Star Trek VI. Aquel país desconocido
1991 

6.1
4,008
Ciencia ficción
Tras años de guerra, la Federación y el imperio Klingon se disponen para una conferencia de paz. Pero el panorama de una negociación intergaláctica con implacables enemigos, preocupa al Almirante Kirk. “¡Son animales!”, advierte. Cuando una nave Klingon es atacada y responsabilizan al Enterprise, los perros de la guerra vuelven a ser liberados: ambos mundos se preparan para el que puede ser su encuentro definitivo. (FILMAFFINITY)
4 de octubre de 2023
4 de octubre de 2023
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Vuelve Nicholas Meyer, a la dirección de la saga original, y vuelve ésta a su irónico sentido del humor y a sus buenas dosis de "autoparodia". Obteniendo como resultado, con permiso de la de Wise (1979, primera de todas), la mejor de todas las cintas, para la gran pantalla, del universo Star Trek… Al menos, para quien suscribe.
Creo que, todos los personajes habituales, se satirizan a sí mismos, y entre las estrellas invitadas, destaca, sin duda, la shakesperiana presencia de Christopher Plummer, dando vida al mejor de los klingons que asomara jamás en cualquier fecha estelar... También con cargados, o recargados –según se mire–, tintes paródicos…
En definitiva, una película sumamente divertida, repleta de guiños, para los seguidores de la saga, pero que se hace agradable para cualquier clase de espectador. Pues la trama es interesante, como ya he dicho, contiene un elevado sentido del humor y se mueve por el espacio, como pez en el agua, a través de sus excelentes efectos especiales…
Creo que, todos los personajes habituales, se satirizan a sí mismos, y entre las estrellas invitadas, destaca, sin duda, la shakesperiana presencia de Christopher Plummer, dando vida al mejor de los klingons que asomara jamás en cualquier fecha estelar... También con cargados, o recargados –según se mire–, tintes paródicos…
En definitiva, una película sumamente divertida, repleta de guiños, para los seguidores de la saga, pero que se hace agradable para cualquier clase de espectador. Pues la trama es interesante, como ya he dicho, contiene un elevado sentido del humor y se mueve por el espacio, como pez en el agua, a través de sus excelentes efectos especiales…
14 de marzo de 2008
14 de marzo de 2008
4 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con Star Trek VI finaliza el grupo de filmes realizados plenamente por los actores originales de la saga, que ya sólo se dejarían ver en parte en la séptima. Y se despiden con un trama fuertemente inspirada en la situación política creada por la Perestroika, que por aquellos tiempos bordeaba su apogeo. Así las cosas, unos soviéticos encarnados en klingons buscan su apertura hacia unos occidentales llamados Federación, quienes deberán de afrontar ese difícil proceso en medio de conspiraciones por parte de ambos bandos. Tal escenario arroja algunas situaciones absurdas, como el hecho de que se trate de una conspiración conjunta por parte de disidentes de ambas partes, pero se muestra inspirado al presentar sentimientos encontrados en Kirk, una actitud responsable en Spock y la perspectiva evolutiva que se da de este personaje o del nuevo capitán Sulu.
Y es que el problema de esta película no radica ni en la buena disposición de los actores, ni siquiera en el oficio de un Nicholas Meyer que hace lo que puede con el guión que le toca en suerte y que no sale del todo malparado (mejor, diría, que en la segunda entrega). Lo fatídico es el inexorable paso del tiempo que hace mella en los protagonistas. Estos aparecen excesivamente envejecidos para las exigencias del gúión, deparándonos un Spock y un McCoy claramente entumecidos, y un Kirk que ya no está para aguantar tantos rounds de pelea barriobajera (aunque no tan mal como Balboa en su reciente aparición). Ciertamente, el peso de la trama debía de haber recaído ya en otros actores.
Al menos otros beneficios finales vienen en auxilio de la película, particularmente, el nuevo clima que los años noventa aportan para la ciencia ficción, en medio de una clara progresión de los efectos especiales, que si bien la hunden aun más en los estilos más comerciales, hacen de la visualización un espectáculo algo más placentero.
Y es que el problema de esta película no radica ni en la buena disposición de los actores, ni siquiera en el oficio de un Nicholas Meyer que hace lo que puede con el guión que le toca en suerte y que no sale del todo malparado (mejor, diría, que en la segunda entrega). Lo fatídico es el inexorable paso del tiempo que hace mella en los protagonistas. Estos aparecen excesivamente envejecidos para las exigencias del gúión, deparándonos un Spock y un McCoy claramente entumecidos, y un Kirk que ya no está para aguantar tantos rounds de pelea barriobajera (aunque no tan mal como Balboa en su reciente aparición). Ciertamente, el peso de la trama debía de haber recaído ya en otros actores.
Al menos otros beneficios finales vienen en auxilio de la película, particularmente, el nuevo clima que los años noventa aportan para la ciencia ficción, en medio de una clara progresión de los efectos especiales, que si bien la hunden aun más en los estilos más comerciales, hacen de la visualización un espectáculo algo más placentero.
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