No quiero cometer un spoiler pero si el rey es Francis, el príncipe es Henry y estamos en la Francia de la primera mitad del siglo XVI, la que se casa con este joven es Catalina de Médicis, no Cenicienta. Al no ser que sean la misma persona. Sea como fuere, revisión del cuento de la Cenicienta pero tratado de un modo más histórico y realista. Por ejemplo, no hay hada madrina sino un tal Leonardo de Vinci, que ayuda con sus consejos y sabiduría. El resultado no es que sea muy malo pero comete una serie de errores de diverso calibre que me llegan a molestar. Para empezar, aunque es cierto que los hermanos Grimm tienen una versión de la "Cenicienta", la que todos conocemos y por lo tanto, la que sigue la película es la escrita por el francés Charles Perrault a finales del siglo XVII.

La clave de "Por siempre jamás" es el intento de hacer un cuento tradicional pero dándole un giro "progre", lo cual lo condena al fracaso. Por ejemplo, según el original, el padre de Cenicienta (Aquí Drew Barrymore) es un noble rico pero aquí lo han convertido en un granjero acomodado pero tampoco mucho. Pero la cosa es peor. Si la auténtica Cenicienta destaca por su belleza y su bondad, esas dos grandes virtudes resaltadas por Ann, la hermana mayor de Patty de "La Aldea del Arce" (1986), en esta ocasión lo hace por su ingenio, independencia y voluntad. lo que es feminista pero muy bobo. Ni siquiera me queda claro si es explotada por su madrastra o si se ocupa de la tierra como si fuera el negocio familiar, como creo yo. El remate llega con la apología de ese siniestro libro de Tomas Moro, "Utopía".