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La noche del cazador

Intriga. Drama. Cine negro. Thriller Tras realizar un atraco en el que han muerto dos personas, Ben Harper regresa a su casa y esconde el botín confiando el secreto a sus hijos. En la cárcel, antes de ser ejecutado, comparte celda con Harry Powell y en sueños habla del dinero. Tras ser puesto en libertad, Powell, obsesionado por apoderarse del botín, va al pueblo de Harper, enamora a su viuda y se casa con ella. (FILMAFFINITY)
Críticas 232
Críticas ordenadas por utilidad
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4
19 de septiembre de 2009
20 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
La noche del cazador es una terrorífica fábula, un cuento de no-hadas. Esto sería aceptable, de no ser porque, a pesar de que haya algunos momentos que parecen estar hechos para niños menores de cinco años, el motor de la película (además de los 10.000 dólares) es un perturbado psicópata que reza a Dios para que le ayude a encontrar la pasta y a hacer la guerra.

Así pues, el tono de la cinta no casa mucho con su personaje principal, encarnado por un fantástico Robert Mitchum, que con su interpretación de loco asesino sin escrúpulos con apariencia de religioso hombre de bien, salva la película, siendo él uno de los pocos atrayentes ingredientes de la película. Y es que, siendo el señor Harry Powell como es, casi me cae mejor que el resto de los personajes del filme.
A saber: el niño es un niño odioso de primera; la niña es tonta del culo y en ningún momento se da cuenta de que su nuevo papi sólo la quiere por el dinero, y estará dispuesto a matarla si se tercia (atención al cómico momento en el que durante la huída, en diez segundos que se le despista a su hermano, se echa a dormir... patético); la madre de las dos criaturas es, simple y llanamente, retrasada mental, tanto como para convertirse en una fanática religiosa de la noche a la mañana y como para soltar frases (del tipo: "me siento pura por dentro como el agua cristalina de un río") que le hacen a uno preguntarse cuánto y qué fuma al día; el abuelete pescador, descubre ALGO (dejémoslo ahí) muy importante, pero el muy espabilado se pone a lloriquear y se lo calla alegando incomprensibles razones; y un largo etcétera que conforma una galería de personajes a cada cual más imbécil.

Junto al hijo de puta de Harry Powell, un gran personaje que infunde temor con pocos más que mover las manos, otra virtud de la película está en su fotografía. No son pocos los planos dotados de una hipnótica belleza, o los calificables de sobrecogedores (Mitchum alzando amenazadoramente su mano izquierda (la del odio) junto a la cama de su nueva mujer).

A pesar de que por momentos la película atrape e inquiete, en el momento en el que los niños cogen la barca, todo atisbo de interés se ve atropellado por una sobredosis de estúpida ñoñería que por momentos induce al vómito. Durante su primera mitad -que no está exenta de los errores de la segunda, aunque los contenga en menores cantidades- da la impresión de que esa perversa y terrorífica atmósfera irá creciendo hasta dar fe de lo que dice Boyero (que es la película más inquietante de la historia del cine), pero a partir del ya mentado momento de la barca, todo se vuelve ramplón, repetitivo y decepcionante.

*Es posible. Algunos sí, otros no. Pero no me gustaría haberme hecho esa pregunta por culpa de la bochornosa última escena de la película (una señora a la que no conocemos de nada, mostrando una bobalicona y extasiada sonrisa, nos suelta un profético monólogo metido con calzador y pretenciosamente esperanzador). Penoso.
AGF
10
8 de diciembre de 2009
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿Por qué creo que esta película es una de las mejores de la historia del cine? Quizás porque desde la primera vez que la vi me dejó perturbado, porque no puedo nunca quitarme de la cabeza la canción del maldito predicador o porque veo en cada fotograma a Dreyer, a Murnau, a Griffith, a Dalí, a Renoir (al menos yo quiero verlo por ahí, al padre invertido y al hijo degenerado), a Lang, a....

Hitchcock dijo la famosa frase de "no trabajes nunca con animales, con niños ni con Charles Laughton", y supongo que la envidia que le dió ver esta obra maestra llena de las tres cosas fecundó sus palabras de mala leche. ¿Qué no fue a verla nadie en su día y la frieron a tortas los críticos y la gente? Normal, viendola da miedo vivir en America y, por otro lado, el mundo no estaba preparado para un silencio de los corderos tan ruidoso. No quiero más malos en la historia del cine que a este Mitchum con los nudillos tatuados. Y seguro que vosotros también saldreis corriendo a por una camiseta con la silueta de Lillian Gish en la mecedora con una escopeta. Adorable ancianita con un par.

En resumen, un icono lleno de iconos del cine. Terror y angustia de la buena, poema onírico y visual, cuento infantil con moralina muy adulta y epopeya intemporal. ¿Que la has visto y no has pillado tanto simbolito de EGB? Que más da, si con la fuerza de las imágenes y de la historia ya te ha dado para correr a recomendársela a tu mejor amigo.
9
3 de agosto de 2005
29 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
No pensaba escribir una crítica de una película de la que se ha escrito y hablado tanto, pero no parece justo que las dos últimas críticas que aparecen aquí se titulen "Detestable" y "Pasable".

Es cierto que tiene fallos, incluso es demasiado "solemne" y categórica en los
diálogos, los personajes extremos, pero todo, absolutamente todo, incluso el plano más tonto que uno se pueda imaginar, funciona a la perfección en "La
noche del cazador".

No sé si el producto final era la intención inicial de Laughton, en cualquier caso, la historia del cine(y cualquier espectador amante del séptimo arte) le estarán eternamente agradecidos.

El uso de la voz cantando de los personajes y de la luz cambian de signo con una maestría admirable, tanto que en algunos momentos es la propia luz la que acerca al espectador a las tinieblas, a la inquietud, a la angustia...

Es curioso que esa escena anteriormente denostada en la que aparecen los niños en la barca, con esos animalitos sucediéndose en primer plano, me parezca memorable(totalmente onírica, pero no exenta de significado), o cuando la niña canta, maravilloso, son algunos de los momentos que convierten a esta película en una de las mejores que he visto en mi vida.
10
3 de agosto de 2007
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
El imparable avance del tren y la banda sonora de Walter Schumann nos anuncian la llegada del mal, un predicador asesino llamado Harry Powell al que da vida un Robert Mitchum más cínico que nunca. Hay un tesoro escondido en alguna parte, un secreto que guardar, dos niños asustados ante la sombra del diablo. Dos niños completamente solos después de que el predicador se haya ganado la confianza del pueblo y de su madre con su verborrea apocalíptica. ¿Cuántos personajes como él aprovecharían la miseria de la Gran Depresión para comprar unas cuantas almas en beneficio propio? La onírica secuencia del río, el rescate de la abuelita Gish y un final que no termina de quitarnos el sabor amargo de la boca. La fotografía minimalista, el duelo de nudillos y los tétricos salmos. Nunca me canso de ver esta película.
10
12 de diciembre de 2013
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Resulta complicado describir con palabras las sensaciones que dejan algunos films.

Por lo general, se trata de películas diferentes, difíciles de encasillar, que navegan en territorios poco transitados, mezclando estilos, conceptos, ideas de un género y otro, ofreciéndonos obras inquietantes, oníricas, oscuras, retorcidas, incluso cuando no se nos muestra nada que desconozcamos, simplemente la eterna lucha, tantas veces retratada en el cine, entre el bien y el mal.

‘La noche del cazador’ es una de ellas. Uno se sienta ante la gran pantalla esperando ver una película mas, mejor o peor, pero una película al fin y al cabo, y acaba perturbado ante lo acontecido, ante la forma en la que nos lo cuentan, no pudiendo más que pensar acerca de aquello que acabamos de visionar y arrodillándonos ante lo que es una de las obras maestras del séptimo arte.

¿Qué es ‘La noche del cazador? ¿Un cuento de hadas melancólico y retorcido? ¿Una alegoría gótica respecto a la infancia? ¿Un aviso sobre el fanatismo religioso y sus nefastas consecuencias? ¿Un homenaje al cine mudo y al expresionismo alemán en concreto? La respuesta es si a todo. Es una película inclasificable sobre la América profunda dirigida en 1955 por Charles Laughton y que fue completamente incomprendida en su época, cosechando un enorme fracaso de crítica y público (situación que nos privó de quizás otras obras maestras o al menos diferentes), a pesar de la magnética presencia de Robert Mitchum.

Grandes directores de nuestro tiempo como Tim Burton o David Lynch han mostrado su admiración por esta película reconociéndola como una influencia clara en su filmografía.

No quiero desvelar nada acerca del argumento de esta curiosa pesadilla onírica vista desde los ojos de dos niños aterrorizados. Simplemente deciros que os sentéis en el sofá, apaguéis las luces, y os sumerjáis en el tenebroso mundo de los sueños.

Y recordad, las apariencias a veces engañan …
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