Steven Soderbergh, que anunció su retirada profesional del cine, ha demostrado a lo largo de su trayectoria que le va la variedad de géneros y que se mueve tan bien por circuitos comerciales como inedpendientes desde que asomó su cabeza de “enfant terrible” en el Festival de Cannes, por allá a finales de los ochenta con la rompedora y coral “Sexo, Mentiras y Cintas de Video” (Sex, Lies and Videotape, 1988).

En todos esos años se ha dejado llevar por un instinto de protección apoyado por películas para el gran público (la masiva reacción positiva suscitada por “Erin Brokovich” y “Traffic” o el glamour políticamente incorrecto galanteado por la banda de “Ocean´s Eleven” y sus continuaciones) por lo que le ha ayudado en proyectos más personales y ambiciosos (el soñado remake de “Solaris” o “Bubble”).

En “The Girlfriend Experience”, Soderbergh, (nacido en Atlanta pero que a mi me da la impresión que ha tenido más educación europea que no yanqui) decide exponernos dos puntos de vista recurriendo a su actriz protagonista, Sasha Grey, actriz porno de currículum generoso que interpreta a Chelsea, una chica que vive con su novio Chris (Chris Santos) en un lujoso apartamento en la ciudad de Nueva York. Como toda pareja, van de copas, conversan con sus amigos de siempre y su estabilidad es más sólida que los cimientos dónde viven.

Y a través de conversaciones a terceros (amigos, periodistas y su propia pareja novio) Chelsea toma la decisión de dedicarse al oficio de chica de compañía a quien confesará a sus clientes (como estos también harán lo mismo). Se aprecia la previsibilidad de Soderbergh de mostrarnos un reportaje con tapices de drama realista enmarcado en una crisis económica saciándose de sus ciudadanos, no en apariencia de éstos pero si flotando en el aire, en la América recién entrada en la era Obama.

Aunque me faltó poder ver la película en versión original, quedé soprendido por la buena interpretación de la actriz porno Sasha Grey, por su frialdad y su belleza. La historia es simple a más no poder, lo cual es una descarga ya que en ocasiones se hace complicado seguir las películas de Soderbergh pero no fue este el caso. La mayoría de diálogos son de relleno y el final, aunque abierto, no es sorprendente. Buena música y buena ambientación completan una cinta muy agradable de ver.

La cinta nos conduce por el día a día de una escort de lujo por la que sus clientes pagan bastante y que parece estar involucrada emocionalmente con varios de ellos. Nos intenta aproximar a la visión de la escort del mundo que le rodea y como entabla relaciones con sus clientes mucho más humanas que las que estos desarrollan después en sus propias vidas. Siendo a veces curioso, y por que no, inquietante que el propio film te haga dudar de si no deberíamos todos recurrir de vez en cuando a este formato de relaciones modernas donde el mundo del consumismo a muchas personas les avoca a una irrefrenable soledad emocional palpable, y que por lo tanto de esta forma podemos satisfacer la necesidad de contacto pero sin involucrarnos demasiado.
Al final, el film nos muestra a una más que efectiva Sasha Grey (en su primer papel de cine no para adultos) que la que peor lo pasa es la propia escort, desvelando al final del film que está sufriendo por el trato recibido por algún que otro cliente así como el contraste con otros muchos con quienes se podría decir, que aunque marcando unos límites, llega a empatizar demasiado.
Realmente como digo, es una película de apenas una hora en la que nos puede servir como su título nos indica, efectivamente para poder ver un poco este mundillo de gente con dinero y educación desde dentro, con unos diálogos muy realistas que tratan de dotar las escenas de una atmósfera casi diría de documental más que de película. Por otra parte, Sasha cumple bastante bien, aunque claro no puede dotar de mayor profundidad al personaje porque el guión no se lo permite y tampoco sus dotes interpretativas. Amena y para digerir rápidamente aunque cuando terminemos con ella tampoco querremos volver ni darle muchas más vueltas.

Christine (Sasha Grey) es una joven que trabaja como prostituta de lujo bajo el seudónimo de Chelsea, realmente se involucra únicamente con personas con una altísima posición social, que puedan pagar la exuberante cifra que cobra. Un primer corte del filme se estrenó en enero del 2009 en Sundance, mientras que la obra definitiva se pasó en abril en el Festival de Tribeca.

Se está ante una película sencilla, fácilmente se puede colocar en el grupo de obras de perfil bajo de Soderbergh, aquellas que por más basureadas que sean por la crítica y el público, son las que de una otra forma lo mantienen vigente, le dan movilidad a su cine y lo convierten en el realizador que es. Las posibilidades para llevar a cabo esto se ven aumentadas gracias a sus funciones como director de fotografía y editor, lo cual le da un amplio espacio de trabajo donde puede manejar sus ideas.

The Girlfriend Experience sigue la historia de su protagonista durante un puñado de días, básicamente centrado en las citas con varios de sus clientes, los que cada cierto tiempo buscan sus servicios. Soderbergh se sirve de la voz en off donde a modo de diario, Chelsea va relatando las cosas que hizo con ellos y como iba vestida. Paralelamente, se observa a su novio Chris (Chris Santos), que trabaja como entrenador en un gimnasio y busca una mejor posición laboral.

En la película todo pareciera ser contado de forma superficial, los guionistas Brian Koppelman y David Levien tratan apenas por encima todo, como son vistas las recurrentes citas se pueden catalogar apenas como un anecdotario. Mientras que los encontronazos de la pareja, y los anhelos que ambos tienen nunca son explotados de una forma que lograra enriquecer el relato.

No se puede obviar el interés que tuvo en su momento el filme por el debut en el protagónico en una obra de este tipo para la actriz porno Sasha Grey, que poco tiempo después se retiraría de dicha industria, para internarse en distintas labores hasta el día de hoy. Su trabajo en esta película es correcto, aunque decir que es un papel exigente sería una burda mentira, Grey se muestra segura y confiada de acuerdo con su personaje.

Más allá de que el filme no tuvo mayor éxito, ni tampoco mayor distribución, la historia al menos obtuvo cierto interés, al punto de que en 2016 se estrenó una serie de televisión homónima, que todo parece indicar que para el 2020 tendrá su tercera temporada.