquecer con otra trama más íntima, más personal, que atañe al personaje protagonista, un muy solvente Darín, como siempre, y que bifurca la atención del espectador de manera, a mi entender, contraproducente. La parte intimista de la trama degenera en una suerte de drama psicológico poco coherente con el resto de trama política, mucho más verosímil y entretenida. Es ahí donde los personajes, sobre todo el de Darín y el de Fonzi, no hacen pie, ya que parece que no están convencidos de lo que dicen o de lo que hacen. Y no se entiende bien esta parte, creo que deliberadamente confusa, al contrario que la que corresponde a la parte política de la Cumbre de países, entre montañas nevadas espectaculares, esa cordillera a la que hace mención el título de la película. Y es que, en muchas ocasiones, el que mucho abarca, poco aprieta.
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