Julio César
7.6
6,669
Drama
Fiel adaptación para el cine de la obra homónima de Shakespeare. Terminada la guerra civil entre César y Pompeyo (49-46 a. C.), César se convierte en dictador vitalicio y concentra en su persona todos los poderes, lo cual implica, de hecho, la desaparición de la República. En el año 44 a. C., Casio y Bruto, dos nobles romanos defensores a ultranza de las libertades republicanas, encabezan una conjura contra el dictador, que es asesinado ... [+]
22 de marzo de 2007
22 de marzo de 2007
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interpretación y guión nos llevan en volandas con una recreación magistral en las últimas horas de Julio Cesar. El filme se puede dividir en dos partes: una primera que finaliza con los discursos , esta parte es un tratado de psicología, política y opinión pública, la segunda parte pierde un poco de gas y contrasta con la antecedente pero bebe necesariamente de ella y la culmina con rigor y elegancia.
12 de noviembre de 2011
12 de noviembre de 2011
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Demasiado teatral, se han adaptado otras obras de Shakespeare con mejor fortuna y casi todas ellas nos cuentan los mismo, las luchas de poder, Hamlet, Ricardo III, Macbeth, Enrique V, pero han sido menos teatrales.
Lo único que destacaría es la gran labor realizada por los actores, todos magníficos, impresionantes, pero al oirlos en versión doblada, se me antoja sus voces muy teatrales, quizás volviéndola a ver en versión original, mi opinión sobre la película cambiaría, pero lo dudo, porque nada haría cambiar esos escenarios y esa ambientación tan de teatro.
Lo único que destacaría es la gran labor realizada por los actores, todos magníficos, impresionantes, pero al oirlos en versión doblada, se me antoja sus voces muy teatrales, quizás volviéndola a ver en versión original, mi opinión sobre la película cambiaría, pero lo dudo, porque nada haría cambiar esos escenarios y esa ambientación tan de teatro.
6 de mayo de 2010
6 de mayo de 2010
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo que sostiene, por años, en el poder a los más atroces políticos, es su decisión extrema de deshacerse de quién sea, y cómo sea, que surja como obstáculo en su camino; es también su capacidad de hacer alianzas con quienquiera que decida favorecerlos... aunque luego deban favores que pagarán con creces o traicionarán con actitud rastrera; y es, entre otras cosas, su capacidad de mentir, elevada a la máxima potencia, y su decisión de mantenerse en la patraña aunque les toque jurar sobre lo más sagrado.
Bien se sabe que, los actos más atroces cometidos contra la humanidad, se han gestado en salones gubernamentales dictados por hombres que, luego, han merecido monumentos... y todas las infamias que han perpetuado la miseria de los pueblos, gritan, por más que pretendan acallarlas, entre las paredes de las casas de gobierno.
¡Cuán poca fe tenía el gran dramaturgo, William Shakespeare, en los hombres de Estado! “El abuso de la grandeza –decía- se produce cuando se separa la clemencia del poder”; y cuentan los historiadores, que fue bebiendo de la fuente de Plutarco que le vino la idea de hablar de los romanos. ¡Y vaya terreno en el que anidó la corrupción y la mentira, y qué bien sirve de ejemplo para el resto de la humanidad!
El resultado es una obra que deslumbra con su magnífico lenguaje, con su presentación de personajes intensos y contradictorios, que impactan y sacuden como, Marco Bruto, Marco Antonio o Casio. El primero y el último, con un deseo que trasciende los personales afectos para beneficio del común; y el segundo, dispuesto a adular a quien sea y a prometer lo imposible, para preservar el poder.
El director y guionista, Joseph L. Mankiewicz, logra con <<JULIO CÉSAR>>, una ajustada adaptación cinematográfica que preserva el pleno gusto del lenguaje y el desplazamiento shakesperiano, y logrando caracterizaciones más que satisfactorias, sobre todo en los roles de, Marlon Brando (Marco Antonio) y de John Gielgud (Casio).
Una sobria ambientación, un ajustado uso del blanco y negro, y un clima dramático de calculada intensidad que nos lleva a sentir, con suma fuerza, el pesimismo del dramaturgo inglés frente a todo lo que conlleve el nombre de política de Estado.
Bien se sabe que, los actos más atroces cometidos contra la humanidad, se han gestado en salones gubernamentales dictados por hombres que, luego, han merecido monumentos... y todas las infamias que han perpetuado la miseria de los pueblos, gritan, por más que pretendan acallarlas, entre las paredes de las casas de gobierno.
¡Cuán poca fe tenía el gran dramaturgo, William Shakespeare, en los hombres de Estado! “El abuso de la grandeza –decía- se produce cuando se separa la clemencia del poder”; y cuentan los historiadores, que fue bebiendo de la fuente de Plutarco que le vino la idea de hablar de los romanos. ¡Y vaya terreno en el que anidó la corrupción y la mentira, y qué bien sirve de ejemplo para el resto de la humanidad!
El resultado es una obra que deslumbra con su magnífico lenguaje, con su presentación de personajes intensos y contradictorios, que impactan y sacuden como, Marco Bruto, Marco Antonio o Casio. El primero y el último, con un deseo que trasciende los personales afectos para beneficio del común; y el segundo, dispuesto a adular a quien sea y a prometer lo imposible, para preservar el poder.
El director y guionista, Joseph L. Mankiewicz, logra con <<JULIO CÉSAR>>, una ajustada adaptación cinematográfica que preserva el pleno gusto del lenguaje y el desplazamiento shakesperiano, y logrando caracterizaciones más que satisfactorias, sobre todo en los roles de, Marlon Brando (Marco Antonio) y de John Gielgud (Casio).
Una sobria ambientación, un ajustado uso del blanco y negro, y un clima dramático de calculada intensidad que nos lleva a sentir, con suma fuerza, el pesimismo del dramaturgo inglés frente a todo lo que conlleve el nombre de política de Estado.
11 de abril de 2011
11 de abril de 2011
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si alguna vez soñé poder ver a Marlon Brando en un teatro, cara a cara, tan cerca que le pudiera ver las lágrimas yo mismo, tan cerca que le pudiera ver fruñir el ceño, tan próximo que sus gritos me asustaran...me encantaría que fuera para ver esta adaptación de la obra de Shakespeare. Mientras mis sueños se cumplen o no, disfruté como un niño viéndo esta película. Bella de principio a fin, intensa por lo notable de las actuaciones y tan actual que pudieramos ponernos en situación y pensar en las conversaciones que deben estar acaeciendo alrededor de cualquiera de los dictadores autócratas del norte de África.
10 de mayo de 2015
10 de mayo de 2015
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fidelísima adaptación al cine de la inmortal obra del bardo de Avon, este Julio César tiene el lujo de contar con unos grandiosos actores, sobresaliendo de todos ellos un magnético James Mason como Bruto, el auténtico protagonista de la obra. No deja se ser curioso que una obra centrada en Bruto, no lleve su nombre.
Mason nos muestra a un personaje torturado, entre la devoción filial y la defensa de la República. Mason ya nos maravilló como el Holandés Errante del filme "Pandora y el holandés errante" o en la segunda versión de "El prisionero de Zenda". Bruto es un ser sin mácula de villanía, justo, honesto, desinteresado y de firmeza en sus convicciones, Marco Antonio es un aprovechado sin principios salvo el yo (magnífico Brando) mientas que César es un personaje ciertamente deprimente, por sus miedos, filias y fobias, muy alejado de ese conquistador de pueblos.
La obra nos muestra el poder de la manipulación, tanto de una persona (la que sufre Bruto) como de la población (la que ejerce Marco Antonio jugando con las palabras). Villanos arteros los manipuladores a los que les mueve su envidia, lucro o ansía de poder, su beneficio personal de una manera u otra.
Es tan fiel la adaptación de Mankiewicz que mantiene los mismos anacronismos del original (el libro, las campanadas). Falla en la ambientación de Roma, con ese suelo de sintasol o esas columnas prismáticas de un material irreconocible pero que no es ni mármol ni caliza y ni siquiera están labradas o son cilíndricas. Pero bueno, no todos eran Samuel Bronston.
Gran cine. De continua revisión. Lo vale.
Mason nos muestra a un personaje torturado, entre la devoción filial y la defensa de la República. Mason ya nos maravilló como el Holandés Errante del filme "Pandora y el holandés errante" o en la segunda versión de "El prisionero de Zenda". Bruto es un ser sin mácula de villanía, justo, honesto, desinteresado y de firmeza en sus convicciones, Marco Antonio es un aprovechado sin principios salvo el yo (magnífico Brando) mientas que César es un personaje ciertamente deprimente, por sus miedos, filias y fobias, muy alejado de ese conquistador de pueblos.
La obra nos muestra el poder de la manipulación, tanto de una persona (la que sufre Bruto) como de la población (la que ejerce Marco Antonio jugando con las palabras). Villanos arteros los manipuladores a los que les mueve su envidia, lucro o ansía de poder, su beneficio personal de una manera u otra.
Es tan fiel la adaptación de Mankiewicz que mantiene los mismos anacronismos del original (el libro, las campanadas). Falla en la ambientación de Roma, con ese suelo de sintasol o esas columnas prismáticas de un material irreconocible pero que no es ni mármol ni caliza y ni siquiera están labradas o son cilíndricas. Pero bueno, no todos eran Samuel Bronston.
Gran cine. De continua revisión. Lo vale.
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