Ciegos, sordos y locos
1989 

5.6
13,825
2 de enero de 2023
2 de enero de 2023
Sé el primero en valorar esta crítica
Dejémonos de películas con moralina, políticamente correctas y pielfinistas. Es humor a lo grande, en estado puro, con letras mayúsculas. Siempre digo lo mismo, cualquier película que haga que el trabajador común se olvide de las dificultades diarias es una gran película.
Película sobre las dificultades de dos tipos tan desgraciados como los demás (incluso peor). No ganará premios, no pasará a la historia pero ese tipo de cintas tiene que existir.
Hubo una época en la que las comedias llevaban una marca personal muy acusada, personalidad si queremos llamarlo así. Una sucesión de situaciones y gags sin fin con gusto, sin complejos y ahí está la clave de su éxito.
Como en cualquier comedia que se precie, el guion pasa a un segundo plano, un gran favor para cualquier película de éste tipo de comedias.
Película sobre las dificultades de dos tipos tan desgraciados como los demás (incluso peor). No ganará premios, no pasará a la historia pero ese tipo de cintas tiene que existir.
Hubo una época en la que las comedias llevaban una marca personal muy acusada, personalidad si queremos llamarlo así. Una sucesión de situaciones y gags sin fin con gusto, sin complejos y ahí está la clave de su éxito.
Como en cualquier comedia que se precie, el guion pasa a un segundo plano, un gran favor para cualquier película de éste tipo de comedias.
29 de diciembre de 2023
29 de diciembre de 2023
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Que también, ¿eh? Que tampoco estamos ante una comedia de situación del mimo continuado en sus situaciones costumbristas a lo cualquier episodio de "Mr. Bean" (1990-95), ni tampoco estamos ante un enredo criminal con la agudeza y riqueza de "Fargo" (1996). No, "No me chilles, que no te veo" nos presenta una premisa estandarizada de sencilla evolución.
Pues, con una simpleza aun mayor que otras comedias ochenteras equiparables en su tratamiento argumental como "Loca academia de policía" (1984) o "Entre pillos anda el juego" (1983), "No me chilles que no te veo" nos propone una trama en la que un ciego (Richard Pryor) y un sordo (Gene Wilder) que se hacen amigos y compañeros de trabajo son testigos de un asesinato. Pero como uno solo lo ha visto de refilón todo y el otro solo lo ha oído en la distancia... se convierten no solo en testigos imposibles sino en sospechosos. El film no se complica mucho su existencia y acaba derivando en una comedia de acción donde sus protagonistas tratan de dar caza a los malvados de turno con la policía de convidada de piedra.
Estamos pues ante una comedia ágil narrativamente, en la que siempre están sucediendo, gags, gracietas y salidas más o menos inspiradas durante esa trama troncal de criminales y policías que no es más que una mera excusa garabateada para que se den esas situaciones rocambolescas. Y hay que reconocer que son más las gracias perspicaces que las erráticas (y este par que, sin ser el sumun de la complicidad con el espectador, aprovecha esas escenas con habilidad y soltura también tiene mucho que ver en el triunfo de esa comedia). Hay en "No me chilles, que no te veo" gran cantidad de escenas que nos van a hacer reír y sonreír ante esa forma de sobrellevar el día a día de esta pareja (más en spoilers) ya sea para caminar por la acera o para rescatar a alguien de un secuestro de "los malos". El problema viene con la parte "seria" del asunto que le toca en suerte al par de criminales de la cinta (encarnados por un novel Kevin Spacey en este su cuarto largometraje como secundario, y por una decente (que no carismático o sobresaliente) Joan Severance) que se supone quieren hacerse con un objeto muy valioso. Ya que todas las escenas de este apático par con cara de póker hacen que nuestro rictus regrese a lo inalterable.
Eso aunado a una puesta en escena que es limitada a nivel global (la cinematografía es completamente marrullera, el diseño de producción se conforma con ser tan aceptable como resultón (pero ojo a esas escenas interiores en el coche más propias del cine de 1940), la fotografía es rutinaria, y el sonido es competente) hace que la comedia baje enteros en su disfrute (a nivel plástico ya les adelanto que "Deadpool" (2016) o "Mary Poppins" (1964) no es). Pero son esas salidas tronchantes y hasta emblemáticas lo que logran compensar y realzar un producto que se observa siempre con distracción y simpatía, unas salidas que nos harán reír con su astucia y frescura. Como comedia es muy recomendable a todo público (en especial para el que esté de bajón) aunque solo es indispensable para los muy muy aficionados a las comedias ochenteras. Porque "No me chilles, que no te veo" no es una película excelente que traspase géneros y generaciones a lo "Con faldas y a lo loco" (1959), "Aterriza como puedas" (1980), "Shrek" (2001) o "La vida de Brian" (1979). Digamos que es más pareja a "Timadoras compulsivas" (2019), "Entre pillos anda el juego", "El otro guardaespaldas" (2017) o "Cuerpos especiales" (2013) si de comedias de enredos con criminales de por medio se trata. Desde luego supera con creces a films desatinados como "Disaster Movie" (2008), "Spy Kids 2" (2002), "Casi 300" (2008) o "Solo en casa 3" (1997).
Lo peor: Todo lo que envuelve a los personajes de Spacey y Severance.
Lo mejor Me quedo con...
Pues, con una simpleza aun mayor que otras comedias ochenteras equiparables en su tratamiento argumental como "Loca academia de policía" (1984) o "Entre pillos anda el juego" (1983), "No me chilles que no te veo" nos propone una trama en la que un ciego (Richard Pryor) y un sordo (Gene Wilder) que se hacen amigos y compañeros de trabajo son testigos de un asesinato. Pero como uno solo lo ha visto de refilón todo y el otro solo lo ha oído en la distancia... se convierten no solo en testigos imposibles sino en sospechosos. El film no se complica mucho su existencia y acaba derivando en una comedia de acción donde sus protagonistas tratan de dar caza a los malvados de turno con la policía de convidada de piedra.
Estamos pues ante una comedia ágil narrativamente, en la que siempre están sucediendo, gags, gracietas y salidas más o menos inspiradas durante esa trama troncal de criminales y policías que no es más que una mera excusa garabateada para que se den esas situaciones rocambolescas. Y hay que reconocer que son más las gracias perspicaces que las erráticas (y este par que, sin ser el sumun de la complicidad con el espectador, aprovecha esas escenas con habilidad y soltura también tiene mucho que ver en el triunfo de esa comedia). Hay en "No me chilles, que no te veo" gran cantidad de escenas que nos van a hacer reír y sonreír ante esa forma de sobrellevar el día a día de esta pareja (más en spoilers) ya sea para caminar por la acera o para rescatar a alguien de un secuestro de "los malos". El problema viene con la parte "seria" del asunto que le toca en suerte al par de criminales de la cinta (encarnados por un novel Kevin Spacey en este su cuarto largometraje como secundario, y por una decente (que no carismático o sobresaliente) Joan Severance) que se supone quieren hacerse con un objeto muy valioso. Ya que todas las escenas de este apático par con cara de póker hacen que nuestro rictus regrese a lo inalterable.
Eso aunado a una puesta en escena que es limitada a nivel global (la cinematografía es completamente marrullera, el diseño de producción se conforma con ser tan aceptable como resultón (pero ojo a esas escenas interiores en el coche más propias del cine de 1940), la fotografía es rutinaria, y el sonido es competente) hace que la comedia baje enteros en su disfrute (a nivel plástico ya les adelanto que "Deadpool" (2016) o "Mary Poppins" (1964) no es). Pero son esas salidas tronchantes y hasta emblemáticas lo que logran compensar y realzar un producto que se observa siempre con distracción y simpatía, unas salidas que nos harán reír con su astucia y frescura. Como comedia es muy recomendable a todo público (en especial para el que esté de bajón) aunque solo es indispensable para los muy muy aficionados a las comedias ochenteras. Porque "No me chilles, que no te veo" no es una película excelente que traspase géneros y generaciones a lo "Con faldas y a lo loco" (1959), "Aterriza como puedas" (1980), "Shrek" (2001) o "La vida de Brian" (1979). Digamos que es más pareja a "Timadoras compulsivas" (2019), "Entre pillos anda el juego", "El otro guardaespaldas" (2017) o "Cuerpos especiales" (2013) si de comedias de enredos con criminales de por medio se trata. Desde luego supera con creces a films desatinados como "Disaster Movie" (2008), "Spy Kids 2" (2002), "Casi 300" (2008) o "Solo en casa 3" (1997).
Lo peor: Todo lo que envuelve a los personajes de Spacey y Severance.
Lo mejor Me quedo con...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
... la escena de la pelea en el bar con el sordo manejando al ciego cual maniquí con puños de hierro, con el "rescate" del sordo a la hermana del ciego haciendo todo el ruido posible a la vez que pide sigilo y con esa forma de andar del sordo para que el ciego se guíe.
24 de octubre de 2014
24 de octubre de 2014
1 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estuvo buena esta película, me pareció bastante agradable y original. La manera como se daban las situaciones y de cómo los protagonistas se las ingeniaban para salir de ellas.
No me hizo reír mucho pero me pareció bastante agradable y me gustó que esta película tuvo bastantes escenas muy buenas y el final estuvo bien.
No me hizo reír mucho pero me pareció bastante agradable y me gustó que esta película tuvo bastantes escenas muy buenas y el final estuvo bien.
13 de septiembre de 2018
13 de septiembre de 2018
0 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un ciego y un sordo en el lugar y momento equivocado. La excelente química de la legendaria pareja de comediantes Richard Pryor y Gene Wilder al servicio de un guion bastante malo. A pesar de su argumento tan simple y predecible, la película es bastante divertida, la salvan las actuaciones de sus dos protagonistas a quienes los gags les sale con mucha naturalidad. También resulta interesante ver a Kevin Spacey haciendo de villano cuando apenas estaba empezando y lejos de pensar que se convertiría en uno de los mejores actores de su generación.
Un hilarante film donde a punta de carcajadas te hacen olvidar que la película es bastante floja.
Leo
Un hilarante film donde a punta de carcajadas te hacen olvidar que la película es bastante floja.
Leo
29 de octubre de 2007
29 de octubre de 2007
5 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
La pareja es genial, pero la presencia de Joan Severance es espectacular, es la actriz mas bella de la historia del cine, una lástima que esta mujer bella haya sido desaprovechada en films más trascendentes. Joan resume la belleza en todos sus sentidos al mismo tiempo, elegante y salvaje, linda y sensual, bella y erótica. Simplemente BELLA
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