Aquarius
6.8
2,829
Drama
Clara, una ex-crítica musical de Recife de 65 años, vive retirada en un edificio particular, el Aquarius, construido en la década de 1940 sobre la chic Avenida Boa Viagem, que bordea el océano. Un importante promotor ha comprado todos los apartamentos, pero ella se niega a vender el suyo y emprende una guerra fría contra la empresa que la acosa. La estresante situación le perturba y le lleva a pensar en su vida, en su pasado, en sus seres queridos. (FILMAFFINITY) [+]
7 de mayo de 2017
7 de mayo de 2017
11 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Indudablemente, estamos ante carne de ciclo de cine universitario. El problema es que ya no estamos en los 90, y todo el mundo sabe ya que esos ciclos son una puta mierda.
¿Sabrá el director, o los críticos elogiosos de DOÑA CLARA, lo que es el ritmo cinematográfico? ¿Saben que una película no debe durar catorce horas, porque de ser así sería cine experimental? Pues bien, si supuestamente conocen el concepto de ritmo, también sabrán que tomarse dos horas y media para contar ESTA historia es poco menos que darse demasiada importancia. Escuchar a la actriz principal decirlo todo - absolutamente todo- a cámara lenta es un verdadero ejercicio de paciencia que desaconsejo a todos mis amigos, si alguno me está leyendo (mis enemigos, que por favor la vean y se la compren).
Ya que hablamos de la actriz, y de sus admiradores que por aquí comentan, señalar que parece que no actúa. Ni ella ni nadie en la película. Lo hacen y dicen todo con tal parsimonia y dejadez, que parece todo medio improvisado... No, no es un halago. Dan una mezcla de pereza, de desesperación, y de vergüencilla ajena. En fin, la dirección de actores pésima, pero la otra, también poco fina. A lo largo del metraje podréis observar como doce o trece momentos (por lo menos) en los que ocurre algo, se enfoca a un sitio, se focaliza la acción en alguien, en un gesto... y que joder, el director habrá comprendido qué quería decir de puta madre, pero yo no he entendido un carajo. Tanto cine de tito Norris me ha reblandecido el cerebro, parece.
Y ahora, cómo no, hablemos de la tal doña Doña. Personaje del que estos guionistas, estos productores, y estos artistas han tomado la decisión de hacer apología, viendo en él cualidades loables y merecedoras de... pues eso, de hacerle toda una película. El que firma, va a combatirlo con el único medio a su alcance: su teclado de ordenador.
Bien. En UP ya tuvimos la desgracia de padecer a uno de esos viejos tercos y entrañables, cuyo empecinamiento contra la injusticia les lleva a padecer sufrimientos y a... no sé, encontrarse a sí mismos al final. Claro que los de Pixar son buenos, y ese enfrentamiento entre el abuelete y la malvada constructora tiene una duración aproximada de cinco minutos. Después, los guionistas optan por hacer avanzar la trama, y no apalancar al respetable en la aburrida cabezonería de un anciano, por muy adorable que sea o pretenda ser.
En DOÑA CLARA no. El listo muy listo de Kleber prefiere hacer que dicho conflicto se prolongue algo más de dos horas, prácticamente la totalidad de la cinta. Todo esto para ensalzar los valores de la señora de marras, que son... son...
No tengo ni idea de cuáles son. Que es testaruda y más cerrada que un edificio de la Junta un día de puente ya nos hemos dado cuenta nada más ver el trailer. Pero aparte de eso... Veréis, para provocar simpatía o ternura mediante un personaje cascarrabias o de carácter rígido, primero (o después, pero en algún momento) hay que mostrar su lado blando, su lado cariñoso. Su generosidad, su grandeza de espíritu, su fortaleza... (es un recurso muy clásico, si se hace bien, naturalmente). Y yo a Doña Clara no la he visto así. He visto a una amargada insoportable que mira a todos sus inferiores (o sea, todo el puto mundo, según ella) con un desprecio y altivez que resultan francamente antipáticos. Es cruel con sus hijos, practica el chantaje emocional con todos los que la rodean, es insegura, y trata de hacer sentir culpable a todos por su desgracia (en este caso, un cáncer que ya debió haber superado psicológicamente hace unas cuantas décadas). Es una tipa muy maleducada cuya estabilidad emocional se hace difícil de llevar, y por supuesto, de entender. Pero eso sí, se ofende si no la entienden a la primera, y pone ojos y estira cuello como pensando "cómo puede esta persona no comprender lo que siento, será asquerosa".
(Sigo en 'spoiler' por falta de espacio)
¿Sabrá el director, o los críticos elogiosos de DOÑA CLARA, lo que es el ritmo cinematográfico? ¿Saben que una película no debe durar catorce horas, porque de ser así sería cine experimental? Pues bien, si supuestamente conocen el concepto de ritmo, también sabrán que tomarse dos horas y media para contar ESTA historia es poco menos que darse demasiada importancia. Escuchar a la actriz principal decirlo todo - absolutamente todo- a cámara lenta es un verdadero ejercicio de paciencia que desaconsejo a todos mis amigos, si alguno me está leyendo (mis enemigos, que por favor la vean y se la compren).
Ya que hablamos de la actriz, y de sus admiradores que por aquí comentan, señalar que parece que no actúa. Ni ella ni nadie en la película. Lo hacen y dicen todo con tal parsimonia y dejadez, que parece todo medio improvisado... No, no es un halago. Dan una mezcla de pereza, de desesperación, y de vergüencilla ajena. En fin, la dirección de actores pésima, pero la otra, también poco fina. A lo largo del metraje podréis observar como doce o trece momentos (por lo menos) en los que ocurre algo, se enfoca a un sitio, se focaliza la acción en alguien, en un gesto... y que joder, el director habrá comprendido qué quería decir de puta madre, pero yo no he entendido un carajo. Tanto cine de tito Norris me ha reblandecido el cerebro, parece.
Y ahora, cómo no, hablemos de la tal doña Doña. Personaje del que estos guionistas, estos productores, y estos artistas han tomado la decisión de hacer apología, viendo en él cualidades loables y merecedoras de... pues eso, de hacerle toda una película. El que firma, va a combatirlo con el único medio a su alcance: su teclado de ordenador.
Bien. En UP ya tuvimos la desgracia de padecer a uno de esos viejos tercos y entrañables, cuyo empecinamiento contra la injusticia les lleva a padecer sufrimientos y a... no sé, encontrarse a sí mismos al final. Claro que los de Pixar son buenos, y ese enfrentamiento entre el abuelete y la malvada constructora tiene una duración aproximada de cinco minutos. Después, los guionistas optan por hacer avanzar la trama, y no apalancar al respetable en la aburrida cabezonería de un anciano, por muy adorable que sea o pretenda ser.
En DOÑA CLARA no. El listo muy listo de Kleber prefiere hacer que dicho conflicto se prolongue algo más de dos horas, prácticamente la totalidad de la cinta. Todo esto para ensalzar los valores de la señora de marras, que son... son...
No tengo ni idea de cuáles son. Que es testaruda y más cerrada que un edificio de la Junta un día de puente ya nos hemos dado cuenta nada más ver el trailer. Pero aparte de eso... Veréis, para provocar simpatía o ternura mediante un personaje cascarrabias o de carácter rígido, primero (o después, pero en algún momento) hay que mostrar su lado blando, su lado cariñoso. Su generosidad, su grandeza de espíritu, su fortaleza... (es un recurso muy clásico, si se hace bien, naturalmente). Y yo a Doña Clara no la he visto así. He visto a una amargada insoportable que mira a todos sus inferiores (o sea, todo el puto mundo, según ella) con un desprecio y altivez que resultan francamente antipáticos. Es cruel con sus hijos, practica el chantaje emocional con todos los que la rodean, es insegura, y trata de hacer sentir culpable a todos por su desgracia (en este caso, un cáncer que ya debió haber superado psicológicamente hace unas cuantas décadas). Es una tipa muy maleducada cuya estabilidad emocional se hace difícil de llevar, y por supuesto, de entender. Pero eso sí, se ofende si no la entienden a la primera, y pone ojos y estira cuello como pensando "cómo puede esta persona no comprender lo que siento, será asquerosa".
(Sigo en 'spoiler' por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Por otra parte, Doña Erre que Erre deja claro en varios momentos que pertenece a un estamento social de peña sexualmente libre, moderna y progre (y adinerada, cómo no). Los que me conocen saben de sobra que mi inquina hacia esta gente es absoluta. Y no quería entrar otra vez en estos temas, pero es que el discursito moral que la bruja le suelta al niñato de la inmobiliaria es ya el acabose. Una rica repelente echándole en cara a otro tío que es un rico opresor. OMG! Esto es el colmo de la progrez (aunque bastante habitual): pontificar sobre problemas sociales con la tarjeta de crédito llenita a nombre de papi en el bolsillo de unos elegantes pantalones.
¿Y todo por qué? ¿Por una mansión del siglo XVIII con frescos de incalculable valor? ¿Por un santuario lleno de libros u otros objetos preciosos cuyo traslado sería perjudicial para su conservación? No colegas. Por un jodido piso de mierda normal y corriente. Ah no, calla, que tiene una cómoda en la que un lechuguino al parecer le comió el papo a una tía que ni sabemos quién es ni nos importa, ni el director se molesta en explicarnos... una vez más.
¿Y todo por qué? ¿Por una mansión del siglo XVIII con frescos de incalculable valor? ¿Por un santuario lleno de libros u otros objetos preciosos cuyo traslado sería perjudicial para su conservación? No colegas. Por un jodido piso de mierda normal y corriente. Ah no, calla, que tiene una cómoda en la que un lechuguino al parecer le comió el papo a una tía que ni sabemos quién es ni nos importa, ni el director se molesta en explicarnos... una vez más.
16 de marzo de 2017
16 de marzo de 2017
4 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es una propuesta ,una más del cine brasileño que es generosamente recompensada, publicitada y premiada por varios festivales, sin duda de manera exagerada. Pero las manias, el esnobismo del gafapastismo deberían ser más coherentes y exigentes con un país tan interesante, que no llega a representarse del mismo modo en pantalla.
La película es irregular, con un metraje tan desmesurado como el divismo de su cargante protagonista.
El inicio de la película no aporta nada más que aburrimiento, y un protagonismo musical para subrayar algo así como un cuéntame brasileño , que se diferencia por sus huídas al pornogarbancero, y ala degradación de color, grano y vestuario para jugar a cine histórico.
Desgraciadamente la crítica social y consecuentemente racial no tiene la importancia que debería, en un relato lastrado por un aburrido culebrón familiar. No obstante constituye la parte más interesante de la película y le hace ganar enteros, junto con los paisajes dramáticos en los que la actriz principal brilla , en los que su personaje se enfrenta a las malas prácticas de una inmobiliaria. Que no dista nada en sus abusos de las que todos conocemos por estos lares.
Hay que destacar la humanidad (positiva) de varios personajes secundarios , muy bien retratados y que el choque generacional se decante a favor de Doña clara frente a la nueva camada, bien analizada, y que tb poco dista de la nuestra.
Realmente vemos muy poco Brasil, hasta la última parte de la película, y no lo vemos por paisaje urbano o natural, sino humano y legal, y resulta insuficiente para acercarse a una sociedad tan compleja y rica en matices como parece ser la brasileña
El racismo y el clasismo exacerbado de una sociedad blanca de clase alta de veleidades izquierdistas, de la que no escapa ningún personaje, y mucho menos la protagonista constituyen lo más acertado de la película.
Hay que armarse de paciencia para aguantar el arranque de la película, pero pasado este largo y estéril tramo la película se deja ver. A pesar de la insoportable banda sonora que en nombre de la nostalgia brasileña lastra momentos cruciales del desarrollo del filme.
La película es irregular, con un metraje tan desmesurado como el divismo de su cargante protagonista.
El inicio de la película no aporta nada más que aburrimiento, y un protagonismo musical para subrayar algo así como un cuéntame brasileño , que se diferencia por sus huídas al pornogarbancero, y ala degradación de color, grano y vestuario para jugar a cine histórico.
Desgraciadamente la crítica social y consecuentemente racial no tiene la importancia que debería, en un relato lastrado por un aburrido culebrón familiar. No obstante constituye la parte más interesante de la película y le hace ganar enteros, junto con los paisajes dramáticos en los que la actriz principal brilla , en los que su personaje se enfrenta a las malas prácticas de una inmobiliaria. Que no dista nada en sus abusos de las que todos conocemos por estos lares.
Hay que destacar la humanidad (positiva) de varios personajes secundarios , muy bien retratados y que el choque generacional se decante a favor de Doña clara frente a la nueva camada, bien analizada, y que tb poco dista de la nuestra.
Realmente vemos muy poco Brasil, hasta la última parte de la película, y no lo vemos por paisaje urbano o natural, sino humano y legal, y resulta insuficiente para acercarse a una sociedad tan compleja y rica en matices como parece ser la brasileña
El racismo y el clasismo exacerbado de una sociedad blanca de clase alta de veleidades izquierdistas, de la que no escapa ningún personaje, y mucho menos la protagonista constituyen lo más acertado de la película.
Hay que armarse de paciencia para aguantar el arranque de la película, pero pasado este largo y estéril tramo la película se deja ver. A pesar de la insoportable banda sonora que en nombre de la nostalgia brasileña lastra momentos cruciales del desarrollo del filme.
14 de diciembre de 2016
14 de diciembre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aquarius comienza con la música de Queen y luego la celebración de la tía Lucila, una mujer de 70 años cuya vida admiran niños y adultos de su familia. “Ya no se hacen mujeres como ella”, dirá mucho más adelante Clara, la verdadera protagonista del film, pero eso no es verdad. Clara luchó de joven contra un cáncer de mama y lo ganó, y así se convirtió en una mujer ya mayor pero indudablemente atractiva y sexy, culta y enamorada de la vida. Es Sonia Braga quien le da vida y energía a este personaje que no tiene miedo y no está dispuesta nunca a dejarse vencer en sus luchas. Su presencia es imprescindible y es quien lleva la película a donde su personaje quiere.
Clara se casó, tuvo hijos, pero hoy ellos ya se fueron de su casa y su marido murió hace ya largos años. Vive sola en el último departamento de un condominio que quieren derrumbar para un nuevo negocio que les convendrá a ellos y no muchos más. Pero Clara no sólo se siente cómoda con ese lugar, su hogar, aquel que guarda mil recuerdos de ella y de su familia, donde escucha su incansable colección de discos, baila sola, toma té y escribe en su Moleskine. Su única compañía fija es la mujer que la ayuda, fiel a la señora.
Durante más de dos horas de película, Kleber Mendonça Filho va retratando a este personaje femenino y fuerte a través de su cotidianeidad en un principio, y luego a través de cómo reacciona ante cada adversidad que le van poniendo en su camino para poder quedarse con ese terreno que para ella es impagable. Con humor y mucho corazón, y un uso hermoso (y una presencia funcional important) de la música donde pueden sonar cantautores brasileros pero también Queen.
Luego del prólogo situado a fines de los 70s, la película se divide en tres capítulos (El pelo de Clara, El amor de Clara y El cáncer de Clara). No obstante, además de ser uno de los retratos femeninos más ricos del cine, con una mujer independiente y fuerte que nunca va a dejarse pisar por nadie, pero que no por eso no pueda necesitar de un poco de conexión íntima o la presencia un poco más asidua de sus hijos, Aquarius funciona como crítica de un gobierno corrupto, y de ahí la polémica que desde su proyección en Cannes ha generado (siendo impedida de ser enviada como representante de su país para los premios Oscars).
Aquarius es una película hermosa, con una temática necesaria, y sin dudas se perfilaba a convertirse en una de las favoritas del público, pues la ovación que recibió la proyección y su director ha sido la más larga que hasta ahora haya generado la competencia del Festival de Cine de Mar del Plata (donde tuve oportunidad de verla). Y así fue, ganó el voto del público. Y es muy merecido.
Publicada en visiondelcine.com
Clara se casó, tuvo hijos, pero hoy ellos ya se fueron de su casa y su marido murió hace ya largos años. Vive sola en el último departamento de un condominio que quieren derrumbar para un nuevo negocio que les convendrá a ellos y no muchos más. Pero Clara no sólo se siente cómoda con ese lugar, su hogar, aquel que guarda mil recuerdos de ella y de su familia, donde escucha su incansable colección de discos, baila sola, toma té y escribe en su Moleskine. Su única compañía fija es la mujer que la ayuda, fiel a la señora.
Durante más de dos horas de película, Kleber Mendonça Filho va retratando a este personaje femenino y fuerte a través de su cotidianeidad en un principio, y luego a través de cómo reacciona ante cada adversidad que le van poniendo en su camino para poder quedarse con ese terreno que para ella es impagable. Con humor y mucho corazón, y un uso hermoso (y una presencia funcional important) de la música donde pueden sonar cantautores brasileros pero también Queen.
Luego del prólogo situado a fines de los 70s, la película se divide en tres capítulos (El pelo de Clara, El amor de Clara y El cáncer de Clara). No obstante, además de ser uno de los retratos femeninos más ricos del cine, con una mujer independiente y fuerte que nunca va a dejarse pisar por nadie, pero que no por eso no pueda necesitar de un poco de conexión íntima o la presencia un poco más asidua de sus hijos, Aquarius funciona como crítica de un gobierno corrupto, y de ahí la polémica que desde su proyección en Cannes ha generado (siendo impedida de ser enviada como representante de su país para los premios Oscars).
Aquarius es una película hermosa, con una temática necesaria, y sin dudas se perfilaba a convertirse en una de las favoritas del público, pues la ovación que recibió la proyección y su director ha sido la más larga que hasta ahora haya generado la competencia del Festival de Cine de Mar del Plata (donde tuve oportunidad de verla). Y así fue, ganó el voto del público. Y es muy merecido.
Publicada en visiondelcine.com
16 de enero de 2017
16 de enero de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas más ovacionadas en Cannes 2016, el segundo largometraje del talentoso director brasileño, quien sorprendió con su ópera prima "O som ao redor". Viendo sus dos películas, podemos comprobar que estamos ante un gran director. Tiene algo que me gusta mucho, y es su virtud de cronista de la realidad, pero una realidad que es transformada en arte por este artesano, que busca y se apoya de los elementos naturales, como el mismo espacio físico y los objetos alrededor, para crear un lenguaje y una narración uniforme, que actúe en pro a la estructura de su historia.
La película es un recorrido por el pasado y presente, a través de Clara, y del edificio, de la gente, de la playa y todo el espacio alrededor. Habla de la corrupción, de las clases sociales, de la enfermedad, del amor, de la soledad, el abandono y la fortaleza y determinación de una mujer estupenda, interpretada por la magistral Sonia Braga, el mito del cine sudamericano, que es una fuerza natural de la película, y se amolda a la perfección a la narración del director.
Es un deleite de película, en sus más de 2 horas, es una exploración psicológica, política, social, urbanística y geográfica. Y un deleite Braga, la mejor actuación del año, junto a Isabelle Huppert. Y que alegría por este cine brasileño contemporáneo, y sus autores, Mendonça y Gabriel Mascaro (Boi Neon), que recién triunfaron en los Fénix. Y la actriz brasilera Maeve Jinkings, que trabajó en las dos películas de Mendonça y en Boi Neon, buena actriz. Y sin dudas, entre lo mejor del 2016.
Reseña completa:
asbvirtualinfo.blogspot.com.co/2017/01/critica-pelicula-aquarius-kleber-mendonca-filho.html
Frases de la película:
frasesdecineparaelrecuerdo.blogspot.com.co/2017/01/frases-pelicula-aquarius-kleber-mendonca-filho.html
La película es un recorrido por el pasado y presente, a través de Clara, y del edificio, de la gente, de la playa y todo el espacio alrededor. Habla de la corrupción, de las clases sociales, de la enfermedad, del amor, de la soledad, el abandono y la fortaleza y determinación de una mujer estupenda, interpretada por la magistral Sonia Braga, el mito del cine sudamericano, que es una fuerza natural de la película, y se amolda a la perfección a la narración del director.
Es un deleite de película, en sus más de 2 horas, es una exploración psicológica, política, social, urbanística y geográfica. Y un deleite Braga, la mejor actuación del año, junto a Isabelle Huppert. Y que alegría por este cine brasileño contemporáneo, y sus autores, Mendonça y Gabriel Mascaro (Boi Neon), que recién triunfaron en los Fénix. Y la actriz brasilera Maeve Jinkings, que trabajó en las dos películas de Mendonça y en Boi Neon, buena actriz. Y sin dudas, entre lo mejor del 2016.
Reseña completa:
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Frases de la película:
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11 de marzo de 2017
11 de marzo de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El drama social puede ser un tema recurrente en el cine actual, más después de la crisis de 2008. Suele ser un tipo de cine muy comprometido con la causa, pero poco con el medio en el que nace. Gran ejemplo de ello es la última Palma de Oro, Yo, Daniel Blake, un film cinematográficamente mediocre, pero con una carga política que ha engañado a las audiencias. Sin embargo, de vez en cuando aparecen pequeños oasis fílmicos en los que la excelencia cinematográfica se combina con denuncia social de mensaje fuerte y contundente.
Clara (Sonia Braga) es una crítica musical jubilada que sobrevivió a un cáncer de mama y vive sola en el edificio Aquarius, de Recife (Brasil). Un día, un joven empresario llama a su casa para avisarle de que la constructora para la que trabaja planea construir en su lugar un gran edificio moderno. Todos los vecinos del inmueble han cedido ante la empresa y se han mudado. Pero Clara no quiere irse de la casa en la que ha vivido siempre, hay demasiados recuerdos en ella. Aunque la constructora insista, con métodos lícitos y no, Clara no cederá.
Aquarius es un relato de valentía en una sociedad que pierde todo lo que le hace feliz y lo convierte en dinero. Es una historia sobre una crisis económica de la que se aprovechan los más listos para conseguir beneficios. Pero además, la película no es solo una denuncia brutal de un sistema económico determinado, sino un relato de vida de una mujer luchadora. En Aquarius no hay grandes monólogos sobre las desigualdades, ni sobre cómo afecta este capitalismo al ser humano. En Aquarius hay puro cine, la crítica social es constante, menos obvia, sutil y, por lo tanto, más poderosa. Kleber Mendonça Filho no es Ken Loach. Mendonça Filho hace cine.
La empresa constructora no dudará en emplear métodos de lo más diversos y perversos para echar a Clara de su hogar. La cara bonita de su representante, formado en prestigiosas universidades extranjeras, contrastará con las oscuras intenciones y métodos que llevará a cabo. Los constructores vendrán a verla con buenos trajes, arreglados. Parecen llenos de buenas intenciones, pero quieren romper el último resquicio de humanidad que le queda a la protagonista. Ni siquiera escuchar orgías en el piso de arriba o encontrarse heces en el pasillo colocadas por los propios empresarios harán olvidar a Clara por lo que está luchando.
Clara se constituye como la protagonista total del film. No se entiende la película sin su personaje, ni su actuación. La veterana actriz brasileña, Sonia Braga, da fuerza, coraje y sentimiento a su personaje. Doña Clara se constituirá como una pequeña heroína que derrotó al mastodóntico sistema. Que no se enfade Isabelle Huppert, pero Braga realiza la mejor actuación del año.
El sello artístico del realizador brasileño es la mayor seña de identidad de la película. Filho se constituye como un maestro en la constitución del espacio, en su manejo para expresar mayores sentimientos. El hogar de Clara es la mejor expresión de su modo de ser: ordenada dentro de su caos, llena de vinilos clásicos, recuerdos de toda una vida que hacen de ese habitáculo un lugar que Clara no es capaz de abandonar. El mayor ejemplo de ello es ese pequeño armario en medio del pasillo, que un enorme recuerdo de la juventud le trae a la protagonista.
El tiempo es otras de las obsesiones del realizador brasileño. Los planos secuencia, los planos en movimiento, los zooms y los fundidos a negro son una marca de su estilo. La película se divide en tres partes temporales de diferente duración de distintos eventos de la vida de Clara. El tempo del film es calmado, pero constante. Igual que la vida de Clara: tranquila, pero llena de vida.
No se puede hablar de Aquarius sin su potente banda sonora. Aprovechando el buen gusto de su director (y la profesión de la protagonista) las canciones que se escuchan en todo el metraje combinan el folklore brasileño con la música internacional, encabezada por Queen. El espectador comenzará con Another one bites the dust, pasará a escuchar cantantes clásicos brasileños, para después vivir el poderío de su protagonista a través de Fat Bottomed Girls, del cuarteto inglés. Sin duda, esta última, la mejor escena de la película.
Después de todo esto, ¿se podría decir que Aquarius es una experiencia cinematográfica novedosa e innovadora? Podría decirse que no. Pese a todo, la narración del film es clásica. Filho no emplea un registro experimental, el sello de su autoría está inscrito en los pequeños detalles del film, no en su estilo general. Esto puede ser la razón por la que alguno no vea su excelencia. Su apariencia ordinaria pueden hacerla pasar por un film más de crítica social que por una obra de arte incuestionable.
Pocas veces al ver una película da la sensación de haber visto un círculo que ha sabido cerrarse. Aquarius es una obra maestra, perfecta, que sabe de donde sale y a donde llega. No hay un plano que sobre, ni una canción que no merezca la pena escuchar. En la película se combina de manera excelente la crítica social más voraz, con el relato humano más emotivo, con el uso más que correcto del lenguaje y los recursos cinematográficos más diversos. ¿Y todo esto gracias a quién? Gracias a Kleber Menconça Filho, su director, y Sonia Braga, la cara, el alma y la verdadera perla de esta película. Larga vida a Sonia Braga. Larga vida a Doña Clara.
Clara (Sonia Braga) es una crítica musical jubilada que sobrevivió a un cáncer de mama y vive sola en el edificio Aquarius, de Recife (Brasil). Un día, un joven empresario llama a su casa para avisarle de que la constructora para la que trabaja planea construir en su lugar un gran edificio moderno. Todos los vecinos del inmueble han cedido ante la empresa y se han mudado. Pero Clara no quiere irse de la casa en la que ha vivido siempre, hay demasiados recuerdos en ella. Aunque la constructora insista, con métodos lícitos y no, Clara no cederá.
Aquarius es un relato de valentía en una sociedad que pierde todo lo que le hace feliz y lo convierte en dinero. Es una historia sobre una crisis económica de la que se aprovechan los más listos para conseguir beneficios. Pero además, la película no es solo una denuncia brutal de un sistema económico determinado, sino un relato de vida de una mujer luchadora. En Aquarius no hay grandes monólogos sobre las desigualdades, ni sobre cómo afecta este capitalismo al ser humano. En Aquarius hay puro cine, la crítica social es constante, menos obvia, sutil y, por lo tanto, más poderosa. Kleber Mendonça Filho no es Ken Loach. Mendonça Filho hace cine.
La empresa constructora no dudará en emplear métodos de lo más diversos y perversos para echar a Clara de su hogar. La cara bonita de su representante, formado en prestigiosas universidades extranjeras, contrastará con las oscuras intenciones y métodos que llevará a cabo. Los constructores vendrán a verla con buenos trajes, arreglados. Parecen llenos de buenas intenciones, pero quieren romper el último resquicio de humanidad que le queda a la protagonista. Ni siquiera escuchar orgías en el piso de arriba o encontrarse heces en el pasillo colocadas por los propios empresarios harán olvidar a Clara por lo que está luchando.
Clara se constituye como la protagonista total del film. No se entiende la película sin su personaje, ni su actuación. La veterana actriz brasileña, Sonia Braga, da fuerza, coraje y sentimiento a su personaje. Doña Clara se constituirá como una pequeña heroína que derrotó al mastodóntico sistema. Que no se enfade Isabelle Huppert, pero Braga realiza la mejor actuación del año.
El sello artístico del realizador brasileño es la mayor seña de identidad de la película. Filho se constituye como un maestro en la constitución del espacio, en su manejo para expresar mayores sentimientos. El hogar de Clara es la mejor expresión de su modo de ser: ordenada dentro de su caos, llena de vinilos clásicos, recuerdos de toda una vida que hacen de ese habitáculo un lugar que Clara no es capaz de abandonar. El mayor ejemplo de ello es ese pequeño armario en medio del pasillo, que un enorme recuerdo de la juventud le trae a la protagonista.
El tiempo es otras de las obsesiones del realizador brasileño. Los planos secuencia, los planos en movimiento, los zooms y los fundidos a negro son una marca de su estilo. La película se divide en tres partes temporales de diferente duración de distintos eventos de la vida de Clara. El tempo del film es calmado, pero constante. Igual que la vida de Clara: tranquila, pero llena de vida.
No se puede hablar de Aquarius sin su potente banda sonora. Aprovechando el buen gusto de su director (y la profesión de la protagonista) las canciones que se escuchan en todo el metraje combinan el folklore brasileño con la música internacional, encabezada por Queen. El espectador comenzará con Another one bites the dust, pasará a escuchar cantantes clásicos brasileños, para después vivir el poderío de su protagonista a través de Fat Bottomed Girls, del cuarteto inglés. Sin duda, esta última, la mejor escena de la película.
Después de todo esto, ¿se podría decir que Aquarius es una experiencia cinematográfica novedosa e innovadora? Podría decirse que no. Pese a todo, la narración del film es clásica. Filho no emplea un registro experimental, el sello de su autoría está inscrito en los pequeños detalles del film, no en su estilo general. Esto puede ser la razón por la que alguno no vea su excelencia. Su apariencia ordinaria pueden hacerla pasar por un film más de crítica social que por una obra de arte incuestionable.
Pocas veces al ver una película da la sensación de haber visto un círculo que ha sabido cerrarse. Aquarius es una obra maestra, perfecta, que sabe de donde sale y a donde llega. No hay un plano que sobre, ni una canción que no merezca la pena escuchar. En la película se combina de manera excelente la crítica social más voraz, con el relato humano más emotivo, con el uso más que correcto del lenguaje y los recursos cinematográficos más diversos. ¿Y todo esto gracias a quién? Gracias a Kleber Menconça Filho, su director, y Sonia Braga, la cara, el alma y la verdadera perla de esta película. Larga vida a Sonia Braga. Larga vida a Doña Clara.
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