Tráfico
2000 

7.1
64,184
Thriller. Drama
El juez Robert Wakefield es nombrado por el Presidente de los Estados Unidos supervisor de los grupos de lucha contra la droga y de su coordinación con las autoridades mexicanas. Sin embargo, su satisfacción inicial por su prestigioso cargo se esfumará cuando descubra que su hija de 16 años se ha convertido en una drogadicta. Mientras tanto, al sur de la frontera, el agente mexicano Javier Rodríguez intenta librar su propia batalla contra la droga. (FILMAFFINITY) [+]
15 de julio de 2011
15 de julio de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basada en una serie de televisión británica llamada Traffik, esta cinta se hace demasiado lenta para lo que podría ser.
Su forma de contarnos las historias es mas un documental que un film.
Lo mejor: El tema de los muñecos y Dennis Quaid otro de los buenos actores poco valorados.
Lo peor: El formato de colores que a veces toma para dar situación, por ejemplo en México con sepia.
Mejor escena: La reunión en la piscina.
Las frases: ¿Que es como coca pura?
Sin el como.
Curiosidades: Michael Douglas rechazó el papel hasta que aceptó Catherine Zeta-Jones. En cualquier caso, no comparten ni una sola escena.
Durante el rodaje, el hijo de Michael Douglas fue detenido por posesión de cocaína.
La Fox rechazó el proyecto por considerarlo poco comercial.
Su forma de contarnos las historias es mas un documental que un film.
Lo mejor: El tema de los muñecos y Dennis Quaid otro de los buenos actores poco valorados.
Lo peor: El formato de colores que a veces toma para dar situación, por ejemplo en México con sepia.
Mejor escena: La reunión en la piscina.
Las frases: ¿Que es como coca pura?
Sin el como.
Curiosidades: Michael Douglas rechazó el papel hasta que aceptó Catherine Zeta-Jones. En cualquier caso, no comparten ni una sola escena.
Durante el rodaje, el hijo de Michael Douglas fue detenido por posesión de cocaína.
La Fox rechazó el proyecto por considerarlo poco comercial.
17 de noviembre de 2013
17 de noviembre de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Steven Soderbergh consiguió con Traffic una de sus obras más laureadas al estar nominada a multitud de premios entre ellos el del Oscar a la mejor película del año. De hecho, fue la principal rival de Gladiator por alzarse con el preciado galardón que finalmente consiguió la cinta de Ridley Scott.
En Traffic, Soderbergh nos cuenta cómo se hace frente a uno de los problemas endémicos de la sociedad actual como es el de la droga. Un problema estructural al que se combate desde todos los frentes y que sin embargo sigue sin resolverse a pesar de los medios de los que se dispone y la cantidad de gente que hay trabajando en él. Se nos muestra la imposibilidad de ganar una guerra perdida de antemano debido a una sociedad corrupta e hipócrita que hace grandes negocios con el dinero de las drogas.
Con un reparto coral lleno de rostros conocidos el guión plantea varias historias paralelas relacionadas entre sí narradas con estética de documental con cámara oculta. No cuenta nada que no sepamos pero sí que nos recuerda que el problema sigue ahí y que afecta a toda la sociedad, a ricos y pobres, a negros y a blancos y va en aumento dada la incapacidad de las autoridades para pararlo.
Es tal la cantidad de dinero que mueve la droga que hay demasiados intereses creados y los tentáculos de los jefes de los cárteles son tan alargados que resulta sumamente complicado acabar con ellos porque en cuanto se corta uno enseguida surge otro para continuar con su labor. Se trata de una guerra sin cuartel con batallas ganadas por uno y otro bando que a mi juicio se resolvería con una buena educación y una mayor atención de los padres hacia sus hijos. Concienciación y educación serían los puntos clave para atajar un problema que cada vez va a más.
Todos estos aspectos quedan muy bien reflejados en la película y sus dos horas y veinte minutos se pasan en un periquete gracias a su ágil montaje y al nervio que imprime el director. Se trata de un film muy interesante y uno de los que mejor ha sabido abordar el problema del tráfico de drogas en el cine. En definitiva, uno de los mejores títulos de la pasada década.
En Traffic, Soderbergh nos cuenta cómo se hace frente a uno de los problemas endémicos de la sociedad actual como es el de la droga. Un problema estructural al que se combate desde todos los frentes y que sin embargo sigue sin resolverse a pesar de los medios de los que se dispone y la cantidad de gente que hay trabajando en él. Se nos muestra la imposibilidad de ganar una guerra perdida de antemano debido a una sociedad corrupta e hipócrita que hace grandes negocios con el dinero de las drogas.
Con un reparto coral lleno de rostros conocidos el guión plantea varias historias paralelas relacionadas entre sí narradas con estética de documental con cámara oculta. No cuenta nada que no sepamos pero sí que nos recuerda que el problema sigue ahí y que afecta a toda la sociedad, a ricos y pobres, a negros y a blancos y va en aumento dada la incapacidad de las autoridades para pararlo.
Es tal la cantidad de dinero que mueve la droga que hay demasiados intereses creados y los tentáculos de los jefes de los cárteles son tan alargados que resulta sumamente complicado acabar con ellos porque en cuanto se corta uno enseguida surge otro para continuar con su labor. Se trata de una guerra sin cuartel con batallas ganadas por uno y otro bando que a mi juicio se resolvería con una buena educación y una mayor atención de los padres hacia sus hijos. Concienciación y educación serían los puntos clave para atajar un problema que cada vez va a más.
Todos estos aspectos quedan muy bien reflejados en la película y sus dos horas y veinte minutos se pasan en un periquete gracias a su ágil montaje y al nervio que imprime el director. Se trata de un film muy interesante y uno de los que mejor ha sabido abordar el problema del tráfico de drogas en el cine. En definitiva, uno de los mejores títulos de la pasada década.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El final deja abierta una puerta a la esperanza cuando la hija del juez consigue rehabilitarse y el policía introduce un micro en la mesa del despacho del traficante que acaba de salir airoso de un juicio. Se trata de un final un tanto flojo porque lo más normal hubiera sido que la hija del magistrado hubiese muerto de sobredosis o estuviese en la cárcel cumpliendo condena por robo o asesinato. En cuanto al policía, ni habría podido acercarse a la mansión del narcotraficante, pero en fin son pequeñas licencias que permiten albergar ciertas esperanzas en una historia muy dura y triste real como la vida misma.
Y Benicio sabiéndose muerto por su colaboración con los americanos acude a uno de los estadios de beisbol de Tijuana a ver un partido en el que juegan los chicos del barrio, creyendo que quizá con las luces nuevas que él ha conseguido que se instalen, los niños puedan pensar más en el deporte que en la droga.
Y Benicio sabiéndose muerto por su colaboración con los americanos acude a uno de los estadios de beisbol de Tijuana a ver un partido en el que juegan los chicos del barrio, creyendo que quizá con las luces nuevas que él ha conseguido que se instalen, los niños puedan pensar más en el deporte que en la droga.
16 de abril de 2017
16 de abril de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película sobre el íter productivo de las drogas; bien rodada, excelente elección de casting -expresa atención al elenco latino- buen soundtrack... No obstante, la falta de un final acorde con las expectativas generadas por las primeras 3/4 partes del desarrollo de la película se ven ensombrecidas por un final made in Disney. Es decir, no exigo en una película que quiera autocalifiarse como realista, como es este el caso, un final apocalíptico sino que sea coherente con lo narrado; no puede ser que todos encuentren la justicia divina de forma mediata o inmediata en una historia cuyo objeto o finalidad es trasladar al espectador todos los males intrínsecos e extrínsecos que la exposición directa o indirecta conlleva.
Por otro lado, ¿nadie infiere, después de visionado el filme, el interés por parte de la industria de poner el acento sobre los males de la droga sólo sobre la figura de los cárteles de la droga, la corrupción derivada del estado mejicano e inmigrantes latinos, describiendo al ciudadano estadounidense de origen europeo como un posible y eventual consumidor final pero nunca como una figura clave en el asentamiento de tales sustancias?
En cualquier caso, excelente película hollywoodiense sobre su particular visión del mundo de las drogas solo deslegitimada por unos últimos minutos tímidos y pusilánimes
Calificación: 7
Por otro lado, ¿nadie infiere, después de visionado el filme, el interés por parte de la industria de poner el acento sobre los males de la droga sólo sobre la figura de los cárteles de la droga, la corrupción derivada del estado mejicano e inmigrantes latinos, describiendo al ciudadano estadounidense de origen europeo como un posible y eventual consumidor final pero nunca como una figura clave en el asentamiento de tales sustancias?
En cualquier caso, excelente película hollywoodiense sobre su particular visión del mundo de las drogas solo deslegitimada por unos últimos minutos tímidos y pusilánimes
Calificación: 7
9 de diciembre de 2014
9 de diciembre de 2014
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya por delante que no la vi entera. No pude aguantarla. El desarrollo tenía saltos entre Tijuana y diversos despachos en Norteamérica, sin un hilo conductor que mostrara un desarrollo coherente. En esta situación no sabía a que atenerme y el aburrimiento me echó definitivamente a la hora y pico de película.
16 de septiembre de 2008
16 de septiembre de 2008
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El realizador Steven Soderbegh se dió a conocer con la fantástica "Sexo, Mentiras y cintas de video", aunque aprovechó esta fama para adentrarse en lo más profundo del "mainstream" con títulos descaradamente comerciales. Sin embargo, de vez en cuando se descuelga con cintas en las que sin olvidarse del todo de la taquilla, tienen un toque más "serio".
En esta ocasión, Soderbergh se atreve a afrontar un tema tan de actualidad como el de la droga. El planteamiento de Soderbergh es, cuando menos, ambicioso, ya que no se conforma con tocar un tema en concreto sobre la droga, sino que se propone en este film es ofrernos un verdadero fresco, muy de actualidad, bastante global sobre la droga, en tres niveles: las autoridades políticas, los traficantes y los consumidores, planteados en tres escenarios bien diferenciados.
Cada uno de los tres segmentos que nos ofrece el film están interpretados por tres personajes diferentes y no relacionados entre sí, en una narración en paralelo en la que vamos observando las evoluciones de cada uno. Por un lado tenemos al policia Javier Rodríguez (Benicio del Toro), quien se ve envuelto en una operación casi suicida contra unos traficantes, en una acción que tiene lugar en el arenoso México; por el otro a Helena Anaya (Catherine Zeta-Jones), la mujer de un narco, cuya vida suntuosa, y ajena a los chanchullos de su marido, se acaba de golpe y tiene ir aceptando la realidad. Por último, Robert Wakefield (Michael Douglas), uno de los principales encargados de la lucha contra las drogas, cuya hija Caroline (Erika Christensen) está metida de lleno en el mundo de las drogas.
Lo más destacable del film, al margen de la voluntariosa y estilista puesta en escena de las tres historias que nos cuenta el director, cada una bien diferenciada de la otra, dando la idea de ser tres mundos distintos, únicamente unidos por la lacra de la droga en sus principales vertientes. Lo más destacable, decía, es la postura del director que intenta ser lo más imparcial posible, sin tomar juicios de valor, con un estilo en ocasiones tan realista que acaba siendo hiper-realista, cercano incluso al documental en algunos tramos.
La cámara de Soderberg se limita a mostrarnos de forma distante diversos escenarios para mostrar hasta que punto, la droga se ha instalado en nuestra sociedad, pero ello lo hace sin tomar partido, dejando las opiniones para el espectador, contando con un sólido guión, en el que las historias pese a no estar conectadas entre sí, son claramente complementarias mostrando en su globalidad el tema de la droga, y sus contradicciones, y contando además con un excelente reparto (a los citados hay que añadir las buenas actuaciones de Don Cheadle, Luis Guzmán, Dennis Quaid, Amy Irving que complementan perfectamente a los actores principales de cada segmento). Con todo ello, consigue un excelente film, nada manierista ni manipulador, que da mucho que pensar una vez termina el film.
En esta ocasión, Soderbergh se atreve a afrontar un tema tan de actualidad como el de la droga. El planteamiento de Soderbergh es, cuando menos, ambicioso, ya que no se conforma con tocar un tema en concreto sobre la droga, sino que se propone en este film es ofrernos un verdadero fresco, muy de actualidad, bastante global sobre la droga, en tres niveles: las autoridades políticas, los traficantes y los consumidores, planteados en tres escenarios bien diferenciados.
Cada uno de los tres segmentos que nos ofrece el film están interpretados por tres personajes diferentes y no relacionados entre sí, en una narración en paralelo en la que vamos observando las evoluciones de cada uno. Por un lado tenemos al policia Javier Rodríguez (Benicio del Toro), quien se ve envuelto en una operación casi suicida contra unos traficantes, en una acción que tiene lugar en el arenoso México; por el otro a Helena Anaya (Catherine Zeta-Jones), la mujer de un narco, cuya vida suntuosa, y ajena a los chanchullos de su marido, se acaba de golpe y tiene ir aceptando la realidad. Por último, Robert Wakefield (Michael Douglas), uno de los principales encargados de la lucha contra las drogas, cuya hija Caroline (Erika Christensen) está metida de lleno en el mundo de las drogas.
Lo más destacable del film, al margen de la voluntariosa y estilista puesta en escena de las tres historias que nos cuenta el director, cada una bien diferenciada de la otra, dando la idea de ser tres mundos distintos, únicamente unidos por la lacra de la droga en sus principales vertientes. Lo más destacable, decía, es la postura del director que intenta ser lo más imparcial posible, sin tomar juicios de valor, con un estilo en ocasiones tan realista que acaba siendo hiper-realista, cercano incluso al documental en algunos tramos.
La cámara de Soderberg se limita a mostrarnos de forma distante diversos escenarios para mostrar hasta que punto, la droga se ha instalado en nuestra sociedad, pero ello lo hace sin tomar partido, dejando las opiniones para el espectador, contando con un sólido guión, en el que las historias pese a no estar conectadas entre sí, son claramente complementarias mostrando en su globalidad el tema de la droga, y sus contradicciones, y contando además con un excelente reparto (a los citados hay que añadir las buenas actuaciones de Don Cheadle, Luis Guzmán, Dennis Quaid, Amy Irving que complementan perfectamente a los actores principales de cada segmento). Con todo ello, consigue un excelente film, nada manierista ni manipulador, que da mucho que pensar una vez termina el film.
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