El pianista
2002 

8.2
155,510
Drama
Wladyslaw Szpilman, un brillante pianista polaco de origen judío, vive con su familia en el ghetto de Varsovia. Cuando, en 1939, los alemanes invaden Polonia, consigue evitar la deportación gracias a la ayuda de algunos amigos. Pero tendrá que vivir escondido y completamente aislado durante mucho tiempo, y para sobrevivir tendrá que afrontar constantes peligros. (FILMAFFINITY)
22 de octubre de 2009
22 de octubre de 2009
20 de 31 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ilustrísima Señoría:
Nada más lejos de mi intención inmiscuirme en la proverbial independencia judicial anglosajona. Esta no es una carta de recomendación; incluso en el supuesto de que Su Señoría no haya olvidado el idioma de sus padres, tras leerla llegará a la conclusión de que carezco de la menor autoridad para pedir nada. Lo que no impide que mi intención sea, le resultará familiar ya, hablarle de uno de sus justiciables, el Señor Roman Polanski, que actualmente reside en la cárcel del condado de Winterthur, Suiza, por mandamiento suyo.
Hace treinta años sedujo a una niña de trece años, que hoy vive feliz y sin traumas con su marido e hijos. Polanski es culpable, vaya por delante. Ni siquiera el que la niña estuviese en una fiesta de Jack Nicholson, que fuese extraordinariamente adelantada a su edad y que el sexo fuese consentido eximen del pecado al señor Polanski. Usted ya sabe eso. Y también que los delitos prescriben y, como católico, que los pecados se perdonan. Casi todos. Ya volveré sobre el asunto.
Sí, ya sé que no soy nadie para enseñarle leyes a todo un Juez de un Tribunal Superior ni ética a una persona llamada Espinoza. Sólo me gustaría trasladarle mi extrañeza por el trato dispensado al Señor Polanski por un delito, la pederastia, que en el país de Su Señoría suele zanjarse mediante onerosos acuerdos extrajudiciales. Pero, ya sabe, el Señor Polanski es cineasta y no arzobispo.
¿Adónde quiero ir a parar con tanta divagación? Verá, todo sería más fácil para mí si tuviese la certeza de que Su Señoría ha visto una película llamada “El pianista”, dirigida por el Señor Polanski. Aunque creo que no.
Si la hubiese visto, sabría, por ejemplo, qué pecados pueden perdonarse por el paso del tiempo y cuáles no. Sabría que uno de los más graves es olvidar quiénes somos, sobre todo si nuestros padres fueron perseguidos por no querer olvidarlo, mi querido Pedrito Espinosa.
Si la hubiese visto, sabría que el bien que el Señor Roman Polanski hizo a la Humanidad rodando “El pianista” es infinitamente mayor que el mal que cometió en una tórrida noche californiana. Sabría que nadie que fuese una mala persona habría hecho “El pianista”.
Para terminar, agradezco a Su Señoría la atención prestada. Y especialmente agradezco a Su Señoría que por fin me haya dado oportunidad de escribir sobre “El pianista”, algo que me había sido imposible desde que la vi por primera vez, porque me dejó literalmente sin palabras.
Suyo atentísimo,
Sr. Cuchicuchi
Nada más lejos de mi intención inmiscuirme en la proverbial independencia judicial anglosajona. Esta no es una carta de recomendación; incluso en el supuesto de que Su Señoría no haya olvidado el idioma de sus padres, tras leerla llegará a la conclusión de que carezco de la menor autoridad para pedir nada. Lo que no impide que mi intención sea, le resultará familiar ya, hablarle de uno de sus justiciables, el Señor Roman Polanski, que actualmente reside en la cárcel del condado de Winterthur, Suiza, por mandamiento suyo.
Hace treinta años sedujo a una niña de trece años, que hoy vive feliz y sin traumas con su marido e hijos. Polanski es culpable, vaya por delante. Ni siquiera el que la niña estuviese en una fiesta de Jack Nicholson, que fuese extraordinariamente adelantada a su edad y que el sexo fuese consentido eximen del pecado al señor Polanski. Usted ya sabe eso. Y también que los delitos prescriben y, como católico, que los pecados se perdonan. Casi todos. Ya volveré sobre el asunto.
Sí, ya sé que no soy nadie para enseñarle leyes a todo un Juez de un Tribunal Superior ni ética a una persona llamada Espinoza. Sólo me gustaría trasladarle mi extrañeza por el trato dispensado al Señor Polanski por un delito, la pederastia, que en el país de Su Señoría suele zanjarse mediante onerosos acuerdos extrajudiciales. Pero, ya sabe, el Señor Polanski es cineasta y no arzobispo.
¿Adónde quiero ir a parar con tanta divagación? Verá, todo sería más fácil para mí si tuviese la certeza de que Su Señoría ha visto una película llamada “El pianista”, dirigida por el Señor Polanski. Aunque creo que no.
Si la hubiese visto, sabría, por ejemplo, qué pecados pueden perdonarse por el paso del tiempo y cuáles no. Sabría que uno de los más graves es olvidar quiénes somos, sobre todo si nuestros padres fueron perseguidos por no querer olvidarlo, mi querido Pedrito Espinosa.
Si la hubiese visto, sabría que el bien que el Señor Roman Polanski hizo a la Humanidad rodando “El pianista” es infinitamente mayor que el mal que cometió en una tórrida noche californiana. Sabría que nadie que fuese una mala persona habría hecho “El pianista”.
Para terminar, agradezco a Su Señoría la atención prestada. Y especialmente agradezco a Su Señoría que por fin me haya dado oportunidad de escribir sobre “El pianista”, algo que me había sido imposible desde que la vi por primera vez, porque me dejó literalmente sin palabras.
Suyo atentísimo,
Sr. Cuchicuchi
3 de agosto de 2009
3 de agosto de 2009
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor de la película es la ambientación, esa degradación progresiva de la ciudad y de sus habitantes, que alcanza su máxima expresión cuando el protagonista escala un muro y se observa la ciudad destruida.
Hay muchas escenas donde se muestra la crueldad del holocausto, y especialmente en aquella donde un oficial nazi debe cambiar el cargador de su pistola para acabar con todos los que ha escogido que deben morir.
Otro gran acierto es que se evita caer en la tentación de transmitir que un bando era un dechado de virtudes y el otro era una horda de degenerados. En este caso aparece algún alemán que alberga buenos sentimientos, y polacos y judíos dispuestos a ayudar a los nazis.
Adrien da el perfil físico de alguien que está al borde de morir de hambre, y por momentos consigue transmitir la desesperación de alguien que se ve desbordado por los acontecimientos. Sin embargo, su interpretación carece de garra, y por momentos tuve la impresión de que me importaba bien poco lo que le sucediese. Supongo que en buena medida, esa sensación se debe a la frustración de que el protagonista sea un elementos mas bien pasivo e indolente dentro de la película. La acción se edulcora al verla a través de sus ojos, pues sería más impactante si la viviese en primera persona.
Por su temática, una película muy recomendable. Además la historia es buena, la ambientación también, la música, el nivel medio de las interpretaciones... así que no lo dudéis y vedla.
Hay muchas escenas donde se muestra la crueldad del holocausto, y especialmente en aquella donde un oficial nazi debe cambiar el cargador de su pistola para acabar con todos los que ha escogido que deben morir.
Otro gran acierto es que se evita caer en la tentación de transmitir que un bando era un dechado de virtudes y el otro era una horda de degenerados. En este caso aparece algún alemán que alberga buenos sentimientos, y polacos y judíos dispuestos a ayudar a los nazis.
Adrien da el perfil físico de alguien que está al borde de morir de hambre, y por momentos consigue transmitir la desesperación de alguien que se ve desbordado por los acontecimientos. Sin embargo, su interpretación carece de garra, y por momentos tuve la impresión de que me importaba bien poco lo que le sucediese. Supongo que en buena medida, esa sensación se debe a la frustración de que el protagonista sea un elementos mas bien pasivo e indolente dentro de la película. La acción se edulcora al verla a través de sus ojos, pues sería más impactante si la viviese en primera persona.
Por su temática, una película muy recomendable. Además la historia es buena, la ambientación también, la música, el nivel medio de las interpretaciones... así que no lo dudéis y vedla.
15 de julio de 2011
15 de julio de 2011
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca me había llegado la oportunidad de ver este film, y admiraba profundamente a Adrien Brody antes de haberla visto. Antes de ver este pedazo prodigio, esta maravilla que se ha sacado el señor Polanski de la manga, una historia preciosa, triste, con un halo de amargura, pero sin duda esperanzadora.
En el aspecto técnico no tengo nada que objetar, es todo perfecto y el guión igual, consigue enganchar desde un principio, haciéndote empatizar con el personaje de Brody y sufriendo con él todas las atrocidades que pasa.
La actuación de Brody es absolutamente magistral, un Oscar completamente merecido. Excelente composición del personaje que va in crescendo hasta desembocar en un maravilloso final. Una obra maestra de los pies a la cabeza. No se la pierdan.
Mi nota: 10
En el aspecto técnico no tengo nada que objetar, es todo perfecto y el guión igual, consigue enganchar desde un principio, haciéndote empatizar con el personaje de Brody y sufriendo con él todas las atrocidades que pasa.
La actuación de Brody es absolutamente magistral, un Oscar completamente merecido. Excelente composición del personaje que va in crescendo hasta desembocar en un maravilloso final. Una obra maestra de los pies a la cabeza. No se la pierdan.
Mi nota: 10
18 de septiembre de 2013
18 de septiembre de 2013
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Roman Polanski, uno de los genios más grandes del cine de las últimas décadas, se saca de dentro una película que le debía a su propia historia y su infancia en Polonia. El pianista pone triste música a una tragedia, y como tal está hecha desde las entrañas, con visceralidad, con belleza y dolor a partes iguales. Es terrible y hermosa al mismo tiempo mientras nos narra la historia de Wladislaw Spilzman y su familia, que es la de tantos que sobrevivieron o murieron en la barbarie nazi. La visión de Polanski es la de un visionario, por el manejo del diálogo, la manera en que filma las escenas más crudas (con dureza pero sin olvidar la humanidad: atención a la terrorífica secuencia de la Noche de los Cristales Rotos) y la dirección de actores, brillante hasta el punto de que sacó de Adrien Brody, que no es el mejor actor que hay por ahí, una interpretación de Oscar, emotiva y matizada hasta el extremo. Thomas Kretschmann también emociona en su breve pero importantísimo rol.
En definitiva, una excelente película que clama como tantas otras antes por las víctimas del Holocausto con exquisita sensibilidad.
Lo mejor: Los actores y el tono de la historia.
Lo peor: Le sobra algo de duración.
En definitiva, una excelente película que clama como tantas otras antes por las víctimas del Holocausto con exquisita sensibilidad.
Lo mejor: Los actores y el tono de la historia.
Lo peor: Le sobra algo de duración.
3 de noviembre de 2011
3 de noviembre de 2011
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabo de ver otra vez esta película y no me ha quedado mas remedio que borrar mi anterior crítica porque me ha parecido espantosa. Así que haber si esta vez me aclaro un poco mas. Todavía no se muy bien como situar este artefacto que me produce adicción. Stikma dice que esta película es adictiva y desde luego es mi caso.
Es como si viera tres películas en una. En la primera parte veo la barbarie nazi acentuada hasta el absurdo con asesinatos por la excusa más estúpida, como el que mata moscas sin más miramientos. Al mismo tiempo la roñosería y el afán de lucro de los judíos en las condiciones que sean y a costa de ellos mismos, también acentuada.
En la segunda, una forma de de periplo calamitoso en plan cine mudo, en el que aparece una especie de panoli roto que me recuerda por momentos a Buster Keaton y por momentos a Charlot y sus pantalonazos.
Y en la tercera la redención, la ayuda impensable y la devolución del favor ya imposible.
Me gustan las tres aunque creo que la que más cine destila es la segunda, la cámara es mas objetiva, la fotografía se vuelve más hermosa, los objetos entran a escena, y el personaje es como un guía al que simplemente sigue la cámara ahora ya sin tomar partido.
Interesantes las críticas de esta película, a los usuarios sudamericanos les parece bastante mala en plan el coñazo que somos con el holocausto a vueltas y más vueltas, y a los usuarios españoles les parece muy buena, no sé si es que por aquí necesitamos seguir llorando aquel horror o nos consuela ver una vez mas lo malos que fueron otros. A mí me atrae porque siempre quiero volver a verla. Me trastorna y me desconcierta, me hace sentir mal porque por momentos choco entre la comicidad y el drama. No acabo de ver claro de que va en profundidad, quiero diseccionar al director y no llego.
Y hay que ver qué cosas pasan. El mismo grupo social que en su día condenan a Polanski por comportamiento inmoral, luego le dan un óscar por moralista. Que no recoge claro, supongo que todavía se estará partiendo.
Es como si viera tres películas en una. En la primera parte veo la barbarie nazi acentuada hasta el absurdo con asesinatos por la excusa más estúpida, como el que mata moscas sin más miramientos. Al mismo tiempo la roñosería y el afán de lucro de los judíos en las condiciones que sean y a costa de ellos mismos, también acentuada.
En la segunda, una forma de de periplo calamitoso en plan cine mudo, en el que aparece una especie de panoli roto que me recuerda por momentos a Buster Keaton y por momentos a Charlot y sus pantalonazos.
Y en la tercera la redención, la ayuda impensable y la devolución del favor ya imposible.
Me gustan las tres aunque creo que la que más cine destila es la segunda, la cámara es mas objetiva, la fotografía se vuelve más hermosa, los objetos entran a escena, y el personaje es como un guía al que simplemente sigue la cámara ahora ya sin tomar partido.
Interesantes las críticas de esta película, a los usuarios sudamericanos les parece bastante mala en plan el coñazo que somos con el holocausto a vueltas y más vueltas, y a los usuarios españoles les parece muy buena, no sé si es que por aquí necesitamos seguir llorando aquel horror o nos consuela ver una vez mas lo malos que fueron otros. A mí me atrae porque siempre quiero volver a verla. Me trastorna y me desconcierta, me hace sentir mal porque por momentos choco entre la comicidad y el drama. No acabo de ver claro de que va en profundidad, quiero diseccionar al director y no llego.
Y hay que ver qué cosas pasan. El mismo grupo social que en su día condenan a Polanski por comportamiento inmoral, luego le dan un óscar por moralista. Que no recoge claro, supongo que todavía se estará partiendo.
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