Para empezar, tanto Helen Mirren como Sir Ian McKellen son dos actorazos que siempre lo dan todo en sus roles.

Pero, que hayan elegido esta película para interpretar es un nuevo salto en sus carreras cinematográficas. Esta interpretación les lleva a un nuevo nivel dado a que este thriller es uno de los más completos que se ha realizado en este 2019 pasado.

Y digo completos porque, además de estar basado en una novela de Nicholas Searle, le da a todo: drama, comedia (en algunos momentos), thriller, bélico, histórico,..., tiene de todo, además de una conclusión que NO esperas para nada ya que todo está bien hilado.

Aún así, la conclusión es: telita, telita, telitaaaa (y nunca mejor contada).

Muy brevemente, si buscan el típico producto Netflix para progres feministas, izquierdosos y políticamente correctos, esta es su película. Encontrarán que no hay nada peor en el mundo que ser hombre blanco, viejo y alemán. Nada mejor que mujer de pelo blanco, luchadora contra el patriarcado y exitosa a pesar de los hombres. También salen bien parados los gays y la gente exótica. No hay castigo suficiente para los malos, toda venganza se queda corta aunque llegue al extremo de la tortura y la vejación más cruel. Se confirma una vez más que la indignación y la sed de justicia puede llegar a convertirse en el grito totalitario del que aspira a ser califa en lugar del califa y cocer a fuego lento a todos los que no piensen lo mismo (y a buena parte de los que sí).
Técnicamente, la película es un mediocre telefilm. Bill Condon tiene tablas, eso está claro, aunque no haya hecho una obra memorable en toda su carrera (incluyendo Dioses y monstruos).

Una buena película dramática que parece que va a terminar siendo un cliché de éste estilo de cintas, pero no. Tiene una historia interesante, junto con una trama que te mantiene expectante y, por supuesto, acompañado de un guión y actuaciones magistrales de los veteranos del cine británico como Ian Mckellen y Helen Mirren. La fotografía es exquisita, al igual que la ambientación musical.
ALTAMENTE RECOMENDADA.

El cine de Bill Condon (Nueva York / 1955) es ecléctico y generalmente mejor cuando los guiones son suyos. En su vitrina personal hay los mismos huecos para los premios que para los fracasos en una carrera irregular y generalmente teñida de una pátina comercial de desiguales resultados. Ahora repite con guionista (Jeffrey Hatcher) y actor (McKellen). Los tres coincidieron en "Mr. Holmes" (2015) y ambas en cierta medida entroncan con "Dioses y monstruos" (1998) también protagonizada por Mckellen en tanto en cuanto la vejez es un elemento primordial en cada uno de sus protagonistas.

Adaptación de la novela de Nicholas Searle, probablemente tiene en la propia novela su peor defecto. Es decir, no parece ser muy buena, a no ser que Hatcher la haya desvirtuado. Como se ha escrito hasta la saciedad la mejor baza es su pareja protagonista que nunca habían coincidido en la gran pantalla aunque sí sobre las tablas. Y en su primera mitad la cosa funciona como la seda con este par de ancianos y su cita a ciegas. Otra vez la vejez revolotea sobre los personajes que se ven obligados a presentar  una versión de sus vidas deformada por su propia conciencia de las mismas. Podría haber sido un drama memorable con estos dos monstruos de la interpretación y la elegancia con que Condon los filma y los mima. Pero claro el título ya nos advierte de que los tiros no van por ahí y el asunto según pasan los minutos se va volviendo más convencional y previsible. La sorpresa viene cuando nadie podía suponer que lo previsible se tornaría en absurdo y pretencioso, tirando por tierra todo lo que había cosechado hasta el momento. El fondo y la forma se derrumban sepultando a Mirren y McKellen entre un montón de cascotes en forma de flashback tan inverosímiles como lo que plantean.

El autor Nicholas Searle ha querido matar moscas a cañonazos y el desastre final es evidente. No sé como Condon, avezado guionista no lo ha visto venir de lejos.

P-D.: Por favor que hagan un remake de "Dejad paso al mañana" (Leo McCarey / 1937) con Mirren y McKellen. Queda dicho.

cineziete.wordpress.com

Un guion previsible, aun ocultando información imprescindible para entender las motivaciones de los protagonistas. Una trampa habitual que empobrece los buenos guiones en los que te engañan pero de una manera mas sutil.
Como película sobre timadores no aporta ninguna novedad, el único motivo por el que merece la pena ver este film es por la interpretaciones de los protagonistas.

Helen Mirren es capaz de de infundir cierto misterio a su personaje, una mujer mayor, demasiado inocente para ser real, pero la veterana actriz es capaz de sacar petróleo de un personaje poco creíble de principio a fin.
Ian Mckellen a su vez, desarrolla un personaje frio y calculador con un pasado que no me ha quedado claro a que bando pertenecía, pero que ya en su adolescencia era un autentico hijo de puta.
Estamos hablando de uno de los mejores actores británicos que aun viven, este octogenario ha hecho suyos grandes personajes de la historia del cine moderno. A mi me ha recordado mucho el personaje y la interpretación a su compatriota Laurence Olivier en Los niños del Brasil.
La mirada del protagonista se vuelve amable o mezquina prácticamente en la misma escena y esos giros en sus expresiones son de lo mejor de la película.