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Ciegos, sordos y locos

Comedia Wally es ciego y Dave sordo. Cuando un hombre es asesinado delante de su puesto de prensa, se convierten en los principales sospechosos. Para probar su inocencia tendrán que ayudarse mutuamente: Wally prestará sus oídos a Dave y éste sus ojos a Wally. (FILMAFFINITY)
Críticas 30
Críticas ordenadas por utilidad
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8
5 de abril de 2008
11 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué decir de esta ya clásica película de la comedia ochentera. Los de mi quinta (nací en el 80) la recordarán con agrado. Aún no puedo dejar de verla cada vez que la echan por la televisión otra vez. Me engancha.
Una pareja de cómicos sublime, con una química especial.
La película es un poco simple en su argumento, pero básicamente consiste en que se ven metidos el ciego y el sordo en un lío con policía, asesinos, malos....de todo un poco, y del que intentan salir como pueden.
LLena de gags grandiosos, para reirte sin fin.
Una comedia sublime.
7
17 de febrero de 2008
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una buena película para pasar un rato divertido, los actores, con su personal toque histriónico, que es adecuado a la película, le dan un sabor espacial.
La escena en la que explican a la policía el crimen es de lo más divertido que he visto en el cine.
Recomendable
7
4 de junio de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película haría morir de carcajadas al propio Terminator, con eso lo digo todo, fantástica e imprescindible.
Por ahí sale kevin Spacey, ganador de los Oscar a mejor actor y mejor actor secundario, quien lo diría, ¿eh?
Es una buena comedia con mucho humor, hecha a la medida de Gene Wilder y Richard Pryor, se disfruta con ella.
La química que se produce entre los dos protagonistas hace las delicias de los espectadores, desatando innumerables momentos desternillantes de diversión y risa.
En ningún momento decae el entretenimiento, logrando un equilibrio poco habitual entre comedia y acción.
No cae en la comedia absurda de las palabras mal sonantes y situaciones escatológicas, de las que tanto se abusa en algunas ocasiones, ofreciendo un humor inteligente y agradable de ver, dejando muy buenas sensaciones.
No me chilles, que no te veo, recoge en su titulo el alma de la historia, dos personajes discapacitados, que vivirán todo tipo de situaciones cómicas juntos.
Lo pasarás en grande.
Jon
7
19 de agosto de 2012
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un clásico de Richard Pryor que fue uno de los comediantes negros que coincidieron en el tiempo junto con Murphy y Hall. La película tiene un guión muy bien elaborado con escenas que encajan a la perfección con el hecho de que uno sea ciego y el otro sordo. El ciego Wally (Richard Pryor) huele el perfume de la asesina y el sordo (Wilder) le ve las piernas. Confundidos como los verdaderos autores del asesinato se conminan a encontrar a la verdadera autora que desde un primer momento se muestra a los espectadores, ya que el asesinato se puede ver "in situ", no es otra que Joan Severance, una modelo con aspecto seductor que a finales delos ochenta e inicios de los noventa empezó a participar como secundaría en algunos filmes como: "Dos pájaros a tiro" (1990) y este film mismo.

Una película muy recomendable con chistes frescos, divertida y que se te pasa en nada, aunque hacía el final decae un tanto el ritmo. Hay algunas escenas que destacan por su originalidad como la de la foto policíal:

Policía: Digale a su amigo sordo que se mire a la cámara y se quede quieto.

Wally (Ciego): Claro. (Le toca el hombro a su compañero)

Dave lo mira girando la cabeza a un lado.

Dave: ¿Qué?

Wally: Quédate quieto.

Policía: ¡Pero que me mire a mí! ¡A la cámara!
3
18 de junio de 2024 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece que con Richard Pryor y Gene Wilder nos encontramos con una de esas grandes parejas del cine, al estilo de Andrés Pajares y Fernando Esteso, o bien, con más glamur, Fred Astaire y Ginger Rogers, pero en realidad sólo fueron los protagonistas de cuatro películas. O para ser más exactos, tres y media en tanto que en "El expreso de Chicago" (1976), Jill Clayburgh es la acompañante principal de Wilder. En cualquier caso, lo que tenemos es una comedia que en su momento gozó de cierta popularidad, aunque no fue ningún taquillazo, fue la número 27 a nivel mundial, pero que no deja de ser un producto endeble. Quizá la nota más curiosa sea la presencia de un casi novato Kevin Spacey, que tras alcanzar el estrellato, ahora está pasando por momentos muy preocupantes en lo económico, en lo profesional y personal, con juicios y acusaciones de acoso y agresión sexual gay.

Regresando a "No me chilles, que no te veo", de entrada la película podría ser más inmersiva, es decir, permitiendo que nos metamos en la piel del ciego y del sordo, por ejemplo, dejando a veces en negro la pantalla o en silencio. Más importante es que la historia no encuentra el tono adecuado, mezclando lo liviano con lo criminal de forma chirriante. En general, es demasiado estúpida para tomártela en serio, un montón de situaciones no son nada creíbles, pero como producto infantil hubiera valido la pena. Sin embargo, la presencia de asesinatos y sus alusiones sexuales estropean esta posibilidad. Al final lo que nos queda es una obra con dos o tres situaciones simpáticas (la fotógrafa en la comisaría) pero mayormente sin gracia, con una historia chorra y deslavazada, debido a la presencia de cinco guionistas, falsamente igualitaria con la discapacidad y por momentos, burda.
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