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Barbarroja

Drama El joven doctor Yasuoto regresa a su pueblo después de estudiar en Nagasaki, pero en cuanto llega sufre una gran desilusión: en lugar de ser nombrado médico del shogun lo envían a una clínica que cuenta con muy pocos recursos y está dirigida por un médico apodado "Barbarroja". Allí, el nuevo interino adopta una actitud arrogante, negándose a usar uniforme y rebelandose contra el resto de médicos. (FILMAFFINITY)
Críticas 44
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10
11 de noviembre de 2012 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Conmovedora y magistral. Una clínica en la que se dan cita diversas historias individuales plagadas de miseria, seres sumidos en la desdicha y la marginación, anulados por la pobreza; médicos de vocación altruista que curan cuerpos mientras lavan el espíritu de pacientes con el fin de otorgarles la dignidad perdida.
En el Japón del siglo XIX un joven médico, orgulloso y egocéntrico, es destinado a un pequeño hospital donde impera la precariedad de recursos, dirigido por un veterano galeno cuyos principios son el sacrificio y la generosidad. Las tareas durante su estancia se convierten en un recorrido iniciático donde aprenderá valores humanitarios a través de las historias personales de distintos pacientes y en el que él mismo transformará su egoísmo en la humildad que le será transmitida por el entorno.
Una historia impregnada de ternura y compasión, en la que pequeños trozos de vidas desarraigadas encuentran la comprensión y la dignidad gracias la indulgente dedicación de unos pocos. El más honesto sentimiento humano aflora por doquier en esta película.
Tres horas de gran cine, Kurosawa consigue una puesta en escena depurada, con secuencias llenas de intensidad dramática, alcanzando enorme belleza en los encuadres gracias a una espléndida fotografía (la última que rodó en B/N). El reparto es infalible, con varios personajes dotados de vida propia, al margen de la imponente presencia de el gran Mifune en uno de los papeles por los que es una leyenda del cine.
Una película en la que el virtuosismo artístico se fusiona con el sentimiento, convirtiéndose en una experiencia de exquisita sensibilidad.
10
22 de mayo de 2016 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
La crítica social era algo habitual en el cine de Kurosawa, la sociedad japonesa sufría muchos problemas por educación, injusticia, corrupción, y él los trata en la mayoría de sus películas, así, por ejemplo, nos habla de la cobardía y victimismo de los campesinos en “Los Siete Samuráis”, o de la corrupción de las diferentes administraciones en “Vivir”, por citar dos absolutas y maravillosas obras maestras. En la prodigiosa cinta que hoy nos ocupa, “Barbarroja”, lo que busca es hacer una crítica social global, la búsqueda de la humildad, la compasión, el humanismo para hacer de este un mundo mejor. Kurosawa se basó en la colección de relatos cortos de Shugoro Yamamoto, “Akahige shiryotan” para desarrollar el tema central de la obra; también se inspiró en la novela de Dostoevsky, “Humillados y ofendidos”, para la historia de la joven de 12 años.

“Barbarroja” es una película absolutamente magistral que, a través de su humanismo, nos introduce en el modo en el que un joven doctor se encuentra a sí mismo, a la vez que nos deja algunas críticas al sistema médico que dejan mucho para reflexionar. Contrapone la abnegación y el sacrificio de una profesión destinado a ayudar al prójimo, a ese sistema en el que los médicos abandonan esos preceptos y se convierten en mercenarios del bisturí. Barbarroja, interpretado por un soberbio Toshiro Mifune, es un médico de fuerte carácter y que resulta desagradable o, digamos borde, a aquellos que no le conocen ni le han tratado mucho, pero que, a medida que se hace, descubrimos un personaje abnegado y totalmente entregado a su profesión, especialmente, hacia los pacientes pobres que no pueden permitirse unos cuidados dignos, estamos ante un médico que va más allá, que es capaz de comprender los padeceres de la pobreza y de no sólo buscar una cura física para sus pacientes, sino más bien, una cura espiritual.

Para el papel protagonista no podía haber ninguna otra persona en mente para Kurosawa que no fuera su actor fetiche Toshiro Mifune. Este firma uno de los mejores trabajos de su carrera, y curiosamente, también la última película en la que el tándem Kurosawa-Mifune trabajaron juntos, se dice que por culpa de viejas rencillas acabaron llegando a las manos durante el rodaje de “Barbarroja” por las diferencias que tenían sobre cómo interpretar el personaje, luego estarían 30 años sin hablarse hasta el día que Kurosawa derramara lágrimas a la muerte del que fuera su amigo.

Una de las mejores películas, no sólo de Kurosawa y del cine japonés, sino del cine de todos los tiempos. A priori, es comprensible la pereza inicial del espectador ante esta obra, son más de tres horas de película, con algunos momentos de intenso dramatismo y rodada sin concesiones en un crudo blanco y negro, pero, si uno vence esa pereza, obtiene una gran recompensa. Una imprescindible obra de obligado visionado en todas las facultades de medicina del mundo.
9
1 de agosto de 2012 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de ver ya varias de las películas del genio, por un momento creí que ya no me iba a sorprender, pero craso error, una vez más lo hace, no porque sea una película extraordinaria, que eso ya me lo esperaba, más bien es por los registros que utiliza para conseguirlo. Quizás las historias unas u otras, si son potentes, si están bien narradas, solo son el camino para llegar al fin, que no es otro que el deleite, y el caer rendidos ante tanto talento. Kurosawa nos entrega a todos los que queramos verla una película hermosa, tierna, contundente, con varias subtramas dentro de la trama, o de lo que constituye la historia principal, pero en ningún momento uno pierde ni el pulso ni la idea del argumento, con esas cuatro historias tan tristes como poéticas, emocionante y ejemplarizantes.
El guión basado en una colección japonesa de relatos cortos, pero también una parte en Humillados y Ofendidos de Dostoevsky, es de un nivel altísimo y las interpretaciones, encabezadas por un imponente Mifune, son de mucha categoría. Pero todo, el montaje, la fotografía, puesta en escena, dirección, música, todo rezuma sabiduría y buen gusto. No nos dejemos engañar por el título, nada parecido al archiconocido pirata del mismo nombre, aquí los únicos piratas no aparecen en pantalla, se me ocurre imaginar que como casi siempre, deben de ser los poderosos y los políticos, que no solo permiten sino que propician, la miseria y la pobreza extrema, que se muestra claramente en la cinta, y que da lugar a toda la cadena de injusticias que asolaba a la sociedad japonesa de la época, como arrasa ahora, en la actualidad, a muchas otras.
Constituye también una impresionante cura de humildad a ese médico que llega altivo, orgulloso, prepotente, soberbio, y vas viendo como con los acontecimientos va evolucionando y replanteándose sus valores y prioridades. Y después el tan temible Barbarroja, que se revela como un hombre recto, sobrio, pero tremendamente justo y humano. Ese evidentemente no es el pirata, el los combate. Los piratas, como ya mencione anteriormente son otros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La mujer de Rokusuke tiene un amante, y obliga a su hija a casarse con dicho amante mientras ella continúa su relación con él. Y al final tiene tres nietos. Triste situación para el abuelo, el padre de sus nietos es el hombre por el que su mujer le abandonó.
La tremenda historia de Sahachi y como pierde a su mujer y la transformación que eso produce en su comportamiento.
La de Otoyo, la niña a la que liberan de las garras de la prostitución.
La del niño que robaba la comida y que al final se salva de la muerte casi milagrosamente.
Y otra pequeña historia más, la enferma mental a la que llamaban Mantis, ya que asesinaba a sus amantes.
Por poner algún defecto me parece excesiva la escena en la que Barbarroja se enfrenta a los esbirros de la madame, si fueran un par de ellos, o incluso tres, pero es que eran ocho o diez, y francamente eso me parece desmesurado.
10
24 de marzo de 2016 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Kurosawa es uno de los genios de nuestro tiempo. Esta película es junto a Vivir y Dersu Uzala la mejor que he visto de él. Sin olvidarme de Trono de Sangre o Kagemusha. La historia de un médico que regresa a su pueblo. Allí aprenderá para que están los médicos para ayudar y salvar vidas no mas. Gracias a un hombre apodado Barbarroja. La historia es conmovedora y tierna.Suele estructurarse a la usanza del director nipón. No deja indiferente a nadie. Los actores y la fotografía son soberbias.
6
20 de abril de 2024 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Barbarroja es una película de médicos, lo que es toda una sorpresa hablando de una película japonesa de Kurosawa.

El recién licenciado doctor Yasuoto vuelve con el título de medicina a casa, pero en vez de ser el médico de cabecera del señor del lugar como tenía previsto, debe ponerse al servicio de Barbarroja, el mandamás del modesto consultorio local. Pueden imaginar la decepción una vez en destino del muchacho.

La historia nos va a contar la redención del estúpido joven a través de diversas historias, para acabar abrazando el amor por el prójimo, por la seguridad social y por la medicina pública.
Pero como estamos en un japón semifeudal en este camino de redención vamos a tener terremotos, geishas, espíritus en pozos, mujeres hechiceras, harakiris...

Pero como además de japonesa es una película de Kurosawa tenemos a Toshiro Mifune poniendo un poco de orden y clase actoral, porque el bueno de Yûzô Kayama deja una actuación con todos los excesos actorales japoneses de la época. Y como también suele ser habitual en los films del maestro japonés aparte de belleza formal y maestría en la dirección tenemos exceso de metraje, más de 3 horas de una historia que creo que no los necesita, hay que reconocer que no aburre y más que un problema de ritmo es de guion. ¿Esta historia necesita objetivamente de más de 3 horas para ser contada? Para mí, la verdad es que no. Muchos minutos de metraje se dedican a personajes episódicos que no nos interesan, e incluso podríamos decir que el último tramo del film tiene a los dos personajes que más nos interesan y resulta que no son los protagonistas. Lo que no se si habla bien de la construcción de personajes durante el film.

Buena película en todo caso, pero quizás no la más redonda en guion y actuaciones del maestro.

No obstante, buen film
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