Si juntamos a Robert Downey Jr. a Robert Duvall y a Billy Bob Thornton ya casi tenemos una buena película, solo hay que dejarse llevar, no hace falta mucho más, y es lo que pasa con este filme, que no tiene mucho más, la clásica historia típica de juicio mezclada con tintes de drama familiar, y eso hace el director, se deja llevar, no aporta nada pero tampoco molesta, hasta la resolución final. Correcta.

Una gran interpretación de los actores principales, en particular de Robert Duval, que está inconmensurable...huele a Oscar.
Robert Downey no desentona. Eso hace que la película mantenga nuestro interés a pesar de ser un largo metraje.

Lo malo es que ese sistema judicial, nos pilla un poco lejano, poco parecido a nuestra realidad...pero para eso está el cine, no??

Una gran película de las que crean afición al 7º arte. Una trama sencilla que partiendo de la base de la resolución de un crimen local pone de manifiesto todas las pasiones, miedos, virtudes y defectos del ser humano. Gran interpretación de los actores.

+: La vida misma -aunque se trate de una situación extraordinaria-: comedia, drama, tragedia (esa escena en el cuarto de baño) y una naturalidad magníficamente ejecutada; mucha humanidad -condición, no virtud- con las imperfecciones que lleva consigo; el duelo interpretativo (mis disculpas por el tópico); el perdón o, mejor dicho, los perdones, con El Hijo Pródigo sobrevolando la historia; el interrogatorio al acusado; el sarcasmo.

-: Robert Downey Jr. vuelve a hacer de sí mismo o de ese personaje que ha creado –inaguantable la mayoría del tiempo- … que tanto se parece a sí mismo; la reacción general al escuchar la respuesta clave del acusado; algunos planos de Thornton, espléndido, que no necesita.


Vera Farmiga vuelve a demostrar que mejora todas las películas en las que aparece.
Pelín larga pero aparentemente hay mucho que contar.
No es una peli de juicios más.

Interesante película torpedeada por las malditas expectativas pero, claro, si pones a Robert Downey Jr. a presidir los créditos de tu producto con un primer plano de su cara en la cartelera, el subconsciente de un espectador normal se va a hacer a la idea de que va a hacer de Tony Stark o alguna de sus variantes divertidas e ingeniosas. Y si llamas “El juez” a tu película, lo normal es pensar que Downey va a luchar contra alguna multinacional contaminante en una demanda colectiva o algo por el estilo.

Y claro, todos esos prejuicios chocan con lo que termina siendo una interesante película de desencuentros familiares, de vueltas a casa y de investigaciones criminales en un villorrio de la Indiana profunda de modo que la película, con sus muchas virtudes y escasos defectos, nunca termina siendo lo que uno esperaba. Tampoco ayuda que tarde tanto en tomar forma y cristalizar en un drama judicial, dejando que nos coma por dentro la ansiedad por esperar el giro hacia un show de Downey Junior que nunca llega. Pero aunque cuesta descontextualizarla y valorarla por lo que es, termina dejando un gran sabor de boca por la gran interpretación que hace Robert Duvall de un muy buen papel, por la ternura que desprenden sus tramas y porque mantiene una sana intriga hasta un final realmente sorprendente al que no se le puede poner un pero.