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El sueño de Walt

Drama Durante catorce años, Walt Disney (Tom Hanks) intentó sin descanso que la escritora australiana P.L. Travers (Emma Thompson) le cediera los derechos cinematográficos de su primera y más popular novela, 'Mary Poppins', que finalmente fue llevada a la gran pantalla en 1964. (FILMAFFINITY)
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8
26 de diciembre de 2014 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gran historia, un guión inteligente, una música conseguida y unos intérpretes que lo bordan, Tom, Emma, Coiin, Paul, todos.
No es solo una historia, son tres, muy bien trabadas.
Y lo que queda de fondo es salvar a los niños.
No hace falta decir más. Vedla quienes aún no lo habéis hecho.
7
26 de enero de 2015 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me declaro culpable. Sí, culpable. Culpable de adorar "Mary Poppins" por encima de muchas otras películas de mi infancia. Culpable de haberme comprado hace unos meses la edición especial del 50 Aniversario. Y culpable de haber disfrutado de esta película.

Bien ensamblada y bien contada. No me importa que se haya exagerado algo el estrafalario proceso por el que Walt Disney consiguió que la indomable P.L. Travers le vendiera los derechos de su novela. Tampoco me importa que se haya (medio)dejado de lado el carácter obsesivo e egocéntrico de Disney (incluso se le ha criticado el haber eliminado su antisemitismo, pero qué tendrá que ver ese tema con la creación del film de Mary Poppins me pregunto yo. ¿Acaso iba a hacerle algún comentario de ese tipo a Travers mientras intentaba convencerla para que hiciera algo que no quería?).

A medio camino entre el biopic y un historia sobre el cine dentro del cine, "Al encuentro de Mr. Banks" es un eficaz drama que nos cuenta el infierno que hizo pasar Travers (Emma Thompson) al creador de Mickey Mouse (Tom Hanks), uno de los hombres más influyentes de Hollywood. La personalidad desagradable, quejica y maniática que apreciamos en la escritora poco a poco va siendo comprendida por el espectador gracias a los numerosos flashbacks. El viaje de Travers a Los Ángeles le hace evocar su más tierna infancia y su especial relación con su padre (un convincente Colin Farrell), principal causante de la personalidad de la escritora.

Desde luego, gran parte del mérito del su retrato reside en la fantástica Emma Thompson, que la interpreta con el justo equilibrio entre emoción y contención. Lo cierto es que uno de los grandes aciertos de la película es el elenco de actores. Tom Hanks está estupendo (como siempre), pero también lo están Colin Farrell, Ruth Wilson, Paul Giamatti, Jason Schwartzman...

Es un film agradable de ver, absolutamente entrañable para aquellos que, como yo, han disfrutado de la confección de los detalles de esa película que tanto adoramos, ya sea la apariencia de cada uno de los personajes o la composición de esas maravillosas canciones que nos transportan a los tejados del Londres de 1910. Me encanta que Travers se niegue abiertamente a que Dick Van Dyke interprete a Bert, pues todos sabemos que efectivamente acabó haciéndolo. A pesar de ser un relato amable, también tiene su poso amargo, y es esto lo que le da un carácter más interesante a la película haciéndola más creíble, e incluso menos infantil.

Está narrada con un estilo muy clásico (y poco arriesgado) que, sin duda, es efectivo, especialmente porque la puesta en escena y la fotografía son impecables, y hacen que el disfrute sea también visual. No soy de las que vaya a criticarla achacándole una sobredosis de sentimentalismo pues "con un poco de azúcar esa píldora que os dan, la píldora que os dan, pasará mejor..."
6
27 de marzo de 2015 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
A los cinéfilos les resulta interesante conocer los detalles del proceso de creación de películas emblemáticas cuya historia en varias ocasiones resulta tan interesante como la propia película. También es cierto que, pasado el tiempo, algunas anécdotas se deforman tanto que adquieren el caracter de mito o leyenda. Y más cuando quedan pocos testimonios directos.

El realizador John Lee Hankock nos ofrece la historia de como se gestó "Mary Poppins", aunque en realidad el film cuenta cómo la autora del libro, Pam Travers, dió su brazo a torcer ante la insistencia de Walt Disney deseoso de llevar a la gran pantalla la historia de la peculiar institutriz que, a día de hoy, sigue siendo uno de las películas más emblemáticas de la productora.

Hancock encara la trama desde una doble vertiente, contando el viaje de la señorita Travers (interpretada por Emma Thompson) a Estados Unidos y los contínuos choques con Disney (Tom Hanks) y su equipo, y paralelamente nos narra en "flashback" las vivencias de esta cuando era pequeña, la especial relación que la unía a su padre y que fue la fuente de inspiración de su libro. De esta forma, el espectador aunque ve a Pam Travers como un personaje irritante y totalmente intransigente hacia cualquier cambio que se quiere introducir en su obra, va comprendiendo que su motivación tiene que ver más bien con el hecho que dicho libro tiene un significado muy especial para ella y que choca frontalmente con mirada dulcificadora con que Disney impregnaba sus películas.

Dos son los principales aspectos que hacen interesante el film. Por un lado, las excelentes composiciones de los dos protagonistas. Thompson interpreta a un personaje que resulta voluntariamente desagradable que se nos hace antipático desde el primer segundo, aunque posteriormente, irá aflojando la actitud e incluso se nos acabará haciendo algo entrañable. Por su parte, Hanks sabe dar el tono a la figura de Disney, un tipo que bajo su aspecto dócil resulta un agradable embaucador de los que no se dan por vencido fácilmente.

El otro detalle interesante tiene lugar en el despacho donde se discuten los diversos aspectos del guión. Aqui es donde el film entra realmente en la trastienda de la gestación de un film, enseñándonos como se preparan las caracterizaciones y se ensamblan las partituras y canciones del film. Resulta incluso contagioso el entusiasmo e ilusión que pone el equipo de guionistas en su elaboración, cuando la idea generalizada es que se trata de algo mucho más frío e impersonal. Pero son precisamente los guionistas los que se acaban apropiando de la historia de Mary Poppins grácias a su empuje desbordante. Es cierto que esto también le sirve al realizador para acentuar el contraste entre sus ganas y la postura intransigente de la señorita Travers.

Quizás menos interesante resulta la "transformación", aunque sería más correcto decir "capitulación" de ésta. Posiblemente porque era esperado. Aunque hay que agradecerle al realizador que no cargue de excesivo sentimentalismo algunas secuencias. Por otro lado, en el último tramo consigue remontar al mostrar la reacción de la autora ante el resultado final de la película. Se echa algo de menos algún detalle en sí de la realización que seguro que también fue interesante pero bien es cierto que eso hubiera sido apartarse excesivamente de lo que Hancock nos quería contar.
6
28 de marzo de 2015 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Reconozco que siento atracción por las películas que hablan sobre películas. Hay algo metalingüístico en eso de ver al cine hablando sobre cine que me llama la atención. Es por eso que me acerqué a esta película en primer lugar, motivado también por el gran reparto y por los personajes en los que se centraría la historia, y la verdad es que el balance ha resultado positivo. La historia ha sido un tanto edulcorada (la realidad es mucho menos "colorida" de lo que se nos muestra y lo cierto es que la escritora P.L. Travers nunca estuvo contenta con el resultado ni llegó a estar de acuerdo con Walt Disney) pero aún así enseña pinceladas de los entresijos del cine, y más concretamente de los pasos que tuvo que dar ese clásico de nuestra niñez que es Mary Poppins para poder ver la luz tal y como la conocemos hoy día.

También nos ayuda a conocer un poco más esa mitificada figura de Walt Disney y, en mi caso concreto, a descubrir a la persona responsable de crear a Mary Poppins en la literatura, gracias a las estupendas interpretaciones de Tom Hanks y Emma Thompson que realizan una labor impecable pintando un retrato verosímil de estos personajes. Al parecer ambos llevaron a cabo una importante labor de documentación antes de lanzarse a encarnar a estas dos personas, lo cual me hace confiar en la fidelidad con la que han sido llevados a la pantalla. Ambos nos dan muy buenos momentos durante la película, pero sin duda es el personaje de Emma Thompson el que más encandila al espectador, puesto que es el que lleva la carga emocional de la película (sacando además alguna carcajada que otra al público).

Hanks y Thompson se rodean además de un gran elenco de secundarios en el que todos están a la altura de las circunstancias, destacando sobretodo Paul Giamatti y Colin Farrel, y juntos construyen esta interesante y entretenida historia de cine sobre el cine, que quizá no llegue a clásico, pero que merece ser vista.
8
5 de octubre de 2020 3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por una vez, voy a hacer la crítica de la película refiriéndome a ella por su título en inglés, “Saving Mr. Banks, en lugar de una traducción - “Al encuentro de Mr. Banks”- que, sin ser un crimen lingüístico ni una aberración comercial, creo que se deja por el camino parte de las claves para entender la película. Y es que estamos ante una de esas películas que es más de lo que parece en un principio y, sin duda, no es para nada lo que parece (de entrada, muchos esperarían un biopic de Disney, de Travers o un “así se hizo” de Mary Poppins).

A lo mejor soy yo que no entendí las señales, pero, a mi entender, el cartel promocional y el tráiler hacían prever que “Saving Mr. Banks” iba a ser una película ligera de continuos toques cómicos sobre las interioridades del rodaje de “Mary Poppins”. La elección de protagonistas, Tom Hanks como Walt Disney y Emma Thomson como Mrs. Travers, creadora de los libros de Poppins, para mí, reforzaban esa idea al tratarse de dos actores con mucho carisma y bien dotados para el humor, de esos que cualquiera utilizaría para hacer algo agradable, que deje al público con buenas sensaciones (para dejar mal cuerpo, que es más sencillo, puedes recurrir a un reparto más barato). Finalmente, parecería que una película como “Mary Poppins” no necesita mucha explicación, ¿qué podría haber detrás de una película tan maravillosa que no sea únicamente alegría y felicidad?

Pues me equivocaba. Como es normal, los libros de Mary Poppins son un reflejo (más o menos parcial, más o menos distorsionado) de la infancia de su escritora, Pamela Travers, y no es precisamente la infancia almibarada que cualquiera podría imaginar. No es que haya en su infancia nada sórdido, ni nada vergonzante, pero su padre era… simplemente humano, con muchas virtudes y algunos defectos, pero en el que los defectos pudieron con sus virtudes. Esa infancia está llevada a la pantalla en forma de flashbacks muy bien integrados en la historia, muy fluidos, que narran una fascinante historia -y bastante compleja- de una forma muy atractiva. Y comprensible. Y conmovedora, muy conmovedora. Con continuas pistas que enlazan pasado y presente, ficción y realidad hasta llegar al momento culminante, estremecedoramente revelador, en el que la relación entre Mary Poppins y el Señor Banks adquiere ese vínculo al que hace referencia el título de la película.

Aún así, con todos los momentos emocionales, “Saving Mr. Banks” no desaprovecha las capacidades de sus protagonistas y adorna el drama con toques de humor en ingeniosos diálogos que describen los muchos desencuentros entre Travers y el equipo de creativos de Disney y el propio Tom Hanks hasta que consigue hacerles entender lo que pretenden sus libros y que compartan su visión. La película salta de la risa a la lágrima con una maestría y una competencia que se queda a muy pocos puntos de lo que uno esperaría de expertos como Spielberg. Además, tanto Hanks como Thomson toman las riendas de sus personajes con naturalidad, con una caracterización muy aceptable, delicada, que no cae en la caricatura.

Película muy interesante, de esas que te hacen decir «Ostias, con esto no contaba» y conmovedora. Hecha con mucho respeto y clase, con su encantadora y cuidada ambientación, te lleva a las producciones de los años 50 y 60, pero sobre todo, te hace sentir la magia Disney y la fuerza del amor de una hija hacia su padre.
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