Al borde del abismo
8.1
24,740
Cine negro. Intriga
Un general millonario y excéntrico tiene dos hijas que están involucradas en asuntos más bien turbios. Decide entonces llamar al detective privado Philip Marlowe para que resuelva sus problemas familiares. Cuando Marlowe empieza a investigar, descubre muy pronto que las diversas ramificaciones del asunto lo convierten en una auténtica maraña. (FILMAFFINITY)
8 de noviembre de 2005
8 de noviembre de 2005
19 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los diáologos son impresionantes. Uno tiene la sensación de disfrutar con cada escena y olvidarse por completo de la compleja trama, ya que da igual quién sea el asesino, dónde está Reagan, y a qué juega Bacall. Lo importante es ver a Bogie en estado puro: seco, arisco, fuerte, dominante. Hawks nos regala su mejor película y a uno le queda una sensación de total perturbación cuando aparece The End
23 de noviembre de 2005
23 de noviembre de 2005
15 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
La trama sería tachada de indescifrable por las mentes racionales, realmente la primera vez que la ves no tienes ni idea de lo que está pasando, y tu mente siente que están jugando contigo al gato y al ratón. Pero a quién le importa, el truco no está en saber quién es el malo, sino en sentir, sentir la maltratada integridad de Marlowe, la humana dureza de Vivian, el esperanzado fatalismo del general Sternwood... Diálogos para recordar siempre, para aprenderse de memoria y disfrutar de su inteligencia e ironía. Cine negro en estado puro, encuadres de postal, crudeza sin adornos... Bogart, Bacall, Faulkner, Chandler, Hawks... ¿qué podría resultar sino una obra maestra?
25 de julio de 2008
25 de julio de 2008
19 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Notable sin duda, pero me parece excesivo la magnificencia que se le concede a esta obra por todos los lados y costados.
La excelencia de este filme no está precisamente en las constantes idas y venidas de los personajes de un escenario oscurecido a otro más o menos lo mismo, ni en lo aburrido, pesado e inentendible que llega a hacerse el guión en la práctica totalidad del desarrollo; la excelencia si la hay está en la pareja de Humphrey Bogart y Lauren Bacall, en sus magníficas interpretaciones donde se percibe, casi salta desde la pantalla a los espectadores, la IMANTACIÓN AMOROSA que había entre ambos y que estaba en su máximo esplendor (en la "luna de enamoramiento" existente entre este hombre y esta mujer ligados sensual y sexualmente en el año 1945, en el mismo año en que comenzaron este filme); se nota en sus miradas, en su complicidad vivencial que transfieren a sus personajes en esa pugna deseosa de tira y afloja, en su TENER AMORES que era de verdad, todo lo cual traslucen de forma impecable y realista desde sus propias vidas a las secuencias y trama del filme.
Sinceramente, sólo por estar ante el encuentro entre Bogart y Bacall, siendo testigos de la relación que entre ambos van cociendo, de la imantación mutua y de su cuerpo a cuerpo con roces y besos, merece mucho verse este "sueño eterno". Por lo demás se trata de un tostón, una obra plomazo del cine negro.
Fej Delvahe
La excelencia de este filme no está precisamente en las constantes idas y venidas de los personajes de un escenario oscurecido a otro más o menos lo mismo, ni en lo aburrido, pesado e inentendible que llega a hacerse el guión en la práctica totalidad del desarrollo; la excelencia si la hay está en la pareja de Humphrey Bogart y Lauren Bacall, en sus magníficas interpretaciones donde se percibe, casi salta desde la pantalla a los espectadores, la IMANTACIÓN AMOROSA que había entre ambos y que estaba en su máximo esplendor (en la "luna de enamoramiento" existente entre este hombre y esta mujer ligados sensual y sexualmente en el año 1945, en el mismo año en que comenzaron este filme); se nota en sus miradas, en su complicidad vivencial que transfieren a sus personajes en esa pugna deseosa de tira y afloja, en su TENER AMORES que era de verdad, todo lo cual traslucen de forma impecable y realista desde sus propias vidas a las secuencias y trama del filme.
Sinceramente, sólo por estar ante el encuentro entre Bogart y Bacall, siendo testigos de la relación que entre ambos van cociendo, de la imantación mutua y de su cuerpo a cuerpo con roces y besos, merece mucho verse este "sueño eterno". Por lo demás se trata de un tostón, una obra plomazo del cine negro.
Fej Delvahe
31 de octubre de 2010
31 de octubre de 2010
16 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nadie va a cuestionar la valía de Bogart como actor, si bien sigue sin haber explicación racional al hecho de cómo un individuo enclenque, de poco más de metro y medio, que sudaba como un pollo y tenía un aliento que debía de apestar a tabaco y licor, podía traer locas a todas las féminas de su época. Puro marketing, supongo. Tampoco hay mucho que discutir en cuanto a la química que se aprecia entre la pareja protagonista, para mi sorpresa y supongo que para la de la mayoría de la especie humana. La solvencia de Hawks como director está de sobras acreditada; ahí está su filmografía para contrastarlo. Sobre las novelas de Chandler y las andanzas de Marlowe no tengo mucho que opinar, pues jamás he leído sus libros, pero dicen los que en teoría entienden del asunto que ‘The Big Sleep’ es, sin duda, una gran novela negra.
Para su adaptación a la pantalla se contó con tres escritores y guionistas de relumbrón: tal vez ahí radique el problema, en la lucha de egos a la hora de intentar superar el original y dejar patente en cada frase que la escritura cinematográfica obedecía a un puñado de genios. Como muchos entrenadores de las más variadas disciplinas saben, casi nunca los mejores jugadores conforman el mejor equipo. En una galaxia no solo hay estrellas, se necesita un orden armónico que no convierta todo en un cataclismo cósmico.
La sucesión de diálogos brillantes –que los hay - acaba produciendo saturación, y lo enrevesado de la trama hace que estés más pendiente de no perderte detalles que nunca acaban de explicarse, mayormente porque son absurdos o innecesarios, que de disfrutar de la película y los personajes. Y cuando eso ocurre, malo. A partir de la primera hora y media las ganas de que el lío se resuelva superan cualquier otra sensación.
Para su adaptación a la pantalla se contó con tres escritores y guionistas de relumbrón: tal vez ahí radique el problema, en la lucha de egos a la hora de intentar superar el original y dejar patente en cada frase que la escritura cinematográfica obedecía a un puñado de genios. Como muchos entrenadores de las más variadas disciplinas saben, casi nunca los mejores jugadores conforman el mejor equipo. En una galaxia no solo hay estrellas, se necesita un orden armónico que no convierta todo en un cataclismo cósmico.
La sucesión de diálogos brillantes –que los hay - acaba produciendo saturación, y lo enrevesado de la trama hace que estés más pendiente de no perderte detalles que nunca acaban de explicarse, mayormente porque son absurdos o innecesarios, que de disfrutar de la película y los personajes. Y cuando eso ocurre, malo. A partir de la primera hora y media las ganas de que el lío se resuelva superan cualquier otra sensación.
13 de mayo de 2006
13 de mayo de 2006
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
El sueño eterno se nos muestra como una autentica obra maestra, no solo del cine negro, si no también de la extensa filmografía de Howard Hawks y Humphrey Bogart. Adaptada de un relato de Raymond Chandler, la película alcanza los límites de complejidad y profundidad en cuanto a un buen guión se refiere; se dice que ni el director, ni el guionista, ni el autor supieron quién era en realidad el asesino, aunque se trate de una broma, esto sirve como ejemplo de la enrevesada trama de la obra. Refiriéndonos a los datos técnicos, reseñaremos que El sueño eterno fue rodado en 1946, de la mano de Howard Hawks, al que se le considera uno de los principales artífices del cine de gángsteres, gracias a Scarface, el terror del hampa.
La historia, enormemente compleja, como ya dijimos anteriormente, nos embauca en un caso detectivesco encargado a Philip Marlowe, un duro detective estadounidense, que se ve preso en un mundo de corrupción, chantaje y violencia. Inmiscuido hasta el fondo, Marlowe contará con la ayuda de Vivian, una atractiva mujer que esconde profundos y oscuros secretos en su interior. Un absorbente clima de tensión y sensualidad culmina este admirable guión de William Faulkner.
La cuidada fotografía de marcado aroma negro, unida al enorme potencial visual de la cinta, hacen de este, un título a imitar dentro de su género. Todos los movimientos de cámara, tornan su objetivo a lograr un universo cínico y feroz, de la misma forma, los encuadres presentan una visión desenfocada de un mundo peligroso e inseguro, que envuelve al espectador desde el primer momento. Ciertas secuencias causan verdadera admiración, caso de la escena que sirve como antesala al conflicto dramático. Marlowe entra en la mansión del general Sternwood, una vez allí vislumbra un desolador paisaje, el viejo general mata sus últimos alientos de vida consumiéndose en un invernadero, a más de treinta grados. Durante la entrevista el detective se empapa en sudor, mientras que el anciano le introduce en las contaminadas personalidades de sus hijas, un par de tigresas que aunque, lleven distintos estilos de vida, ambas se mueven en círculos viciosos de drogas, juego, sexo… La química Bogart-Bacall incide positivamente en un film, una vez más. Siendo la pareja de protagonistas, el mayor atractivo del reparto. El secundario más destacado, es Martha Vickers, que actúa en el papel de Carmen Sternwood. La música intensa y sugestiva, supone un agradable acompañamiento sobre las imágenes.
Un imponente ejercicio de dualidad desbordada, sencillamente genial.
La historia, enormemente compleja, como ya dijimos anteriormente, nos embauca en un caso detectivesco encargado a Philip Marlowe, un duro detective estadounidense, que se ve preso en un mundo de corrupción, chantaje y violencia. Inmiscuido hasta el fondo, Marlowe contará con la ayuda de Vivian, una atractiva mujer que esconde profundos y oscuros secretos en su interior. Un absorbente clima de tensión y sensualidad culmina este admirable guión de William Faulkner.
La cuidada fotografía de marcado aroma negro, unida al enorme potencial visual de la cinta, hacen de este, un título a imitar dentro de su género. Todos los movimientos de cámara, tornan su objetivo a lograr un universo cínico y feroz, de la misma forma, los encuadres presentan una visión desenfocada de un mundo peligroso e inseguro, que envuelve al espectador desde el primer momento. Ciertas secuencias causan verdadera admiración, caso de la escena que sirve como antesala al conflicto dramático. Marlowe entra en la mansión del general Sternwood, una vez allí vislumbra un desolador paisaje, el viejo general mata sus últimos alientos de vida consumiéndose en un invernadero, a más de treinta grados. Durante la entrevista el detective se empapa en sudor, mientras que el anciano le introduce en las contaminadas personalidades de sus hijas, un par de tigresas que aunque, lleven distintos estilos de vida, ambas se mueven en círculos viciosos de drogas, juego, sexo… La química Bogart-Bacall incide positivamente en un film, una vez más. Siendo la pareja de protagonistas, el mayor atractivo del reparto. El secundario más destacado, es Martha Vickers, que actúa en el papel de Carmen Sternwood. La música intensa y sugestiva, supone un agradable acompañamiento sobre las imágenes.
Un imponente ejercicio de dualidad desbordada, sencillamente genial.
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