Los miserables
7.2
11,630
Thriller. Drama
El policía Stéphane Ruiz acaba de unirse a la BAC, la Brigada de Lucha contra la Delincuencia de Montfermeil, un suburbio al este de París. Allí conoce a sus nuevos compañeros, Chris y Gwada, dos agentes experimentados en las enormes tensiones que existen entre los distintos grupos organizados que operan por el control del problemático barrio.
5 de diciembre de 2019
5 de diciembre de 2019
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Intenso y, por momentos, impactante thriller francés que, legítimamente, podría haber aspirado a clásico de culto, pero que sin embargo se ve lastrado por una cita-epílogo de subrayada moralina que afea y vulgariza el resultado final.
La ópera prima de Ladj Ly toca varios palos, moviéndose con fiereza, rotundidad y eficacia en el thriller de acción, pero también en el retrato social de los suburbios parisinos. En el plano narrativo, la película, a pesar de un arranque dubitativo, despega en su segundo tercio, elevándose como un sólido thriller con reminiscencias más que evidentes a “Training day”. En su faceta “más social” me ha resultado inevitable evocar aquel visionario film noventero de Mathieu Kassovitz (“El odio”), mucho más certero que éste en la radiografía de los ghettos parisinos, pero mucho menos contundente en su parte más física y por supuesto con 3 o 4 litros menos de adrenalina.
Dicho esto, “Los miserables” da un paso adelante en lo que Kassovitz sólo esbozaba. Mientras que “El odio” era un film mucho más autoconsciente de su vocación descriptiva de la marginalidad, explorando la génesis de la violencia, exclusivamente desde el punto de vista de los desheredados del capitalismo, Lodj amplía el foco de las subjetividades. Para ello, abre el abanico a los diferentes “poderes fácticos” e intereses que cohabitan en un suburbio de París. En este sentido “Los Miserables” es una película tremendamente ambiciosa, dotando al guion de un subtexto de denuncia que respira entre persecuciones, gritos y disparos.
En el apartado interpretativo, las actuaciones, sin ser excelentes, son eficaces. El amateurismo de gran parte del plantel de secundarios, lejos de perjudicar el conjunto, aporta una descarnada y contundente veracidad cuasi-documental que exacerba el impacto visual de alguna de las escenas.
El final, es un tanto exagerado pero absolutamente demoledor. Ese paroxsimo de la violencia por parte de la chavalada del ghetto en el último acto, entronca directamente con ese concepto de “muerte de la inocencia” que tantos escalofríos nos provoca cuando somos adultos; quizás porque hemos idealizado la niñez y posiblemente la preadolescencia y porque también nos hemos olvidado que la crueldad y la agresividad ya están presentes en esas edades y que cuando estallan lo hacen de manera sorprendente y brutal.
Ese final a lo “survival horror movie” me ha trasladado a otras películas que exploran la violencia preadolescente desde el terror más explícito como “Eden Lake” o la magistral “Quien puede matar a un niño”. No son malas influencias para un final que podría haber sido épico.
Una lástima que a Ladj a última hora, no le haya parecido suficiente la contundencia de las imágenes y de un fantástico guion y haya tenido que edulcorarlo todo, con una cita de Víctor Hugo que nos explica lo que hemos visto y cómo debemos interpretarlo. Subrayado final que tal vez algunas personas y mentes bienintencionadas necesiten, para no quedarse con un retrogusto de violencia extrema protagonizada por chavales, pero que, sin embargo, en mi humilde opinión, desluce el resultado final, dejando a “Los Miserables” a las puertas de ser una obra apabullante.
Una lástima vivir en tiempos de tanta mojigatería, donde haya que justificar y subrayar todo para no perder subvenciones o que no te machaquen en twitter.
Habrá que seguir esperando tiempos mejores sin tanta corrección política, a modo de mordaza. Mientras tanto, podremos seguir disfrutando (seguro) de buenas películas como “Los Miserables” que, sin embargo, con una chispa más de valentía, podrían convertirse en obras de muchísimo más calado
La ópera prima de Ladj Ly toca varios palos, moviéndose con fiereza, rotundidad y eficacia en el thriller de acción, pero también en el retrato social de los suburbios parisinos. En el plano narrativo, la película, a pesar de un arranque dubitativo, despega en su segundo tercio, elevándose como un sólido thriller con reminiscencias más que evidentes a “Training day”. En su faceta “más social” me ha resultado inevitable evocar aquel visionario film noventero de Mathieu Kassovitz (“El odio”), mucho más certero que éste en la radiografía de los ghettos parisinos, pero mucho menos contundente en su parte más física y por supuesto con 3 o 4 litros menos de adrenalina.
Dicho esto, “Los miserables” da un paso adelante en lo que Kassovitz sólo esbozaba. Mientras que “El odio” era un film mucho más autoconsciente de su vocación descriptiva de la marginalidad, explorando la génesis de la violencia, exclusivamente desde el punto de vista de los desheredados del capitalismo, Lodj amplía el foco de las subjetividades. Para ello, abre el abanico a los diferentes “poderes fácticos” e intereses que cohabitan en un suburbio de París. En este sentido “Los Miserables” es una película tremendamente ambiciosa, dotando al guion de un subtexto de denuncia que respira entre persecuciones, gritos y disparos.
En el apartado interpretativo, las actuaciones, sin ser excelentes, son eficaces. El amateurismo de gran parte del plantel de secundarios, lejos de perjudicar el conjunto, aporta una descarnada y contundente veracidad cuasi-documental que exacerba el impacto visual de alguna de las escenas.
El final, es un tanto exagerado pero absolutamente demoledor. Ese paroxsimo de la violencia por parte de la chavalada del ghetto en el último acto, entronca directamente con ese concepto de “muerte de la inocencia” que tantos escalofríos nos provoca cuando somos adultos; quizás porque hemos idealizado la niñez y posiblemente la preadolescencia y porque también nos hemos olvidado que la crueldad y la agresividad ya están presentes en esas edades y que cuando estallan lo hacen de manera sorprendente y brutal.
Ese final a lo “survival horror movie” me ha trasladado a otras películas que exploran la violencia preadolescente desde el terror más explícito como “Eden Lake” o la magistral “Quien puede matar a un niño”. No son malas influencias para un final que podría haber sido épico.
Una lástima que a Ladj a última hora, no le haya parecido suficiente la contundencia de las imágenes y de un fantástico guion y haya tenido que edulcorarlo todo, con una cita de Víctor Hugo que nos explica lo que hemos visto y cómo debemos interpretarlo. Subrayado final que tal vez algunas personas y mentes bienintencionadas necesiten, para no quedarse con un retrogusto de violencia extrema protagonizada por chavales, pero que, sin embargo, en mi humilde opinión, desluce el resultado final, dejando a “Los Miserables” a las puertas de ser una obra apabullante.
Una lástima vivir en tiempos de tanta mojigatería, donde haya que justificar y subrayar todo para no perder subvenciones o que no te machaquen en twitter.
Habrá que seguir esperando tiempos mejores sin tanta corrección política, a modo de mordaza. Mientras tanto, podremos seguir disfrutando (seguro) de buenas películas como “Los Miserables” que, sin embargo, con una chispa más de valentía, podrían convertirse en obras de muchísimo más calado
28 de febrero de 2020
28 de febrero de 2020
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que me resulta más increíble de Los Miserables es que sea una opera prima. Y es que Ladj Ly maneja muy bien el recurso visual, y da fuerza a su propuesta combinando la ficción y el documental. No hay un personaje netamente protagonista, la cámara deambula de un lado a otro acompañando ciertos personajes y siendo testigo (nosotros con ella) de la narración y los hechos. En ese desfile de personajes se desata una París muy diversa, diversa en edad, en credo, en poder, en clase social. Lo único que los une, son las tomas iniciales y el evento deportivo que describe. Como quien dice o dijo el bueno de Galeano, “ el opio del pueblo”. Lo bueno de la propuesta además de su valentía, (me recordó con sus diferencias a Ciudad de Dios) es que no cumple un papel de juicio, pero sí de testigo. Hacia el final París arde, y nosotros ardemos de incredulidad, dolor y sorpresa con el filme. Vibrante y poderoso cine, te deja realmente pensando, y es cierto que el titulo no es más que una alegoría, uno de los personajes indica que los tiempos de la obra literaria y el filme no han cambiado mucho, y algo de cierto hay. Imperdible.
29 de noviembre de 2020
29 de noviembre de 2020
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Solemos incurrir en sobrevaloración respecto al cine francés. Más comercial y menos de autor de lo que se nos suele vender por estos lares, suelo tener mucho cuidado con él, excepción hecha de una de mis referencias cinéfilas fundamentales, Jacques Audiard (autor de películas fundamentales en mi vida como "De óxido y hueso", "Un profeta" o "De latir mi corazón ha parado"). Pero cuando el cine francés dice de presentar una obra maestra, la cosa siempre es seria. Y se acerca muchísimo a ello con “Los miserables” de Ladj Ly.
Una película a la que le cuesta arrancar en toda su intensidad. Durante su primera mitad, estaba convencido de estar ante un episodio de The Wire en francés (lo cual no es nada menor, menudo elogio), una cinta sobre policías reales (o sea, nada más lejos de la habitual ficción palomitera, con toda su cochambre y cosas para ocultar) en un barrio muy marginal de París, tratando de no ser menos delincuentes que todos los habitantes de un barrio de color que son carne de cañón, nacidos para el talego, hijos de las familias desestructuradas, la droga y la miseria. Gentes que nacen delincuentes porque el sistema jamás les va a permitir otra cosa. No hay salida posible.
Y hasta ahí, logra imbuirse del espíritu de David Simon y hacer que parezca un episodio más de The Wire. Lo cual dice mucho de ella. Pero la película se va cociendo a fuego lento y, cuando se desata la violencia, desde todas las trincheras, y el difícil equilibrio social creado entre policías, matones que controlan el barrio y que a su vez son controlados por los policías y los miserables salta por las costuras, cuando la película explota (literalmente) entonces es cuando entiendes la carga social que lleva dentro, la profunda denuncia política que oculta, la necesidad de la rebelión cuando no quedan ni se permiten otras salidas.
Frente a la violencia policial y la injusticia del sistema, la película narra de forma valiente y literal la respuesta de los oprimidos, y entonces en cuando entiendes todo lo que vimos en los informativos sobre las revueltas callejeras en Francia y, de paso, el valor de la película como testimonio de ese desastre social injusto y suicida al que neoliberalismo salvaje que nos domina por la fuerza ha conducido a nuestra sociedad a través de la pobreza de los más débiles, de los miserables. Y en eso la película es un espejo perfecto de nuestro momento histórico. E imprescindible.
Todo ello con un montaje frenético e hiriente, para incomodar y tensar al espectador en todo momento.
Una película a la que le cuesta arrancar en toda su intensidad. Durante su primera mitad, estaba convencido de estar ante un episodio de The Wire en francés (lo cual no es nada menor, menudo elogio), una cinta sobre policías reales (o sea, nada más lejos de la habitual ficción palomitera, con toda su cochambre y cosas para ocultar) en un barrio muy marginal de París, tratando de no ser menos delincuentes que todos los habitantes de un barrio de color que son carne de cañón, nacidos para el talego, hijos de las familias desestructuradas, la droga y la miseria. Gentes que nacen delincuentes porque el sistema jamás les va a permitir otra cosa. No hay salida posible.
Y hasta ahí, logra imbuirse del espíritu de David Simon y hacer que parezca un episodio más de The Wire. Lo cual dice mucho de ella. Pero la película se va cociendo a fuego lento y, cuando se desata la violencia, desde todas las trincheras, y el difícil equilibrio social creado entre policías, matones que controlan el barrio y que a su vez son controlados por los policías y los miserables salta por las costuras, cuando la película explota (literalmente) entonces es cuando entiendes la carga social que lleva dentro, la profunda denuncia política que oculta, la necesidad de la rebelión cuando no quedan ni se permiten otras salidas.
Frente a la violencia policial y la injusticia del sistema, la película narra de forma valiente y literal la respuesta de los oprimidos, y entonces en cuando entiendes todo lo que vimos en los informativos sobre las revueltas callejeras en Francia y, de paso, el valor de la película como testimonio de ese desastre social injusto y suicida al que neoliberalismo salvaje que nos domina por la fuerza ha conducido a nuestra sociedad a través de la pobreza de los más débiles, de los miserables. Y en eso la película es un espejo perfecto de nuestro momento histórico. E imprescindible.
Todo ello con un montaje frenético e hiriente, para incomodar y tensar al espectador en todo momento.
1 de septiembre de 2020
1 de septiembre de 2020
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Haine de una nueva generación.
Perfectamente ambientada, muestra los bandos del guetto francés, haciéndonos reflexionar sobre que pasó primero, quién empezó que guerra y como el luchar o escapar de la violencia puede ser algo difícil de llevar a cabo en algunas zonas.
Una maravillosa película que este año me ha dejado prendado absolutamente, con imágenes que se quedan grabadas en tu mente y una historia perfectamente mostrada y cerrada que se hubiese llevado muchos más premios de no ser por otra competidora francesa (Retrato de una mujer en llamas) y la triunfadora Parasite.
Instagram: @TuAmigoCultureta
Perfectamente ambientada, muestra los bandos del guetto francés, haciéndonos reflexionar sobre que pasó primero, quién empezó que guerra y como el luchar o escapar de la violencia puede ser algo difícil de llevar a cabo en algunas zonas.
Una maravillosa película que este año me ha dejado prendado absolutamente, con imágenes que se quedan grabadas en tu mente y una historia perfectamente mostrada y cerrada que se hubiese llevado muchos más premios de no ser por otra competidora francesa (Retrato de una mujer en llamas) y la triunfadora Parasite.
Instagram: @TuAmigoCultureta
8 de julio de 2020
8 de julio de 2020
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La cosa comienza con al parecer el único espejismo actual capaz de crear la falsa sensación momentánea de que las diferencias de clase, religión y todo tipo de desigualdades desaparecen cuando el equipo nacional, en este caso de fútbol gana un mundial. Tema para psiquiatras sobre la condición humana. Claro que después de este "espejismo/oasis" volvemos a la cruda realidad y la mayoría seguimos muriéndonos de sed de libertad, igualdad y fraternidad por citar a Francia.
Extrapolables a cualquier lugar del mundo los suburbios del barrio parisino de Clichy-Montfermell son un polvorín de marginación con sus propias reglas y conflictos internos que estalla periódicamente como en el 2005 reclamando esa vida justa que nos prometen las constituciones y los políticos y para la que los gobiernos de turno son incapaces de encontrar respuestas apostando por la represión y la contención en ghettos condenando a los policías encargados de ello no siempre bien formados a vivir encadenados como carceleros en una tensión difícil de gestionar. Todo ello lo conoce de primera mano el director nacido y criado en dichos suburbio sobre el que ya había realizado varios documentales subidos a la red. Ahora, con la financiación correspondiente, consigue darles forma en un largo de ficción que supone su debut más que notable que acumula premios y nominaciones varias.
Ladj Ly y su equipo consiguen ritmo, tensión dramática y crítica social en base a una puesta en escena estupenda, un montaje sobresaliente y un elenco acertado que encarnan a personajes y situaciones reales a los que Ly mira, sin juzgarlos con la mayor objetividad posible. Es cierto que a medida que se acerca el desenlace la acción se encarga, como en la vida real, de sustituir la evolución psicológica de los implicados por la urgencia que impone la violencia desatada de la mano de las nuevas generaciones que van tomando el relevo de las anteriores de estar hartas de un statu quo sin futuro y que desgraciadamente repetirán los mismos errores que aquellos a los que destronan.
Si disfrutaste con la mítica serie de televisión "The Wire", aquí tienes su extensión francesa. A disfrutar y a pensar.
cineziete.wordpress.com
Extrapolables a cualquier lugar del mundo los suburbios del barrio parisino de Clichy-Montfermell son un polvorín de marginación con sus propias reglas y conflictos internos que estalla periódicamente como en el 2005 reclamando esa vida justa que nos prometen las constituciones y los políticos y para la que los gobiernos de turno son incapaces de encontrar respuestas apostando por la represión y la contención en ghettos condenando a los policías encargados de ello no siempre bien formados a vivir encadenados como carceleros en una tensión difícil de gestionar. Todo ello lo conoce de primera mano el director nacido y criado en dichos suburbio sobre el que ya había realizado varios documentales subidos a la red. Ahora, con la financiación correspondiente, consigue darles forma en un largo de ficción que supone su debut más que notable que acumula premios y nominaciones varias.
Ladj Ly y su equipo consiguen ritmo, tensión dramática y crítica social en base a una puesta en escena estupenda, un montaje sobresaliente y un elenco acertado que encarnan a personajes y situaciones reales a los que Ly mira, sin juzgarlos con la mayor objetividad posible. Es cierto que a medida que se acerca el desenlace la acción se encarga, como en la vida real, de sustituir la evolución psicológica de los implicados por la urgencia que impone la violencia desatada de la mano de las nuevas generaciones que van tomando el relevo de las anteriores de estar hartas de un statu quo sin futuro y que desgraciadamente repetirán los mismos errores que aquellos a los que destronan.
Si disfrutaste con la mítica serie de televisión "The Wire", aquí tienes su extensión francesa. A disfrutar y a pensar.
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