Ahora, el monstruo alienígena, cazador de cazadores, se traslada a la ciudad. Sin duda, ha dejado mucho en aquella selva que presentara John McTiernan en 1987, y con la mudanza ha perdido bastante. Pero, ojo, no le echen la culpa a la mudanza del espacio y entorno, sino a la mudanza de director: de Mctiernan a Stephen Hopkins; no hay color. Aquí, en la ciudad de Hopkins, todo es simple y no cabe ni siquiera espacio para el debate (aquella selva salvaje, metafóra de la guerra de Vietnam). El monstruo regresa para matar, nada más, y lo hace con más truculencia pero menos seso. Y, por si fuera poco, el factor sorpresa se ha esfumado. Lo que queda es una película aburrida, sin garra ni personalidad y que se halla hundida en la más absoluta mediocridad salvo en su tramo final (de nuevo, nada de diálogos y la fascinante cacería como absoluta protagonista, esta vez entre edificios).

Y, como anecdótico, curioso y magnético final, queda ese hueso de cabeza de Alien en la nave del bicho de marras, que sin duda será un guiño muy disfrutable para aquellos amantes de la saga que iniciara Ridley Scott y para los que quieran ver la bizarra conexión entra ambas sagas (aunque se haya materializado en un bodrio como 'Alien vs Predator'). Eso, y su entretenidísmo tramo final, es lo mejor de una mala película y, lo peor, muy decepcionante y por debajo de las expectativas, razonablemente creadas por el buen artesano McTiernan.

Secuela del film Predator de Mc Tiernan pero esta vez el alienígena se traslada a la ciudad y tendrá que enfrentarse a un puñado de policías que quieren terminar con su mortal cacería de personas.
El reparto estará encabezado por Glover en el papel del policía encargado de eliminar al "depredador", y me pareció un buen cambio que la segunda película se haga en la ciudad.

Vaya por delante que la principal pega de esta película es que inevitablemente tiene soportar el competir con su predecesora, en la que sale derrotada en muchos sentidos:

Originalidad: Esto es obvio, incluso se repite la banda sonora
Carisma del protagonista: es mas creible Arnie como hombre que acaba con el cazador(cazado) que el entonces previejo Danny Glover
Ambientación: La selva real resulta mas agobiente que la selva urbana
La transición de la primera parte de película de acción a ciencia ficción-terror no se da en esta segunda, el predator ya aparece en la primera secuencia de lucha.

Pese a ello, podemos concluir que esta segunda parte introduce matices interesantes, que la salvan de ser un mero producto comercial, y la dejan en una digna película de acción:

Secundarios: En la primera parte son pura testosterona, exhibición de músculos y técnicas de combate, todos ellos igual de planos. En esta segunda entrega tenemos a policias veteranos (y curiosos, como los gatos), a mujer policia (con las pelotas bien puestas) y a principiante (gran Bill Patxon como "El llanero solitario", con sus "especialidades"), al jefe de los federales (excelente Gary Busey) y a otros como el periodista pesado y sensacionalista (que actual que parece, 20 años después), es decir, tenemos mas variedad de personalidades, que enriquecen un poco el guión.

En este apartado tambien podemos citar a las bandas urbanas, en la primera parte los guerrilleros eran una pura excusa para demostrar las habilidades bélicas de Arnie y sus muchachos, en esta segunda parte las bandas urbanas juegan su papel, que culmina con la gran secuencia entre Glover (flipado por el "taxi" en que llega a su cita) y el Jefe de los Jamaicanos, con su posterior encuentro con el Predator.

Los efectos especiales, pese todavia no encontrarnos en la era digital (1990), mejoran si cabe la anterior, el monstruo está mejor definido, usa mejor sus manos (en la primera las uñas casi no le permitian manejar sus "gadgets"), muestra nuevas armas y los efectos del calor corporal, con los casquillos de bala ardiendo saltando, resultan más atractivos.

El predator parece actuar de forma mas inteligente, se esconde, se alimenta, selecciona mucho a sus víctimas (y eso que en LA de 1997, tiene donde elegir) y sabe cual es el trofeo mayor, Danny Glover.

El ritmo no es el que imponia Mc Tierman en la primera parte, pero se va acelerando a medida que llegamos al clímax final, con una gran secuencia que lo inicia, el Predator haciendo de las suyas en el Metro.

En fin, película que se deja ver, digna continuación, notables actuaciones y que desde luego supera brutalmente a los bodrios posteriores de AvS.

Primero, no suelo ser de aquellos que convierten una primera parte en becerro dorado de cuya comparación con sus secuelas hacer una cuestión personal. No suelo serlo, no. Pero es que no veas cómo ha cambiado el cuento. Menuda mierda, señores. Va a ser cierto eso de que desde el Depredador de McTiernan no se hace una secuela digna... porque si este intento de honrar al padre creativo merece ser calificado como algo más que fallido que venga Dios y lo vea. Yo al menos no guardo un mal recuerdo de tito Arnold allá en la jungla rodeado de machotes y acosado por cierta amenaza que se presentía en el ambiente. Es por eso que me aventuré a echarle un vistazo a esta segunda parte, con la esperanza de que, sin llegar a ser buena película, lo cual me habría sorprendido, sí que ofreciera suficientes alicientes, entre ellos diversión, como para aprobarla y salvarla de comparaciones.

Pero no, no caerá esa breva. Entre otras cosas porque Depredador 2 aburre, y eso es imperdonable. Yo no veía el momento en que acabara, visto lo alargado en exceso del final (¿clímax? más bien polvo en toda regla, joder). Luego, además, Glover se pasa, porque se pasa tres pueblos, poniendo caras. Nunca ha sido un gran actor, ya lo sé, pero es que roza el absurdo más caricaturesco. Y si encima reconocemos que es el mejor del reparto, pues apaga y vámonos. Por otro lado, al más puro estilo ochentero, la historia se trata de forma harto poco seria sin llegar a quedar claro cómo hay que tomarse las cosas; y es que si bien en los 80 solía haber cierta magia inexplicable, aquí todo se torna absurdo en su poca seriedad.

Terminemos criticando lo mejorable de sus escenas de acción, que deberían ser el principal punto fuerte; lo inútil y poco carismático del eterno enemigo de las garras, que se pasa todo el rato en standby, respirando forzosamente, y cuando aparece no se ve un carajo; lo redundante y malogrado de tanto cachivache alienígena que, encima, sirven de única esperanza para el héroe; y, por último, un final para el recuerdo... siendo sarcásticos, claro. Un 4 y muchas gracias.

Repite los mismos esquemas de su muy entretenida y recomendable primera parte pero sin la esencia que la volvió una película clásica. Tiene buenas escenas y acertados efectos para la época pero no se hace tan amena como la peli protagonizada por el Chuaché.

Actuaciones regulares teniendo en cuenta a los paupérrimos personajes que se pasean por la pantalla (¿exactamente que importancia tienen los papeles de Maria Cochita Alonso y Rubén Blades?), tarda tanto en arrancar el film que solo destaca en el final con una tremenda cacería por la ciudad y la pelea final en la nave del Depredador (donde además está el famoso cráneo del Alien que supondría el enlace de ambas sagas).

Eso si… el disfraz y maquillaje del Depredador merece un 10.