Todos dicen te quiero
6.9
18,454
Comedia. Musical. Romance
El matrimonio formado por Steffi y Bob es el paradigma de la familia burguesa de Nueva York: son ricos, liberales y socialmente comprometidos. Steffi estuvo casada con Joe, un tipo sin suerte con las mujeres, con quien tiene una hija algo inestable. Bob tiene un hijo conservador, una hija que ha puesto en peligro su boda al enamorarse de un delincuente y otras dos hijas adolescentes que se pelean por chicos multimillonarios. Todos ellos ... [+]
25 de agosto de 2011
25 de agosto de 2011
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Musical de Woody Allen que convierte el amor en un asunto liviano que, no obstante, forma parte sustancial de las cómodas vidas de una familia bien instalada de Nueva York.
Woody ridiculiza, con malos pasos de Broadway, la ligereza en el sentir de unos individuos, de exquisita corrección demócrata, que se consideran solidarios guerrilleros capaces de cambiar el mundo desde el sofá y con el mando a distancia.
Si no fuera por la carga de ironía que la empapa podría catalogarse como insulsa comedia americana. Precisamente de ahí parte el maestro Allen para asentar su proyecto, de los mensajes pasteleros del "system life" americano.
Woody ridiculiza, con malos pasos de Broadway, la ligereza en el sentir de unos individuos, de exquisita corrección demócrata, que se consideran solidarios guerrilleros capaces de cambiar el mundo desde el sofá y con el mando a distancia.
Si no fuera por la carga de ironía que la empapa podría catalogarse como insulsa comedia americana. Precisamente de ahí parte el maestro Allen para asentar su proyecto, de los mensajes pasteleros del "system life" americano.
12 de septiembre de 2016
12 de septiembre de 2016
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
158/16(24/07/16) Interesante comedia musical de Woody Allen, cinta que gusta más la primera vez que su revisión, y es que cuando la he vuelto a ver tras años la he notado demasiado naif, demasiado plúmbea, demasiado superficial, todo contado con un aire lineal despreocupado, con chistes demasiado facilones, todo encauzado a transmitir alegría, pero pecando de demasiada idealización, resulta complicado verse en esta familia que vive en un lujoso piso de Park Avenue y pasa las navidades en París, todo muy humilde. En su vertiente musical Allen demuestra su melomanía realizando un homenaje a los alegres musicales de la época dorada de Hollywood, a sus míticas parejas de baile formadas por Ginger Rogers con Fred Astaire, Fred Astaire con Cyd Charisse, Fred Astaire con Rita Hayworth o Gene Kelly con Leslie Caron (“Un americano en París”, 1951), con el tramo de baile junto al Sena, incluso a los hermanos Marx y sus jocosos escenas musicales, personificada en el tributo a Groucho en un fiesta. Los números musicales producen sensación de jolgorio, sobre todo en su irreverencia, pues hay en un hospital y hasta en un velatorio, pero excepto el último a orillas del Sena, el resto no dejan poso alguno, ni por la letra, ni por las coreografías. Drew Barrymore convenció a Allen de lo inconveniente (por penosa) resultaría su voz para la representación de sus partes musicales (la doblaría Olivia Hayman), asimismo Goldie Hawn fue excluida por lo contrario, por lo extraordinariamente bien que cantaba al natural y lo poco creíble que resultaría en medio de un ambiente realista, el resto actores interpretan con sus voces naturales el repertorio de textos musicales que van desde el iniciático “Just You, just me” de Norton, pasando por el “My Baby Just Cares For Me” de Norton y Latasha Lyonne o el “Chiquita Banana” de los niños en Halloween. El título del film proviene de una canción contenida en la película de los hermanos Marx “Plumas de caballo”.
Aún en su aire de banalidad el cineasta neoyorkino despliega una bonita de ver comedia musical romántica, entretenimiento agradable, vitalista, alegre, moviéndose por un micromundo que conoce, del que él precisamente es partícipe, como es la clase alta de Manhattan, personajes que en su pujanza económica, rebosan insatisfacción en su eterna búsqueda del amor, seres contradictorios, neuróticos, idealistas, enamoradizos, cínicos, perfilando un mordaz fresco de la alta burguesía acomodada, con su frivolidad, sus paradojas políticas, su hipocresía, su demagogia, que por un lado predica liberalismo, tolerancia, reinserción social, y por otro en sus casas no lo permiten, también píldoras turbadoras contra los conservadores republicanos a los que con sutilidad (o no) lanza un dardo envenenado bastante insidioso, como es que solo teniendo un problema mental se pueden tener estas ideas. Se entrelazan varias historias de amoríos en diferentes etapas de edad, el adolescente de las volubles hermanastras, el de la joven desorientada, y el del tipo maduro con varios fracasos de pareja a sus espaldas, esto le sirve a Allen para hacer chanzas de los noviazgos, de los matrimonios, de la familia y hasta de la política.
En su tono de comedia romántica deja destellos de aciertos en chispeantes en algunos duelos actorales donde varios personajes participan rebosando tremenda naturalidad y fluidez, en lo referente al romanticismo la nota predominante es la sempiterna deseo del amor perfecto, el idealizado, sobre si lo que anhelamos es en realidad lo que nos satisface, sobre si el estado natural del ser humano es el desamor, sobre si los sueños de amor cuando se hacen certeros se rompe la magia.
Es un film eminentemente que derrocha optimismo cuasi-patológico, reflejado sobremanera en sus momentos musicales, una loa nostálgica a los tiempos de los musicales provenientes de Broadway, desbordando energía, júbilo, gozo, con canciones y coreografías divertidas, números musicales que se enlazan con naturalidad con la acción para remarcar los sentimientos y emociones de los cantantes, emanado de estas secuencias naturalidad al estar enmarcadas en muchos casos en exteriores, como el Central Park de New York, La Quinta Avda. neoyorkina, Venecia o la orilla del Sena parisino. Pero como he dicho arriba sus números musicales solo llegan a entretenidos con caducidad en el subconsciente rápida, exceptuando el remarcado acaecido en el Sena. Es de agradecer el estímulo de poder oír cantar a gente como al propio Woody Allen, Julia Roberts, Edward Norton, Alan Alda o Tim Roth.
La cinta teniendo sus buenos momentos adolece de liviandad, muchas subhistorias en las que nada se trata con mínima fuerza dramática, nada se desarrolla, se llegan a sentir sketches de usar y tirar; la idea de la subtrama de Allen con Julia Roberts nace de un autoplagio (“Otra mujer”, también Allen hace personaje similar al de “Hannah ...”, un inseguro divorciado amigo de su ex que tiene una familia ya formada), y luego se desarrolla envuelta en escenarios de tremebunda belleza (las callejuelas y canales venecianos, museos de Tintoretto, o un bucólico apartamento parisino con vista al Sacre Cour), pero todo huele a impostado a artificioso, a metido con calzador, no te crees que ese “pibón” de mujer se pueda sentir atraído por un tipo pequeño, esmirriado, con gafotas y que le dobla la edad (ella 29 años y el 61), esto es algo que a Allen no le ha importado en su carrera, ir juntándose a mujeres en pantalla que podrían ser su nieta (igual es inspirándose en sí mismo ¿!!?) no hay química entre ellos; La subtrama de Skylar, insegura si prefiere la comodidad de un chico “bien” o la “aventura” de un chico “malo”, es trivial, sin hondura alguna; La de las adolescentes amigas “enchochadas” del guapo del barrio es más simple que el mecanismo de un martillo; La del hijo republicano es un pellizco de ursulina que no pasa de gag del montón de abajo en la gloriosa montaña de grandes momentos allenianos;...(sigue en spoiler)
Aún en su aire de banalidad el cineasta neoyorkino despliega una bonita de ver comedia musical romántica, entretenimiento agradable, vitalista, alegre, moviéndose por un micromundo que conoce, del que él precisamente es partícipe, como es la clase alta de Manhattan, personajes que en su pujanza económica, rebosan insatisfacción en su eterna búsqueda del amor, seres contradictorios, neuróticos, idealistas, enamoradizos, cínicos, perfilando un mordaz fresco de la alta burguesía acomodada, con su frivolidad, sus paradojas políticas, su hipocresía, su demagogia, que por un lado predica liberalismo, tolerancia, reinserción social, y por otro en sus casas no lo permiten, también píldoras turbadoras contra los conservadores republicanos a los que con sutilidad (o no) lanza un dardo envenenado bastante insidioso, como es que solo teniendo un problema mental se pueden tener estas ideas. Se entrelazan varias historias de amoríos en diferentes etapas de edad, el adolescente de las volubles hermanastras, el de la joven desorientada, y el del tipo maduro con varios fracasos de pareja a sus espaldas, esto le sirve a Allen para hacer chanzas de los noviazgos, de los matrimonios, de la familia y hasta de la política.
En su tono de comedia romántica deja destellos de aciertos en chispeantes en algunos duelos actorales donde varios personajes participan rebosando tremenda naturalidad y fluidez, en lo referente al romanticismo la nota predominante es la sempiterna deseo del amor perfecto, el idealizado, sobre si lo que anhelamos es en realidad lo que nos satisface, sobre si el estado natural del ser humano es el desamor, sobre si los sueños de amor cuando se hacen certeros se rompe la magia.
Es un film eminentemente que derrocha optimismo cuasi-patológico, reflejado sobremanera en sus momentos musicales, una loa nostálgica a los tiempos de los musicales provenientes de Broadway, desbordando energía, júbilo, gozo, con canciones y coreografías divertidas, números musicales que se enlazan con naturalidad con la acción para remarcar los sentimientos y emociones de los cantantes, emanado de estas secuencias naturalidad al estar enmarcadas en muchos casos en exteriores, como el Central Park de New York, La Quinta Avda. neoyorkina, Venecia o la orilla del Sena parisino. Pero como he dicho arriba sus números musicales solo llegan a entretenidos con caducidad en el subconsciente rápida, exceptuando el remarcado acaecido en el Sena. Es de agradecer el estímulo de poder oír cantar a gente como al propio Woody Allen, Julia Roberts, Edward Norton, Alan Alda o Tim Roth.
La cinta teniendo sus buenos momentos adolece de liviandad, muchas subhistorias en las que nada se trata con mínima fuerza dramática, nada se desarrolla, se llegan a sentir sketches de usar y tirar; la idea de la subtrama de Allen con Julia Roberts nace de un autoplagio (“Otra mujer”, también Allen hace personaje similar al de “Hannah ...”, un inseguro divorciado amigo de su ex que tiene una familia ya formada), y luego se desarrolla envuelta en escenarios de tremebunda belleza (las callejuelas y canales venecianos, museos de Tintoretto, o un bucólico apartamento parisino con vista al Sacre Cour), pero todo huele a impostado a artificioso, a metido con calzador, no te crees que ese “pibón” de mujer se pueda sentir atraído por un tipo pequeño, esmirriado, con gafotas y que le dobla la edad (ella 29 años y el 61), esto es algo que a Allen no le ha importado en su carrera, ir juntándose a mujeres en pantalla que podrían ser su nieta (igual es inspirándose en sí mismo ¿!!?) no hay química entre ellos; La subtrama de Skylar, insegura si prefiere la comodidad de un chico “bien” o la “aventura” de un chico “malo”, es trivial, sin hondura alguna; La de las adolescentes amigas “enchochadas” del guapo del barrio es más simple que el mecanismo de un martillo; La del hijo republicano es un pellizco de ursulina que no pasa de gag del montón de abajo en la gloriosa montaña de grandes momentos allenianos;...(sigue en spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
...Todos sumados dan un batiburrillo de algunas situaciones ingeniosas, ejemplo el padre pidiendo el testamento y goma de borrar, pero en conjunto todo es en un tono plano, te mantiene atento a la pantalla, pero te atrapa y mucho menos está entre lo mejor del polifacético realizador.
La puesta en escena resulta de gran brillantez, con un estupendo diseño de producción de Santo Loquasto (habitual de Allen), escogiendo escenarios de una belleza sibarita en Nueva York (Central Park; Madison Avenue; la mítica Quinta Avenida...), París (Rue Cortot; Montmartre; Port de la Tournelle; Ritz Hotel; o a orillas del río sena) y Venecia (La Plaza San Marcos; Scuola Grande di san Rocco; Gritti Palace Hotel; o el Gran Canal), todos estos lares realzados bellamente por la fotografía en color panavisión de otro habitual de Allen, el romano Carlo di Palma (habitual alleniano), creando hermosas postales de las ciudades favoritas de WA, maravillosos cuadros que reflejan con mimo los colores idealizados de estas icónicas urbes, ejemplo los cuadros otoñales e invernales neoyorkinos, lo excelso de los bucólicos viajes en góndola venecianos, o lo cuasi-etéreo del baile a orillas del Sena, se suma lo bien que capta los bailes en tomas abiertas, ello acentuando colores vivos radiantes inherentes al aire de comedia. Pero lo más importante en un musical, es la música y las coreografías, los arreglos musicales y orquestación son de otro colaborador habitual de WA, de Dick Hyman, reuniendo temas románticos ya escritos para hilar el relato, siendo tema principal la canción “Everyone Says I Love You”, de Bert Kalmar y Harry Ruby, de la que el film toma el título. Añade “All My Life” (que canta Julia Roberts), “Looking At You”, de Cole Porter, y otras que conforman una excelente selección de temas americanos de los años 30 y 40. Originales Hyman son dos temas: “Recurrencia” y “Escenas venecianas”, que interpreta al piano el mismo Hyman. El título del film proviene de la canción escrita por Bert Kalmar y Harry Ruby, utilizada como tema recurrente en “Plumas de caballo” (1932), de los hermanos Marx, hay otro guiño a estos aclamados cómicos con el número musical "Hooray para el capitán Spaulding", cantado en francés por un coro galo de disfrazados Grouchos, tema original de otro film del trío de hermanos, “Animal crackers” (1932), homenaje que Allen ya hizo a los Marx en “Hannah y sus hermanas”. Los dos momentos musicales (en mi modesta opinión) más destacados son el fantasioso del velatorio en que el espíritu del muerto del abuelo (Patrick Cranshaw) junto a otros espectros se ponen a bailar bajo el tema “Enjoy Yourself (It's Later Than You Think)”, el otro es el exuberante orquestal del final con Hawn y Allen danzando idealizadamente a la vera del Sena, ella flotando en movimientos dulces, flotando en gráciles figuras.
De las actuaciones no hay mucho que destacar, si acaso un muy bueno Alan Alda, un muy divertido Tim Roth, y una muy fresca Natasha Lyonne, el resto quedan difusos y desaprovechados, algo inhabitual en Woody Allen.
Me queda una agradable comedia, pero falta de fuerza para trascender. Aunque (casi) siempre se pueden extraer píldoras geniales de los films allenianos que hacen recomendable la visión de sus películas. Fuerza y honor!!!
La ex de Woody, interpretada por Goldie Hawn, le dice que siempre ha elegido mal a sus novias. Woody lo niega.
Steffi: Qué me dices de Madeleine, la que fue después de mí?
Joe: Era maravillosa. Era arqueóloga. Era fabulosa.
Steffi: ¡Era ninfómana...!
Joe: Sí, de acuerdo. Tenía un pequeño problema con la fidelidad y resulta que yo no lo vi venir.
Steffi: Y de Carol?
Joe: Carol era poetisa, y doctora honoris causa por la...
Steffi: Era heroinómana.
Joe: Sí, también se dedicaba a eso, pero yo pensaba que era insulina.
Puedes leer más sobre el film en: http://tomregan.blogspot.com/2016/09/todos-dicen-i-love-you.html
La puesta en escena resulta de gran brillantez, con un estupendo diseño de producción de Santo Loquasto (habitual de Allen), escogiendo escenarios de una belleza sibarita en Nueva York (Central Park; Madison Avenue; la mítica Quinta Avenida...), París (Rue Cortot; Montmartre; Port de la Tournelle; Ritz Hotel; o a orillas del río sena) y Venecia (La Plaza San Marcos; Scuola Grande di san Rocco; Gritti Palace Hotel; o el Gran Canal), todos estos lares realzados bellamente por la fotografía en color panavisión de otro habitual de Allen, el romano Carlo di Palma (habitual alleniano), creando hermosas postales de las ciudades favoritas de WA, maravillosos cuadros que reflejan con mimo los colores idealizados de estas icónicas urbes, ejemplo los cuadros otoñales e invernales neoyorkinos, lo excelso de los bucólicos viajes en góndola venecianos, o lo cuasi-etéreo del baile a orillas del Sena, se suma lo bien que capta los bailes en tomas abiertas, ello acentuando colores vivos radiantes inherentes al aire de comedia. Pero lo más importante en un musical, es la música y las coreografías, los arreglos musicales y orquestación son de otro colaborador habitual de WA, de Dick Hyman, reuniendo temas románticos ya escritos para hilar el relato, siendo tema principal la canción “Everyone Says I Love You”, de Bert Kalmar y Harry Ruby, de la que el film toma el título. Añade “All My Life” (que canta Julia Roberts), “Looking At You”, de Cole Porter, y otras que conforman una excelente selección de temas americanos de los años 30 y 40. Originales Hyman son dos temas: “Recurrencia” y “Escenas venecianas”, que interpreta al piano el mismo Hyman. El título del film proviene de la canción escrita por Bert Kalmar y Harry Ruby, utilizada como tema recurrente en “Plumas de caballo” (1932), de los hermanos Marx, hay otro guiño a estos aclamados cómicos con el número musical "Hooray para el capitán Spaulding", cantado en francés por un coro galo de disfrazados Grouchos, tema original de otro film del trío de hermanos, “Animal crackers” (1932), homenaje que Allen ya hizo a los Marx en “Hannah y sus hermanas”. Los dos momentos musicales (en mi modesta opinión) más destacados son el fantasioso del velatorio en que el espíritu del muerto del abuelo (Patrick Cranshaw) junto a otros espectros se ponen a bailar bajo el tema “Enjoy Yourself (It's Later Than You Think)”, el otro es el exuberante orquestal del final con Hawn y Allen danzando idealizadamente a la vera del Sena, ella flotando en movimientos dulces, flotando en gráciles figuras.
De las actuaciones no hay mucho que destacar, si acaso un muy bueno Alan Alda, un muy divertido Tim Roth, y una muy fresca Natasha Lyonne, el resto quedan difusos y desaprovechados, algo inhabitual en Woody Allen.
Me queda una agradable comedia, pero falta de fuerza para trascender. Aunque (casi) siempre se pueden extraer píldoras geniales de los films allenianos que hacen recomendable la visión de sus películas. Fuerza y honor!!!
La ex de Woody, interpretada por Goldie Hawn, le dice que siempre ha elegido mal a sus novias. Woody lo niega.
Steffi: Qué me dices de Madeleine, la que fue después de mí?
Joe: Era maravillosa. Era arqueóloga. Era fabulosa.
Steffi: ¡Era ninfómana...!
Joe: Sí, de acuerdo. Tenía un pequeño problema con la fidelidad y resulta que yo no lo vi venir.
Steffi: Y de Carol?
Joe: Carol era poetisa, y doctora honoris causa por la...
Steffi: Era heroinómana.
Joe: Sí, también se dedicaba a eso, pero yo pensaba que era insulina.
Puedes leer más sobre el film en: http://tomregan.blogspot.com/2016/09/todos-dicen-i-love-you.html
15 de enero de 2010
15 de enero de 2010
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un musical con canciones que además mantiene el humor característico de Woody Allen. El director neoyorquino también canta y baila en un film que homenajea a los musicales clásicos del cine.
El amor es el leit motiv de su argumento, con varias historias románticas que sirven de pretexto para desarrollar ingeniosos gags y números musicales en los que los actores interpretan canciones románticas con personajes y situaciones muy típicas de la filmografía de Allen. Me resulta muy buena la conjunción de la comicidad del director junto con los números musicales y especialmente divertida su historia con el personaje de Julia Roberts así como la escena del baile de disfraces de Groucho Marx.
Supongo que para los que critican a Woody Allen por hacer supuestamente siempre la misma película, aquí tendrán que admitir que aunque su humor sigue siendo el mismo, lo ha sabido mezclar con un típico musical y que el resultado es bastante aceptable salvo que no te gusten los musicales o el cine de éste director.
El amor es el leit motiv de su argumento, con varias historias románticas que sirven de pretexto para desarrollar ingeniosos gags y números musicales en los que los actores interpretan canciones románticas con personajes y situaciones muy típicas de la filmografía de Allen. Me resulta muy buena la conjunción de la comicidad del director junto con los números musicales y especialmente divertida su historia con el personaje de Julia Roberts así como la escena del baile de disfraces de Groucho Marx.
Supongo que para los que critican a Woody Allen por hacer supuestamente siempre la misma película, aquí tendrán que admitir que aunque su humor sigue siendo el mismo, lo ha sabido mezclar con un típico musical y que el resultado es bastante aceptable salvo que no te gusten los musicales o el cine de éste director.
12 de abril de 2017
12 de abril de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cálido y suave susurro que se convierte en narración amable y distendida para que la pantalla parezca un desfile de gente guapa.
Comedia romántica con vocación musical en que los números y sus coreografías resultan muy convincentes, representan un guiño de complicidad que cautiva al espectador y poseen el hechizo de una obra meditada, cuidada y resuelta con habilidad.
El sentido del humor se erige en el eje conductor de la película y es quien hilvana las distintas tramas en un admirable ejercicio de equilibrio cinematográfico.
Magnífica interpretación tanto de W. Allen como del atractivo A. Alda.
Comedia romántica con vocación musical en que los números y sus coreografías resultan muy convincentes, representan un guiño de complicidad que cautiva al espectador y poseen el hechizo de una obra meditada, cuidada y resuelta con habilidad.
El sentido del humor se erige en el eje conductor de la película y es quien hilvana las distintas tramas en un admirable ejercicio de equilibrio cinematográfico.
Magnífica interpretación tanto de W. Allen como del atractivo A. Alda.
22 de diciembre de 2007
22 de diciembre de 2007
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El único musical en la filmografía de Allen da para rato. Pero para ratos de risas. Los diálogos unidos a los gags desencadenan un ritmo ameno ideal, solo abortado en las largas escenas musicales (un gran bache que Allen pudo omitir) y que facilitan ver esta película del tirón. No se le puede pedir nada menos al director neoyorquino. Y aunque la frescura de antaño ya casi desaparece (los 80 hicieron grave daño a su cine) todavía se puede disfrutar del cinismo y del arrollador e inimitable humor que nos propone el sr. Allen.
El reparto me parece en general acertado, aunque actuaciones como la de Edward Norton o Julia Roberts siempre se pueden mejorar. En definitiva, peli que da lo que propone: risas. Buena dirección, buen guión y aceptable película. Valoración: 6.4
El reparto me parece en general acertado, aunque actuaciones como la de Edward Norton o Julia Roberts siempre se pueden mejorar. En definitiva, peli que da lo que propone: risas. Buena dirección, buen guión y aceptable película. Valoración: 6.4
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